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Conmoción en el Príncipe por la inesperada muerte de Abdelmalik

La barriada del Príncipe aún no puede creerse lo que sucedió en la tarde de este martes. Los vecinos están conmocionados por la repentina muerte de uno de sus habitantes más queridos, una persona que todos catalogan como “un buen hombre”, por lo que no se podían imaginar que algo así le pudiera llegar a ocurrir. Sus más cercanos dicen que él que era un persona pacífica, un apasionado de la música que siempre evitaba el conflicto y buscaba el bienestar de sus allegado.
“Un hombre que velaba mucho por la cultura del barrio”, explica su vecino, quien lo consideraba como su familia y que, a día de hoy, no se cree que tal suceso haya podido ocurrir a pocos metros de su casa. Como él, la barriada comparte el mismo sentimiento. Todavía por las calles los vecinos comentan y preguntan sin saber bien qué ha pasado, ya que es mucha la incertidumbre derivada de esta muerte que nadie se esperaba.
“No era una persona violenta, era un nombre muy ejemplar, colaborando con los vecinos siempre y siempre riendo. Por eso no sé cómo se ha llegado a este percance”, reitera su vecino, incrédulo de que ya no esté entre ellos.
Igual que él, en el barrio no pueden entender qué ha podido ocurrir, ya que quienes lo conocían bien, tanto a él como a su mujer, no se explican qué pudo pasar en el interior de ese hogar para que finalizase en tan trágico desenlace.
“De aquí no se escuchaba a la mujer, no salía de la casa, la veíamos lo mínimo, como cualquier vecino. Lo que ha pasado ahora ya depende del fallecido, de lo que ha pasado y de ella. Allí estaban los dos. Imagínate que estamos puerta con puerta y no hemos escuchado nada hasta que ella fue a la Guardia Civil y lo comunicó todo”.
Sus vecinos explican que fue toda una impresión saber que después de lo sucedido, la autora confesa del crimen se entregó a las autoridades mientras que el cuerpo llevaba ya horas muerto en el interior de la vivienda. No pueden concebir que su cuerpo yaciera sin vida a pocos metros de sus casas sin haber sospechado nada, sin escuchar algún ruido raro, nada.
“No se sabía lo que había pasado. La Policía llevaba casi dos horas en la puerta”, detalla, mientras explica con cierta molestia que en un principio se sospechase que fuera el fallecido el presunto agresor y no la víctima de este caso. “Supuestamente creían que él era el maltratador. Pero todo decíamos que era raro, que cómo Abdelmalik le iba a pegar a ella y lo que estaba es fallecido ahí dentro”, recuerda.
Abdelmalik era para muchos vecinos una persona ejemplar, trabajadora, que siempre actuaba en favor la comunidad. Formaba parte de una familia que lleva ya tres generaciones en el barrio y durante muchos años trabajó arreglando aparatos eléctricos. Dedicado a su trabajo y a su familia, así lo recuerdan y así lo seguirán recordando, intentando no pensar en lo ocurrido.
“Era un hombre ejemplar. Aquí se estropeaba un televisor y era el único, en casi media Ceuta que solucionaba el problema de los pobres. En esa época el hombre entendía de todo eso. El pobre todavía tiene la casa llena de todos esos aparatos electrónicos”. Así lo describen, no porque ya no esté entre ellos, sino porque era una persona que se había ganado el cariño de su barrio gracias a su carácter afable, que se distanciaba de los conflictos para favorecer la buena convivencia entre los vecinos.
Por ese cariño que se labró durante años, en estos momentos tan duros su familia pide respeto. No quieren criminalizar y tampoco juzgar a la persona que está detenida. Son cautos, sobre todo por los hijos de la víctima, que de la noche a la mañana se han quedado sin su padre y con la situación de su madre aún por resolver.
Son muchas las incógnitas y ante la delicadeza del asunto, sólo piden tranquilidad en estos momentos tan convulsos. “Pedimos por favor que se nos respete, este momento es muy difícil para nosotros, para toda la familia. Tenemos tres niños menores de edad de los que de momento somos responsables, pero no sabemos hasta cuando, hasta que Servicios Sociales nos lo entregue”, informan desde el núcleo familiar.
De momento los tres hijos de este matrimonio permanecen con el único hermano que Abdelmalik tenía. “Es como mejor van a estar ahora”, reconocen sus allegados, para quienes su principal prioridad es que los menores no sufran más de lo que ya lo han hecho. Es por ellos que piden respeto, por la difícil situación que están pasando. Son pequeños, pero son conscientes que algo malo ha pasado.
Por el momento continúan en el barrio, sin asimilar todavía qué es lo que está pasando y bajo la protección de su familia, la cual intenta evitar que sufran más por lo sucedido. “Lo importante es que los menores no sufran el hecho de que el padre ha fallecido y la madre está detenida”.
La familia de Abdelmalik no quiere sacar conclusiones precipitadas y están a la espera de los primeros indicios que arroje la investigación que esta llevando a cabo la Policía y de los resultados de la autopsia. Saben que ha habido una confesión, pero prefieren no adelantarse a los acontecimientos y continuar con su duelo. Por esos piden respeto al fallecido y a su familia.
“No podemos adelantarnos hasta que la Policía saque sus conclusiones, hasta que la autopsia revele los hechos, aunque esta mujer haya declarado... Tampoco lo sabemos, no tenemos constancia de que esta persona ha confesado y lo único que pedimos, a todos, en redes sociales o en televisiones, por favor, que se nos respeten”, ruega la familia que ahora sólo están pensando en poder velar y dar sepultura a su cuerpo.
Hasta no saber más, van a guardar silencio. Prefieren dejar a las autoridades hacer su trabajo y por eso piden al resto de la ciudadanía que haga lo mismo, que piensen en el dolor de su familia y que respeten la memoria de Abdelmalik.

