Conciencia, por J.D. Benedicto

Este pasado verano mi hermana me mandó la misión especial de cuidar a mi sobrino durante una tarde ya que ella tenía guardia

La verdad que este niño tiene manteca en rama y conjuntamente con mi madre lo tuvimos entretenido en los jardines que hay junto a la biblioteca del centro, creo que se llama Adolfo Suárez.

Allí se dio a conocer una mujer metida en años y me dio una confesión preciosa: “Mi madre tenía que trabajar y como de costumbre en mi familia, ya que éramos un montón de bocas que alimentar y se fue a servir con un religioso que era el cura de una de las iglesias del centro de esa ciudad de Ceuta. Como toda mujer dedicada a estos menesteres tienen un principio de educación adquirida de hace muchos años de tener siempre el oído bien abierto por si acaso le hace falta algo a nuestro hombre que estamos sirviendo.

Eso no quiere decir que tengamos siempre el oído detrás de las puertas escuchando todas las conversaciones sino que estaremos atentas a cualquier cosa que le haga falta a este hombre. Hubo una vez un hombre que entró en la residencia de este sacerdote y me di cuenta que la verdadera intención de este hombre era de darle a conocer los pecadillos del mismo. Pero recordando un poco el rostro del mismo me di cuenta que era una de las personas que en la calle siempre hablaban muy malamente de él.

Entonces mi subconsciente me lanzó hacia la puerta que había junto al estudio donde estaban reunidos. Allí escuché una conversación de las más fuertes y delicadas que jamás he tenido el placer de captar en mi sentido mejor desarrollado.

Este hombre le dijo que había tenido un sueño muy raro donde una serpiente se le había acercado y lo había acorralado en una esquina, de repente se sentó como si fuera un perro y empezó a decirle: ‘Tu te crees que todo el mundo no tiene derecho a tener esta oportunidad que te estoy dando de entrar en conversación contigo. Lo normal y creo que tu forma de actuar sería de ir directamente a la materia. Pero te estoy dando esta opción para que vayas entrando en razón y a la vez te des cuenta que todo en este mundo no depende de una orden que te den y que tengas que actuar de inmediato y no tener ninguna duda, sin pestañear.

Yo comprendo que tu forma de vivir es esta de ser un pistolero y que te den un nombre o una foto buscar al citado individuo y darle “matarile’, lo antes posible. Pero nunca has pensado que este hombre puede tener una familia y puede que las cosas que haya hecho fuera por una causa justificada. Pues todo esto deberías de haberlo tenido en cuenta durante todos los años que has tenido en tu mano ese arma que era el justificante de que algunas personas hayan ido al otro mundo por el mero hecho de un mandato de alguien que te ha dicho: ‘Ve a por él’. He obedecido a una orden y punto. No debe de ser así. Ten presente que todo el mundo tiene derecho a un juicio y ser acusado.

La República fue un modelo de democracia que ponía muy en sus orgullos que todo el mundo era igual ante la ley y tu no le estabas dando la oportunidad de ejercer sus plenos derechos. Ahora ¿crees que estoy ya facultado para picarte y darte un billete para ir al otro mundo? Me hizo despertar de inmediato y la verdad que todo lo expuesto por esa maldita serpiente me ha tenido muy pensativo desde esta madrugada hasta ahora mismo que he venido a confesarme contigo, ya que se que eres mi amigo y que me puedes dar una buena justificación para todo lo que me ha pasado esta noche. - Yo tu sabes que pertenezco a la iglesia y que todo lo que te puedo decir que aunque ese animal sea una de las especies que se consideran malditas en la religión católica pero creo que esta vez ha dicho unas verdades como templos.

Todo el mundo tiene derecho a un juicio y nadie está en posesión para quitarle la vida a nadie, y menos por decreto ley de una persona que no es nadie con autoridad judicial. Solo una persona es legítima para quitarnos la vida y es Dios y sabemos que el mismo es justo y que nunca nos la quitará sin una verdadera causa.

La inmensa mayoría de las veces es por llegar al término de nuestra vida por la vejez, o por otras causas menos aceptables por nuestros raciocinios, las enfermedades raras que hay hoy en día. Así que lo que te puede decir que aunque seas el verdadero artífice de que esta iglesia esté tan maravillosa como está actualmente pero debes de cambiar.

No quiero decir que le digas a estos hombres malos que ya no quieres participar en la eliminación de los residuos que hay por hay de esos hombres que no deben de tener que vivir. Pero si antes de la ejecución hablar con ellos y decirles si verdaderamente necesita esta nueva civilización hacer este “paseíllo” tan tipificado a la fuerza. Eres un buen cristiano y debes de aprender a dar la otro mejilla y ser bueno”.