Mañana a las 21.00 horas, en el Salón de Actos de la UNED, tendremos ocasión de escuchar las vivencias del activista Manuel Tapial a bordo de la flotilla de la libertad, la cual estaba formada por un convoy de seis embarcaciones, y unas setecientas personas altruistas de distintas nacionalidades que trasladaban ayuda humanitaria rumbo a la franja de Gaza, concretamente, intentaban llevar unas diez mil toneladas de esperanza materializada en medicamentos, ropa, mantas, material educativo o alimentos que pudieran contribuir a mejorar ligeramente la lamentable situación que, día a día, tienen que soportar los seres humanos que viven en esa zona.
Estas embarcaciones, fueron brutalmente asaltadas y agredidas por las fuerzas de opresión israelíes en aguas internacionales a finales del mes de mayo. El ataque, brutal, desmedido, cruel e inhumano, terminó costándoles la misma vida a algunos de los integrantes de la flotilla por no doblegarse ante las intenciones de los israelíes, además de causar, al menos, sesenta heridos.
No voy a entrar en si los israelíes están reproduciendo con los palestinos los mismos hechos que ocurrieron en la Alemania nazi, porque creo que la información que puede encontrarse a través de cualquier medio es suficientemente reveladora. Lo que me resulta, cuanto menos llamativo, es que este hecho haya recibido la condena y las críticas de muchos gobiernos y organizaciones internacionales sin que ello suponga ningún tipo de sanción al gobierno israelí. Por tanto, y, desgraciadamente, todo sigue igual.
Los palestinos continúan sufriendo por el bloqueo al que se ven sometidos en su devenir diario, y, los israelíes, siguen teniendo la sartén por el mango. Esto no hace más que poner de manifiesto las distintas varas de medir que pueden existir en la sociedad internacional y de que aquello que llamamos Derechos Humanos, para algunos, no es más que un simple panfleto. Así como que la condena realizada por personas de todo el mundo (como por ejemplo Nelson Mandela y otros premios Nobel de la Paz) únicamente sirve para el ejercer el pataleo y la protesta sin ninguna otra repercusión.
Incluso se llegó a acusar a los integrantes de la flotilla de haber atacado a las tropas de élite israelíes, lo cual resulta bastante difícil de creer.
Todo lo que hayamos leído, oído o visto respecto a este ataque no es más que una pequeña muestra de cómo tiene que vivir la población palestina día a día, prácticamente esclavizada y oprimida porque en algunas partes del mundo, la libertad sigue siendo un lujo que no todos pueden permitirse.
Sobra decir que todo aquel que lo desee podrá acudir mañana a las instalaciones de la Universidad Nacional de Educación a Distancia para escuchar la experiencia de Manuel Tapial. Ahí nos vemos.
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