Con la salud de nuestros niños no se juega

Leo con una mezcla de orgullo y decepción que “Ceuta y Melilla tienen los calendarios vacunales más avanzados de España”. Orgullo por Ceuta y Melilla, y decepción por el resto de España. Lo lamento por quien no lo entienda, pero me educaron en pensar siempre en “el otro”.
Tras asistir al curso sobre actualización en vacunas organizado por la Consejería de Sanidad, no pude resistirme a mantener una conversación con los ponentes, en la que les manifestaba que, si bien los niños ceutíes son los mejor vacunados (sobre todo después de la última modificación de hace escasos dos meses, a todas luces necesaria), no entendía el porqué de las diferencias en los calendarios vacunales de las distintas regiones españolas. Y mi argumento era demoledor por simple: “Si algo es bueno, aplíquese a todos.” ¿Por qué las diferencias?.
En mi artículo en este mismo medio de fecha 26 de octubre de 2009 titulado “19 calendarios 19”, manifestaba mi estupefacción por el desbarajuste que provocaban esas diferencias, y proponía la creación de un único calendario vacunal para toda España (exceptuando la adición de alguna vacuna por razones geográficas, como es el caso de la Hepatitis “A” en Ceuta y Melilla) y me preguntaba que, por qué no, un único calendario para toda Europa. En los tiempos que corren, donde la movilidad geográfica por razones de estudio, trabajo, o vacaciones se está convirtiendo en la norma más que en la excepción, no se entienden las diferencias en la protección inmunológica de nuestros niños y jóvenes. La razón es que nuestros políticos, sobre todo los pertenecientes a partidos nacionalistas, quieren hacer prevalecer el “hecho diferencial” incluso en esto. No les basta con las corridas de toros o la lengua vehicular de sus colegios (esto último tan deleznable como el tema que nos ocupa). Incluso se permiten “jugar” a la política con la salud de sus niños.
Según nuestros ponentes, ya el Consejo Interterritorial de Salud ha intentando poner un poco de cordura en esta sinrazón, pero sin éxito de momento. Los PNV, Ezquerras, Bloques y similares no están por la labor de parecerse entre ellos ni al resto de España, y prefieren que sus niños estén peor protegidos frente a enfermedades. La esperanza que nos queda, según me comentan, es que Europa “ordene” unificar los calendarios de todos los países, y entonces sí, entonces niños vascos, catalanes, gallegos y madrileños tendrán derecho a la salud en igualdad de condiciones. De nuevo parece que no sabemos gobernarnos a nosotros mismos y que necesitamos a “mamá Europa” que nos diga lo que debemos hacer. Y no es eso, no es eso.
Urge más que nunca la irrupción en el Congreso de los Diputados de un partido nacional, con suficiente representación, que tenga la amplitud de miras suficiente para legislar para todos, que distinga lo importante de lo superfluo, lo esencial de lo inútil. Y que coloque en su justo sitio a los partidos nacionalistas. ¿Utopía?. A lo largo de la Historia (con mayúsculas) el mundo avanzó no pocas veces gracias a utopías que al final se convirtieron en realidades. Nuestros hijos se merecen que lo intentemos.
POSDATA: Al ser elegido por mi partido Unión Progreso y Democracia (UPyD) como cabeza de lista al Congreso para las próximas elecciones generales, era mi derecho proponer al candidato para el Senado. Decidí, y fue aprobado por mi partido, que la persona idónea sería Samira Mohamed Alí. El que piense que pesaron en mi decisión su condición de musulmana o mujer, demuestra no conocerme o carecer de un mínimo de inteligencia. O probablemente ambas cosas. En mi partido no somos partidarios de las cuotas, ni empleamos estrategias electoralistas de bajo perfil, y no existen otros valores que el mérito, la honestidad, y el trabajo. Samira es una JASP (Joven Aunque Sobradamente Preparada), con ganas, energía y de limpia mirada. Será una formidable senadora porque está convencida de que lo que es bueno para Ceuta es bueno para España, y lo que sea bueno para España, para serlo, tiene necesariamente que ser bueno para Ceuta.