Ceuta, el resto de España y el mundo se han paralizado por la pandemia provocada por el coronavirus. Se extiende cada día más pero existe una forma de pararlo: quedándose en casa. Sin embargo, hace unos tres años y medio cuando aún podíamos movernos con total libertad, Virginia decidió emprender el vuelo y aposentarse en otro país, Holanda, y en otra ciudad, Rotterdam, lejos de su añorada Ceuta.
Virginia Palomares Cabeza nació en nuestra ciudad hace tan solo 26 años y como tantos cerebritos que se han marchado de España, está a punto de finalizar su doctorado en Biomedicina. Previsiblemente en octubre, pero “ahora con el coronavirus quién sabe, no sabemos ni cuándo vamos a poder salir de casa”, explica a este periódico.
Un doctorado que la ha llevado a trabajar en el Erasmus University Medical Center de Rotterdam cómo se comporta el sistema inmunológico del ser humano al colocarle un implante de hueso hecho a partir de células madre. El mismo hospital que la semana pasada aparecía en la prensa porque habían encontrado la manera de neutralizar el COVID-19. Cuidado, casi nada.
Sin embargo, al igual que sus compañeros españoles del hospital, Virginia se ha puesto en cuarentena voluntariamente ya que en Holanda “no hemos llegado a la cuarentena completa” pues aunque han cerrado los cines y los restaurantes, “las tiendas están todas abiertas”. “La gente no está del todo concienciada del alcance de esto porque salen a los parques o los ves paseando por las calles”, insistió en declaraciones a este medio.
Virginia considera que “es una situación difícil de por sí vivir lejos de tu familia y amigos”, pero “más aún con todo lo que está pasando con el coronavirus”, aunque todos sus conocidos están bien, pero “tengo la impotencia de que no estoy allí para ayudar”.
Además, el coronavirus y todo el caos que hay a nivel mundial han hecho que su madre y su hermana cancelaran el viaje que tenían para ir a visitarla dentro de tres semanas. “No tenía planes de ir a España hasta mayo que es la graduación de mi hermana, pero en medio de esta crisis no tengo intención de bajar y aquí ya están comenzando a restringir los vuelos”, comentó.
En este sentido, Virginia nos cuenta que en España se están abriendo en algunas comunidades autónomas listas de voluntarios investigadores y científicos para colaborar y avanzar en lo que a la investigación de esta pandemia se refiere. Algo que le parece genial pero si fuera una bolsa de trabajo, no de voluntarios. “Allí no se valora nada la figura del investigador, igual esta situación sirve para concienciar de la importancia de dotar de dinero y de personal a la investigación en nuestro país”, insistió.
De esta manera, y aunque le gustaría mucho volver a su tierra, o por lo menos a su país, solo lo haría “en unas condiciones de trabajo buenas”, algo que “ve complicado”.
Aunque terminase el doctorado en octubre y no le renovasen su contrato de investigación predoctoral, su intención es quedarse en su casa, pero de Rotterdam. “Aquí es relativamente fácil encontrar un trabajo después de terminar los estudios, por lo que en principio me quedaría unos años y luego ya intentaría volver”, reconoció.
A pesar de todo, esta caballa, además de la familia, los amigos y la comida, echa de menos el sol de su ciudad, pero sobre todo, poder despertarse, subir la persiana y ver el mar desde la ventana de su habitación. Algo que en Holanda es “casi un sueño”, concluyó.