Categorías: Opinión

Conquista de Ceuta por Jaime II de Aragón

Sobre la conquista de Ceuta por el rey Jaime II de Aragón en 1309, he oído repetidas referencias en diversos foros sobre la historia de la ciudad, pero sin profundizar en los pormenores que se dieron. Y creo que ello es de interés, habida cuenta de que fue una conquista española y anterior a la portuguesa de 1415. Es por ello, que de mi investigación realizada al respecto, he obtenido los datos que expongo: En 1294 Ceuta estaba bajo la influencia de los meriníes que gobernaban en Marruecos; pero,  los ceutíes eran en la práctica independientes y mantenían excelentes relaciones con el rey árabe de Granada, Muhámmad III. En el verano de 1303, el walí de Málaga, obedeciendo órdenes de su rey granadino, comenzó a incitar a los habitantes de Ceuta para que declararan su total independencia de Marruecos, de manera que el 12-05-1306 los ceutíes reconocieron la autoridad de Muhámmad III que, con una flota de 120 naves, se apoderó de Ceuta con la complicidad del caíd ceutí Abd Mujli. El sultán marroquí, Abud Yakú, no pudo hacer nada para evitarlo porque estaba empeñado en la conquista de Tremencé, a la que tenía sitiada y ante cuyas murallas fue después asesinado el 13-05-1307. Al morir, le sucedió su nieto Abu Thabit, que levantó el cerco a Tremencé y se dedicó a fundar y armar Tetuán para que le sirviera como base para someter Ceuta a su autoridad, cuya devolución de la ciudad exigió al rey granadino, aunque éste no sólo no accedió a su entrega, sino que presionó a Abu Thait para que renunciara a Ceuta y al Rif, ya que el rey granadino pretendía crear un vasto Estado árabe hispano-marroquí. El nuevo sultán marroquí también murió el 28-07-1308 cuando preparaba el ataque a Ceuta, y le sucedió su hermano Abu Rebia, de 18 años, quien, más preocupado por ser sultán de todo su país, abandonó la campaña contra Ceuta en agosto de 1308, de manera que la ciudad siguió sometida por algún tiempo al reino nazarí de Granada.
Pero más tarde, este sultán marroquí retomó la conquista de Ceuta y le puso sitio el 1-05-1309. Para conquistarla, pidió ayuda al rey Jaime II de Aragón, dirigiéndole una carta que comenzaba así: “Manifiesta cosa sia a tots com Nos Abu Yusef Miramolín, senyos de Marruecos é Fez, é Suyamoza é de sus pertenencias, Seyor dels Benimarius …ab vos noble en Jaume, per la gracia de Deu rey D´Aragó, é de Mallorques, é de Valencia, é Comte de Barcelona. E puis que romanga a aquella pau entrels votre fills é los votres, en tal manera que vos nos façais ayuda a pendre Cepta, é que nos enviets deu naves armadas é deu galees…”. En principio, Jaime II, dio largas al asunto, porque el 19-12-1308 Castilla y Aragón habían firmado el tratado de Monteagudo, por el que ambos reinos cristianos firmaron la paz, repartiéndose el Norte de África, acordando que fueran de la influencia de Castilla los territorios situados al oeste del río Muluya, entre los que figuraba Ceuta, mientras que Aragón la tendría sobre la zona este, como Bugía, Túnez, etc. En Alcalá de Henares acordaron unir sus fuerzas para luchar contra los árabes con el propósito de reconquistar Granada, Almería, Gibraltar y Algeciras. Pero, dado que el reino de Granada rendía vasallaje al rey Fernando IV de Castilla, Jaime II quiso consultarle sobre su posible alianza con el sultán marroquí, a lo que Fernando IV respondió adhiriéndose también a la alianza con los marroquíes para conquistar Ceuta, otorgando poderes a Jaime II en Santa María de Huerta, para: “…tractar, ordenar, avenir, fazer y firmar amor, posturas e inconveniencias con el sultán marroquí…”, siempre que éste no firmara ningún pacto con el rey de Granada y no se opusiera a la toma por los cristianos de dichas ciudades, a cuya conquista debía de ayudar a cambio de que los cristianos le tomaran Ceuta.
Jaime II estaba muy interesado en extender su influencia hasta Ceuta, dada la importancia del comercio con el Norte de África y muy especialmente de dicha ciudad, porque ello le daría las llaves del Estrecho y le abriría las puertas hacia el Atlántico, haciéndose con el monopolio del importante comercio ceutí, que estaba  dominado por genoveses. Aragón compraba en Ceuta: hierro, pieles, corales, pinturas, azúcar, cera, esclavos, aceite, algodón y especias. Y, a su vez, vendía a Ceuta: vino, harina, telas, seda, armas y esclavos, siendo la balanza exterior muy favorable a los aragoneses. En la operación contra Ceuta intervendrían tropas marroquíes por tierra y una gran flota cristiana compuesta por galeras de Valencia, Barcelona y Castilla.  A finales de abril de 1309, salieron de los puertos de Valencia y Barcelona 16 galeras. Mandaba la flota el almirante, Jasperto de Castellnou, que la dividió en dos, una parte al frente de éste, que salió hacia Fez para negociar los términos del tratado, y la otra al mando del vicealmirante Eymeric de Bellvechi, que vigilaría el Estrecho de Gibraltar. A ella se unirían galeras castellanas mandadas por el Almirante Diego García. Pero todo quedaba condicionado a que el sultán marroquí no firmara pactos con el rey de Granada y tampoco se opusiera a la toma por los cristianos de Granada, Almería, Gibraltar y Algeciras.
