El doctor en Trabajo Social de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) Tomás Fernández explicará esta tarde en Ceuta que “es preciso que la conectividad a internet llegue a todos los lugares del planeta y es necesario el mayor esfuerzo posible por parte de los gobiernos para comprar ordenadores o tabletas que permitan a los alumnos seguir la educación de manera online” debido al coronavirus.
En una conferencia que comenzará a las 19:30 horas en el centro asociado de la institución en el Campus de la Universidad de Granada (UGR), Fernández asegurará que una de las enseñanzas que nos ha dejado la pandemia de covid-19 es que es necesario un “esfuerzo” de toda la sociedad para formar a los maestros en una nueva manera de enseñanza, a distancia.
El también profesor de Trabajo Social y Servicios Sociales de la UNED recordó, en una entrevista con El Faro, que, ya que millones de niños se han visto afectados durante todo este tiempo, se echa en “falta” un mayor apoyo por parte de los ejecutivos nacionales y organizaciones de carácter supranacional para conseguir reducir “esa brecha digital” que afecta, especialmente, a las familias más pobres.
En este sentido, Fernández no duda en asegurar que “la conectividad ha condicionado el futuro de la educación”, con casos, incluso, de niños que se tuvieron que quedar solos en casa, sin el cuidado de nadie, porque sus progenitores habían de ir a trabajar.
Bajo el título de ‘Equidad y educación. Complejidades y desafíos después del covid-19 en América Latina’, la última actividad para conmemorar el 50º aniversario de la institución, el profesor de la UNED se refirió específicamente a esta parte del mundo, en la que la ausencia de conectividad a internet “afecta a un tanto por ciento de la población muy alto”.
De hecho, se calcula en un 70 por ciento la brecha digital que se ha abierto en esos países, donde la gente no suele disponer de ordenadores, tabletas o móviles que les permitan realizar seguir los estudios desde casa. Algunas familias, relata -porque lleva tiempo en América Latina, los últimos cuatro años en México-, se han empobrecido todavía más para poder comprar todo este material para los hijos.
El experto puntualizó que no hay distinciones entre países, pues la brecha digital que el covid hizo más evidente afecta tanto a países pequeños y pobres -como El Salvador, Honduras y Nicaragua- como a otros más grandes y teóricamente más ricos, como puedan ser los casos de Brasil y México. Dentro de ellos, más todavía, claro, a los pueblos indígenas.
En una conferencia dirigida a analizar las consecuencias, en el ámbito educativo, de las desigualdades económicas y sociales en algunas partes del mundo, Fernández insistirá en que acabar con esta brecha requiere de la implicación de todos los estamentos de la política, desde los municipios hasta las organizaciones internacionales, pasando por las regiones y los gobiernos nacionales.
Especialmente sangrante en este apartado resulta el caso del analfabetismo, que anda por encima del 30 por ciento en los países latinoamericanos. Aun así, la situación no es comparable entre los países más desarrollados de la zona, como puedan ser México, Brasil o Argentina, con la de otros estados de una pobreza prácticamente “crónica”. “Todo esfuerzo es poco para que salgan de ella”, remató el profesor de la UNED.
Todo esto lo sabe bien Fernández, pues vivió allí en México hasta hace poco tiempo, en tanto que sus labores en la universidad están más dedicadas al asesoramiento. En este sentido, cabe apuntar que este ciudadano madrileño fue durante años consejero de Educación de la Embajada Española en ese país. En aquel entonces también se ocupaba de llevar esta área en los países de Centroamérica y el Caribe.
Además, Fernández recordó sus tiempos de periodista, oficio al que se dedicó durante muchos años y que es algo que le entusiasma, pues considera que esa figura es “el historiador de la vida cotidiana”. Por último, el experto reconoció que la había hecho “mucha ilusión volver a Ceuta”.
Tomás Fernández se referirá también a desequilibrios en otros ámbitos sociales. Así, aparece, en primer lugar, un informe del año 2015 elaborado por el Banco Mundial que apunta que las diferencias entre los 20 países más ricos y los 20 más pobres se habían duplicado durante los últimos años. Igualmente, un texto de la ONU en 2019 señala que 780 millones de personas en el mundo sobreviven con menos de dos dólares al día -la cifra exacta ronda los 1,90 dólares de media-. Se trata de una pobreza, dijo, que “va más allá del dinero”, dado que estas personas, en muchas ocasiones, no disponen siquiera de agua potable ni de educación. Una buena cantidad de esta pobreza se concentra en América Latina, donde la pandemia ha tenido un gran impacto durante estos últimos años. Así, por ejemplo, el comercio ha descendido en casi un 20 por ciento, en tanto que cuatro millones de microempresas han tenido que cerrar. Ello ha originado que, sólo por estas quiebras, nueve millones hayan perdido su puesto de trabajo. Además, alrededor de 95 millones de personas se tienen que pagar ellas mismas la sanidad sin apenas tener recursos. Hay que tener en cuenta que en muchos de estos países la sanidad pública ha sido tradicionalmente “residual”, adelantó Fernández, quien cifra en un cuatro por ciento el gasto gubernamental en este campo frente al seis por ciento que recomienda la ONU. Queda, por lo tanto, mucho trabajo por hacer.
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