Conocimiento y libertad

L legará una época en la que una investigación diligente, libre y prolongada sacará a la luz cosas que hoy están ocultas. La vida de una sola persona, aunque estuviera toda ella dedicada a esa investigación sería insuficiente para alumbrar todo lo oculto. Por tanto este conocimiento sólo se podrá desarrollar a lo largo de sucesivas edades. Llegará esa época en la que nuestros descendientes se asombrarán de que ignorábamos cosas que para ellos serán tan claras…..Muchos son los descubrimientos reservados para las épocas futuras, cuando se halla borrado el recuerdo de nosotros ….La naturaleza no revela sus misterios de una vez para siempre”. Estas son palabras del pensador y moralista Séneca expresadas hace más de veinte siglos.

Parece que no se equivocó el filósofo. Así seguimos sin solución de continuidad en el afán del conocimiento. Hoy lejos de especulaciones perturbadoras, de predestinaciones divinas, insistimos en el conocimiento de la realidad a través del descubrimiento de nuestras propias posibilidades de entendimiento, de la razón y su lógica.

Afortunadamente vivimos apartados de creencias y religiones trasnochadas y obsoletas y nuestra vida discurre por senderos de absoluta claridad y veracidad contrastada por los criterios del binomio Ciencia-razón.

Debemos confirmarnos que mientras no se interrumpe la vida, el día siguiente, el de mañana, es trascendente y debe ser dirigido a completar la llamada conciencia, ese saber que podría ser absoluto quizás utópico al que la humanidad parece que está destinada. Ese es el objetivo razonable, la finalidad, y en ello debe estar el afán de vivir un día más; y cada uno de esos días debe formar parte de un proyecto personal, mejor dicho de una parte del proyecto total elegido como forma de vida de cada uno.

"Es cierto que estamos predestinados en cuanto a la existencia (la vida tiene un límite en el tiempo), pero no en la esencia"

Es cierto que estamos predestinados en cuanto a la existencia (la vida tiene un límite en el tiempo), pero no en la esencia: el nacimiento nos coloca ante la expectativa del conocimiento absoluto, de la totalidad. Somos los administradores de nuestras facultades. Esta reflexión tan profunda tuvo ya su origen en la inquietud de los filósofos presocráticos, jonios y eleáticos, que ya desde los siglos VI a.c al IV a.c empezaron a abandonar las creencias mitológicas en beneficio de cierto razonado naturalismo, donde las grandes e importantes preguntas sobre el origen de la existencia del universo y de su contenido se dirigen a hechos de origen natural radicalmente apartado de la actuación de los dioses.

Esta especulación se desarrolla y va tomando cuerpo durante esa época antigua y todo el Medioevo hasta la profunda reflexión del filósofo francés René Descartes (siglo XVII) que divulga con valentía a través de sus obras “Meditaciones Metafísicas” y “ Discurso del Método” donde postula que: “La existencia sería la materialización activa de la esencia convertida en pensamiento”. Es el cogito cartesiano “ pienso, luego existo”, que reconoce al sujeto como ser pensante. Es la prueba evidente, la meditación metafísica:” si pienso es seguro que existo”.

"Es el cogito cartesiano 'pienso, luego existo', que reconoce al sujeto como ser pensante”

Fue la piedra angular, la base universal que no deja lugar a la duda prolongada; es el origen de la racionalidad que desplaza a la metafísica aristotélica y a la imperante escolástica cristiana durante toda la Edad Media. Este hecho supone el adiós a la predestinación que propugna el Cristianismo. Ya no hay modelo divino; no hay semejanza ni influencia de ningún Dios, el ser humano toma las riendas de su destino a través de la racionalidad; ya no es la fe ni el dogma quien confirma la verdad; queda patente, desde entonces, que es el hombre quien tiene dentro de sí la fuente de sus convicciones, que es la razón. Con esa premisa de racionalidad se recrea con nitidez el concepto de libertad, facultad necesaria para el desenvolvimiento autónomo de la vida; y con ella el concepto inherente de responsabilidad que significa asumir las consecuencias de las decisiones …. el libre albedrío. Lejos, muy lejos queda el hombre y su mundo de la providencia divina y de la predestinación. Desde ahora el ser humano comprende que es él mismo el artífice de su esencia, de su propia realidad; sus atributos son terea de su responsabilidad creadora …. se realiza a sí mismo, se identifica, se individualiza como ser único y diferente al resto, busca los medios y elige sus fines ….no necesita “pastor”, pues no pertenece al rebaño de ningún Señor; adquiere y se adjudica el derecho universal …..el etiquetado de su “Yo”, “marchamo” de su diferencia; ahora es un ser distinto y único con atributos intransferibles de los que debe sentirse muy orgulloso, pues es el producto de su propia obra….

Pero todas esas posibles facultades que lo distinguen no son adquiridas de un solo golpe con el nacimiento, no; es el resultado de la acumulación de conocimiento, de la elaboración lenta y gradual de la llamada conciencia que se efectúa poco a poco a través de las experiencias, de las que hay que sacar consecuencias y asimilar como positivas aquellas que tienden, conforme a su naturaleza, a hacernos felices y desechar aquellas que nos provocan sufrimiento. Esa selección de experiencias deben abarcar todos los ámbitos de las relaciones humanas, y su conjunto será el proyecto de vida elegido.

