Con respeto a un delegado de Gobierno que se nos va

Las personas somos simplemente personas. ¡Y nada más! Después nos fabricamos una estructura social, que al parecer algunos consideran diferenciada y única. ¡Que absurdo!. La vida en sociedad no deja de ser más que una actividad inmensa y complicada, es decir un mero acto eurítmico sobre el lugar que debemos ocupar en la sociedad. A fin de cuentas, solo son actitudes que ocultan la regularidad y simetría de las personas sociales, que tan solo exhalamos suspiros y ambiciones demasiado humanas. Yo, a veces personalmente me pregunto ¿Para qué?
Pero hoy, quiero hablar de una persona, que considero buena, honesta y necesaria. Por ello cuidare mis palabras, ya que antes de utilizarlas, lógicamente, deben ser pesadas y pensadas. ¡Porque, siempre habrá alguien que antes o después nos exigirá que las cumplamos!. Y si no las cumplimos, solo nos quedará el deshonor y la vergüenza. Por ello, solo sabremos si tienen la ley, el peso y el sonido requeridos si llegan nítidamente a aquellos a los que las dirigimos.
Procurare para ello, evitar esos matices huidizos entre la intención y el sonido que producen las palabras. Porque… y sobretodo… necesito evitar esas melancolías caprichosas que la marcha de una gran persona tantas veces nos invaden a los que hemos aprendido a desconfiar de los hombres. Por ello, procurare, en lo posible, evitar hablar del político. De esos alquimistas del pensamiento, quienes por profesión nos hacen creer en una cantidad de cosas sorprendentes que no son más que deseos esperados por los necesitados.
Y hoy quiero despedir y agradecer, mostrando mi admiración y respeto a una persona común, tan común como yo o como cualquiera de nosotros. No se trata aquí de una moral de pedantería, sino a una moral sujeta a la maquina de la hombría y casta del mundo en el que vivimos. Su nombre es D. José Chacón, Delegado del Gobierno en Ceuta.
D. José Chacón, se nos va de la Delegación, y con el perdemos algo importante en nuestra ciudad ¡Un gran hombre!. Mucho más de lo que gente pueda imaginar. Perdemos a una autoridad que mostró desde el primer momento elegancia y esfuerzo de voluntad de lucha por Ceuta.
Eso sí, siempre conforme a sus ideas políticas, que por cierto son muy diferentes a las mías. Pero, es dudoso que encontremos en nuestra historia reciente un delegado que nos haya concedido una imagen de eficacia, discreción, profesionalidad y hechos como la que él nos ha dado. Dicen que nadie se encuentra más cerca del ridículo que quien apela a su patrimonio moral de rectitud y justicia, mas por el contrario nuestro delegado solo nos mostró siempre su actitud de lucha por el bienestar de los ceutíes, convencido de la endeblez de algunas creencias políticas y sindicales.
Porque desde el mismo día en que llegó a la ciudad nuestro delegado su razonamiento fue muy claro: “Si soy el Delegado del Gobierno en la ciudad de Ceuta, entonces mí obligación es favorecer a la ciudad en todo momento”. Y así lo hizo durante el tiempo que gobernó la misma y hubo momentos muy difíciles que tuvo que solventar. En suma, que no hizo nada más que eso: “Coordinar y favorecer a la ciudad que debía gobernar”. Por esta causa…solo esta… ¡Gracias por ayudar a Ceuta!. Y desde luego, por no hacer caso a los pájaros de mal agüero, que todos conocemos.
Las elecciones, esas caprichosas votaciones, en las que se reparte de nuevo los poderes entre los diversos partidos, no han sido favorables a los suyos. El nunca ignoró, que siempre hay un día un regreso a la anterior forma de vida antes de entrar en la política. La vida siempre nos devuelve antes o después al punto de salida, quizás un poco más sabios, pero nada más. Pero estoy seguro, que nuestro delegado seguirá sonriendo con sus inquisidores ojos como los que siempre mostró a los que hemos seguido sus pasos. ¡Deja tan solo una etapa más de su plena vida!. Y él nunca fue un animal de corral domesticado, incapaz de saltar su cercado. Por ello, sé que entre amigos, creencias y familia seguirá adelante satisfecho de su trabajo y valiente ante el porvenir.
Y desde luego, de lo que no hay ninguna duda y a fuer de ser sinceros, es que entre la muchedumbre solitaria que encuentre todos los días, siempre habrá alguien que como yo, dándole la mano le dirá: ¡Gracias Pepe Chacón por tu hombría, bonhomía y proximidad!.