El tratado fue firmado en Fez el 6-07-1309 y, resumidamente, recogía los puntos siguientes: “1. Tratado es que los reyes sean amigo de amigo é enemigo de enemigo contra todos los reyes del mundo de los moros. 2. El rey Aborrabe (marroquí) dará cascuna galea con todo su cumplimiento e armada para quatro meses, dos mil doblas. 3.  Pasados acques quatro meses primeros, dará mil doblas por galea, de quatro en cuatro meses, menester las anzas. 4. El dito rey Aborrabe dará sueldo para mil caballeros, para mantener la guerra, entro á tanto haya acabado su entendimiento  nunca con el rey de Granada, sin voluntad del rey de Aragón.  5. Prometa é jurara en su ley que no aura paz ni tregua nunca con el rey de Granada, sin voluntad del rey de Aragón. 6. Cuando sea presa Ceuta, todo el mueble (botín de guerra) será del rey de Aragón, y las personas y el lugar del rey Aborrabe. Dada en Barcelona, tres días andando del mes de mayo en é, anyo de nuestro Senyor mil trescientos nueve. Barnardus Aversone, mandato regio”.  Pero el rey árabe de Granada había detectado los  preparativos de la flota aragonesa, pidiendo explicaciones a Jaime II de Aragón sobre contra quién se disponía a atacar, respondiéndole el aragonés que sería contra Cerdeña.
En el mismo julio de 1309 estalló un complot en Ceuta contra el rey de Granada, dirigido por el alcaide de la ciudad Abd Mujli que volvió a ser fiel a Marruecos. Se aprovechó la ocasión y Ceuta fue atacada el 10-07-1309, habiendo quedado dominada por los aliados el 20 de dicho mes, aunque hay autores que dan la fecha del día 21. Los meriníes pusieron como alcaide de Ceuta al caid que se había pronunciado a su favorl, el  mismo Abd Mujli. Ceuta fue conquistada y con ello cumplió una parte del tratado de Fez: la recuperación de Ceuta para Marruecos, que con su territorio y personas debían quedar para los marroquíes; mientras que el botín de guerra debía pasar a las fuerzas aliadas cristianas. Pero el rey meriní se mostró reacio a cumplir el pago de las condiciones económicas que había jurado, o sea, el pago de los gastos de la flota cristiana 1000 caices de trigo y 2000 de avena, más 7000 doblas de oro y demás gastos.
En base a tal negativa, el 27-09-1309, Jaime II escribía al sultán diciéndole que “todavía no había recibido ninguna cosa ni del mueble (botín) ni de las bestias de Cepta”, que luego le estuvo reclamando hasta 1323, aunque no le exigieron el pago por la fuerza porque la misma flota cristiana reconquistó Algeciras el 30-07-1309 y Gibraltar el 12-09-1309. No obstante, Jaime II mandó una comisión a Fez a reclamarle lo convenido, que estaba compuesta por el escribano Guillén Palacín, más Gonzalo Sánchez de Trocones y Bernat Seguí.
Pero el 24-10-1309, el sultán marroquí contestaba a Jaime II de Aragón quejándose de la agresión que los cristianos habían perpetrado contra Algeciras, ciudad en la que había sido enterrado su bisabuelo y todavía existía la fosa donde yacía, lo que entendía como una ofensa personal; que esa traición le obligaba a no respetar el tratado y a no entregarle el botín de Ceuta que había sido pactado, pero que le mostraba su buena disposición para seguir manteniendo excelentes relaciones comerciales, para lo que siempre los comerciantes aragoneses serían bienvenidos tanto en Ceuta como en Marruecos. No consiguieron nada del meriní, y como ya los cristianos habían tomado  Algeciras  y Gibraltar, más su flota apresó en el Estrecho un importante transporte marroquí con 80 caballos, aunque otro pudo escapar y se refugió en Ceuta, pues se desistió de exigir por la fuerza a Marruecos lo convenido. El incumplimiento del tratado por Abu Rebiar con Aragón y Castilla, ya lo había vaticinado Artel de Azlor, uno de los embajadores aragoneses de mayor prestigio que había desempeñado el cargo en Fez y conocía bien la idiosincrasia del sultán meriní, y el 10-04-1309 dirigió una carta a Jaime II advirtiéndole del seguro incumplimiento y sus consecuencias.
Efectivamente, previo a la conquista de Ceuta por la triple alianza castellano-aragonesa-marroquí, el 14-05-1309, se produjo una revuelta palaciega contra el rey Muhámmad III de Granada, que le obligó a dimitir, siendo después asesinado. Fue sustituido por Nasar, al que los conspiradores impusieron un cambio radical de política. Ello dio lugar a que el sultán marroquí, Abu Rebiar, traicionando su juramento hecho ante la solemnidad de un tratado, a mediados de septiembre  suscribiera un convenio con Granada (sus anteriores enemigos) a espaldas de los reyes cristianos aliados. El acuerdo entre Nasar y Abu Rebiar se cerró con el casamiento del primero con una hermana del segundo, recibiendo Abu Rebiar como regalo de boda Algeciras y Ronda antes de llegar a conquistarlas los cristianos.
Como reflexión final, aquella alianza aragonesa-castellana con Marruecos para conquistar Ceuta, fue más perjudicial que favorable a los cristianos, ya que en principio pretendían ganarse el apoyo del marroquí para reconquistar Granada, Almería, Gibraltar y Algeciras, o, al menos, neutralizarlo  para que no se uniera a los granadinos; y, al final, el efecto fue el contrario, porque de enemigo pasaron a hacerse amigos, y los marroquíes no abonaron ninguno de los gastos a los que se habían comprometido por el apoyo de ambos reinos cristianos a conquistar Ceuta.

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