Compás de espera en Siria

El presidente Obama ha girado visita por algunos países europeos a fin de buscar apoyos en el G-20 y sondear al mismo tiempo el entusiasmo con que podrían apoyarle en el peliagudo asunto de la intervención en el conflicto de Siria, pero aunque haya conseguido los mínimos, aunque indispensables, apoyos en su país, hasta ahora todo se ha quedado en amenazas porque está solo. EEUU no ha conseguido el visto bueno de los países importantes y se encuentra enredado con los casos de espionaje en otros países como México y Brasil. No es el clima más propicio para solicitar simpatía por una acción que no tendrá carácter quirúrgico y cuyas consecuencias nadie conoce, pero muchos temen. Estas circunstancias se producen cuando los males no se atajan a tiempo, pues se pierde el tren de los acontecimientos y sólo nos queda marchar en pos de ellos.
Obama llegó a San Petersburgo prisionero de sus palabras precipitadas y maniatado por su pasividad durante meses, buscando adhesiones importantes para su plan militar, pero sin obtener, hasta ahora, los resultados apetecibles. El menú, sin duda, no es de su gusto, pero ahora parece que está obligado a meter la cuchara ¿Conseguirá los imprescindibles y suficientes apoyos para que los EEUU no se encuentren aún más solos en su soledad de superpotencia? Se ha perdido mucho tiempo con el programa nuclear de Irán y se perdió permitiendo a dicho país ensanchar su cintura por Oriente Medio, introduciéndose en Líbano de la mano de Hizbolá y apoyándose cómodamente en Siria, pero ahora no se le puede escarmentar en cabeza de Al Asad. La ONU y su Consejo de Seguridad siguen sin decir nada de lo que han escudriñado y analizado sus analistas a raíz del ataque (¿o accidente?) químico y según algunas agencias en la frontera turca fueron detenidos algunos miembros de los rebeldes con gas sarín. Para mayor abundancia de lo nefasta que es una parte nada despreciable del puzzle opositor, The New York Times ha dado a conocer un vídeo de cómo se las gastan, incrementando las dudas (por si no hubiesen aún pocas certezas) acerca del pedigrí político e ideológico de la mayor parte de los grupos, (entre personal de Al Qaeda y salafistas). Todo ello ha obligado a la Coalición Nacional para las Fuerzas de la Oposición y la Revolución Siria a condenar el asesinato de los siete soldados leales o no al régimen.
Aún queda un día para que concluya la cumbre del G-20 y se emitan comunicados llenos de buenas intenciones, pero eso no bastará, de modo que de igual forma que se corrigen los comportamientos díscolos, quizás lo mejor sea la amenaza del palo y el encanto de la zanahoria de una conferencia de paz para resolver el galimatías sirio y, de camino, expulsar a todos los terroristas.