"Como la vida necesariamente transcurre en el espacio y en el tiempo, esas posibles experiencias que no siempre serán fortuitas"

Como la vida necesariamente transcurre en el espacio y en el tiempo, esas posibles experiencias que no siempre serán fortuitas, formarán parte de cada programa, de cada proyecto personal, que será evolutivo, por fases consecutivas cada vez más abarcadoras ….. desde los primeros conceptos que alumbran el conocimiento de sí mismo, hasta las relaciones más complejas de la realidad. Es el gran valor del ser humano, la gran distinción que lo hace admirable: su capacidad de transformación mental que lo impulsa a la supervivencia hasta lo sublime …. hasta la creatividad, hasta la genialidad del artista.

La contrapartida, si puede llamarse así, es que ese fabuloso desarrollo exige un esfuerzo; un esfuerzo personal que no se puede delegar; y de ahí la importancia de asumir una filosofía de esfuerzo desde los primeros compases de la vida. Está claro que si no hay incapacidades de natura o fortuitas de cualquier índole, como ocurre en las sociedades marginadas, en cualquier Estado de Derecho es posible el desarrollo integral de todas las capacidades, hasta el supuesto absoluto…..Es por tanto una decisión personal al alcance de todos, y por lo tanto que se debe asumir con naturalidad sin que suponga un gesto de valentía (hoy en día la sumisión dogmática no es una exigencia social como ha ocurrido en todos los periodos dictatoriales o imperiales sustentados por fuertes convicciones religiosas.)

En pleno siglo XXI el dogma y la fe sólo son exigencias anacrónicas en sociedades ignorantes y caducas que nada tienen que ver con la evolución del pensamiento llamado occidental orientado hacia el progreso de la humanidad y amparado por la eficacia de los métodos de la ciencia.

La habilidad para discernir, para elegir, siempre viene de la mano del previo conocimiento adquirido (no hay que recurrir al oráculo); y puesto que la ignorancia es la causante de la duda y la incertidumbre, que nos produce inquietud y angustia, debemos alejarnos cuanto antes de la ignorancia, para que cuanto antes, también, lleguemos al saber y se nos haga más feliz la existencia.

Sin duda que el conocimiento y el saber son un reto que exige un esfuerzo personal intransferible; es el valor que más nos distingue y el que nos coloca en el lugar adecuado en la sociedad occidental a la que pertenecemos.

En la dirección de Cualquier Estado de Derecho aparecerá (en el nuestro como ejemplo) una “casta” política advenediza y egoísta que intentará gobernar de acuerdo a sus intereses personales y desde la que sus directivos pretenderán orientar, astutamente, a la sociedad en la dirección interesada a sus fines. Los planes de estudio son diseñados por los “Maquiavelos” de turno y por lo tanto con los programas derivados intentarán adoctrinar, desde el embrión de la sociedad, que son los jóvenes estudiantes. Según el Gobierno de turno aparecerán o desaparecerán en los planes de la enseñanza pública y obligatoria materias troncales de obligado estudio que definirán la personalidad del estudiante y su futura participación en la sociedad. Con ese oportunismo se crea el germen del contenido moral del futuro adulto generación tras generación y se canaliza su relación y acción social.

"La contrapartida, si puede llamarse así, es que ese fabuloso desarrollo exige un esfuerzo; un esfuerzo personal que no se puede delegar"

En definitiva, lo cierto es que el mayor conocimiento, la mayor capacitación faculta para la mejor decisión. La mediocridad conduce inevitablemente al conformismo; conformismo que para la mayoría de los jóvenes se traduce en contentarse con poco, con muy poco …. una asistencia a veces casi anecdótica a los centros educativos, carentes de la necesaria intencionalidad, y esperanzados a la llegada del fin de semana que se convertirá en el gran acontecimiento: reuniones multitudinarias sin más finalidad que un hedonismo desmesurado sin más objetivo que el alcohol y las drogas que se degrada ocasionalmente en vandalismo aplaudido y que pone en jaque a las fuerzas encargadas de mantener el orden.

Desde mi opinión es un denigrante uso de esa libertad tan valiosa, tan codiciada y que ha sido tan costoso conseguir: Siglos de esfuerzo y vidas ofrecidas por esa libertad que intencionadamente hoy se malinterpreta, de la que se abusa y se justifica animada por los populismos políticos de moda.

Este artículo generado desde mi particularidad, por supuesto sin ninguna autoridad, puede tener tantas interpretaciones como lectores posibles. Su intención es una llamada de alerta ante una situación tan complicada y controvertida como la actual con opiniones tan diversas y apasionadas en cualquier ámbito de relación. El contenido arranca desde una justificación filosófica de la libertad, y el tortuoso y difícil camino hasta que fue admitida y asumida como necesidad para la supervivencia y el progreso de las sociedades.