La detenida no declara en sede policial y espera su traslado al juzgado

La mujer detenida después de haber confesado la muerte de su marido en su hogar del Príncipe Alfonso no quiso declarar ayer en sede policial, en donde permanece hasta su puesta a disposición judicial presumiblemente en la mañana de este jueves. Según ha podido saber este periódico, la mujer no ha querido hablar más allá de confesar que había estrangulado a su esposo. Lo hizo primero a una patrulla de la Guardia Civil que circulaba por la Almadraba y ante la Policía Nacional, que asumió la investigación de este caso. La UDEV sigue investigando puesto que no le sirve una confesión ya que debe atar todos los cabos por si, por ejemplo, pudiera haber otra persona participante en el crimen o cualquier detalle que diera un cambio al caso. La autopsia al cadáver fue iniciada en la jornada de ayer y de la misma se presentará en el juzgado el informe del médico forense que determine cuáles fueron las causas de la muerte y todos los detalles necesarios para la investigación.

Un apasionado de la música: Abdelmalik se ganó el cariño de su barrio gracias a su carácter

“No es porque ahora esté muerto, es que realmente era un buen hombre, muy buena persona”. Esa es la respuesta común que se escucha al preguntar en el Príncipe por Abdelmalik. Para ellos era un hombre del barrio, “de toda la vida”. Formaba parte de una familia que ya llevaba tres generaciones en Ceuta y que tras tantos años era muy conocida en la barriada.
Un hombre de carácter afable que se alejaba de los conflictos y que “cuando te veía triste venía y te intentaba animar, te tocaba alguna canción con la guitarra”, relatan los que lo conocían bien.
Aunque en los últimos tiempos su situación económica no era la mejor, como ocurre entre muchas familias del Príncipe, Abdelmalik fue una de las primeras personas en la ciudad que se dedicaba a arreglar aparatos audiovisuales. Hasta sus últimos días ese era su entretenimiento y en su casa guardaba multitud de aparatos de vídeo o televisiones antiguas.
No obstante, si algo destacan sobre todas sus virtudes es que era un apasionado de la música, de los instrumentos de cuerda como la guitarra y el laúd. Daba clases a la gente de la barriada y eran muchas las veces que usaba la música para superar los malos momentos. “Hacía mucho por mantener la cultura en el barrio”, recuerdan sus vecinos.
La salud no le había acompañado en los últimos años. Tenía una grave enfermedad que le afectaba al sistema respiratorio, por ello no era raro verle sofocado, sin poder respirar mientras caminaba o cuando hacía un sobreesfuerzo. Pese a ello, seguía participando de la vida del barrio, salía todos los días a las calles a convivir con sus amigos y familiares.
Por este motivo, por su buen carácter y su buena voluntad siempre con los demás, no saben por qué su vida ha acabado así. Desde fuera veían que su matrimonio era normal, una pareja discreta y que no daba motivos a sospechar lo que ha ocurrido. Por ello muchos no quieren opinar ni decir nada, por respeto a él y por respeto a su familia, especialmente a sus hijos que ahora se han convertido en la preocupación de la barriada.
Para el Príncipe ha sido toda una conmoción, aún no se explican que ha podido pasar y cómo un vecino tan querido ya no está entre ellos. Pensaban que tarde o temprano su enfermedad se lo llevaría, pero en ningún momento creían que podía morir de esta forma. “Yo no se cómo se ha llegado a esto. No era un hombre que sea violento, yo no sé lo que le ha entrado para hacer eso. Esto no tiene nombre”, lamentan desconsolados las personas que convivían con él y que disfrutaban con su compañía.
En cuanto a lo sucedido, prefieren no sacar conclusiones, admiten que su mujer, quien ha confesado su muerte, llevaba unos meses con un carácter diferente, ausente, pero jamás se podían imaginar que esos cambios de ánimo iban a derivar en un suceso tan dramático.
Todavía ayer eran muchos los que se acercaban a darle el pésame a los familiares, no sin antes destacar las bondades de su personalidad. El barrio está desconcertado y a la vez preocupado por sus hijos. Temen que sufran más de lo que ya lo han hecho, porque pese a ser pequeños, ya que su hija mayor apenas tiene 11 años, son conscientes de lo que ha sucedido.
Por ellos y por su familia piden respeto y también justicia por lo que le ha pasado a Abdelmalik, pero van a esperar que la investigación siga su curso. Mientras tanto, su misión ahora es velar su cuerpo y darle una digna despedida antes de su sepultura.

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