El Juzgado de Menores de Ceuta ha condenado a cuatro adolescentes implicados en el brutal ataque sufrido por un joven el pasado 9 de enero en las inmediaciones del Tarajal. El marroquí S.Ch. estuvo a punto de perder la vida a puñaladas, al recibir una en el pulmón e hígado que le llevaron directo a la UCI. Hoy ha tenido lugar una conformidad al haber un reconocimiento expreso de los hechos por parte de los cuatro acusados, penados por delitos de robo y homicidio en grado de tentativa.
Uno de los adolescentes acepta una pena de 3 años de internamiento cerrado y 2 de libertad vigilada; otros dos menores aceptan la pena de dos años de internamiento cerrado y dos de libertad vigilada, mientras que la única chica acusada acepta 1 de internamiento cerrado y 1 de libertad vigilada. Los cuatro han reconocido los hechos por lo que se ha evitado la celebración del juicio que iba a desarrollarse en la sala de la Audiencia por espacio, dada la cantidad de testigos que habían sido citados.
Los ya condenados engañaron a la víctima, le quisieron robar lo poco que llevaba encima y, no contentos con eso, le asestaron dos puñaladas que le perforaron el pulmón y alcanzaron el hígado dejándolo mes y medio ingresado en la UCI, debatiéndose entre la vida y la muerte. “Que esté vivo es un milagro, hasta en tres ocasiones los médicos lo dieron por muerto”, explicaba a este periódico una familiar del joven, que cuenta con 21 años recién cumplidos.
La familia pedía justicia por la extrema violencia empleada por los agresores, y hoy esa justicia ha llegado con la condena aceptada por las partes, evitándose así la celebración de la vista judicial señalada para este lunes. La única fémina del grupo era la que sujetaba a la víctima mientras los otros tres varones le golpeaban.
En su calificación inicial la Fiscalía presentó la calificación por estos hechos, solicitando penas importantes para los menores al considerar evidente la existencia de delitos de robo con intimidación y homicidio en grado de tentativa. Eran cuatro, y armados, contra uno.
A la víctima no se le borra de la memoria lo vivido. Este joven entró en mayo, junto a miles de marroquíes más para reunirse con su madre, que trabaja en una casa en Ceuta. Tras su entrada solicitó asilo, trámite para el que era necesario residir en las naves del Tarajal, tal y como comunicaba la Policía Nacional a todos los que acudían a la frontera solicitando esa protección. Se encontró casi con la muerte. Los menores fueron detenidos por la Policía Nacional.
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