El titular del
Juzgado de lo Penal número 2 de Ceuta ha condenado al llamado N.K. a una pena de 3 años y 1 día de
cárcel así como el abono de 76.650 euros tras reconocer su responsabilidad en la comisión de un delito contra la salud pública. A este varón, residente en Bélgica,
le detuvo la Guardia Civil el pasado 19 de octubre cuando desembarcaba en Ceuta con 15.000
pastillas de Rivotril. Esa es la vía de la introducción de la mercancía que usan los delincuentes: traen esta droga empleada para hacer karkubi desde
Algeciras a nuestra ciudad, buscando posteriormente el pase a
Marruecos. Es un negocio lucrativo que durante la época de la pandemia aumentó notablemente, usándose los drones para su introducción en Marruecos. A cambio, la vía aérea que se dispuso de manera improvisada para sortear el bloqueo fronterizo se empleaba para colar hachís en la ciudad. Este lunes, ante el titular del Penal 2, el acusado ha reconocido los hechos asumiendo la pena impuesta que no contempla una posible suspensión de la misma. La sentencia, ya firme, ha sido dictada in voce sin que las partes propongan la presentación de recurso alguno.
N.K. tenía la
droga escondida en el depósito de combustible de su coche e iba repartida en 1.000 blister de Rivotril y otras de Clonazepam. Fue en un control de la Guardia Civil realizado en la zona de desembarco de vehículos que proceden de la Península cuando se encontró la droga, procediendo a su decomiso y arresto inmediato del ocupante que no opuso resistencia alguna. Las sospechas sobre la entrada de pastillas en Ceuta fundamentan las investigaciones que sobre riesgos lleva a cabo la propia Benemérita, apuntando a los implicados que puedan ser utilizados para alimentar lo que constituye todo un negocio debido al precio que alcanzan estos psicotrópicos en un mercado como el marroquí.