Cómo te lo tendré que decir

Cómo te lo tendré que decir, amable lector, para que espabiles? Está visto que el ciudadano español no tiene conciencia del peligro que se cierne sobre la sociedad española. No tiene conciencia de que nuestra sociedad está indefensa, está inerme, ante la inmigración masiva. No hay voluntad política para parar esta inmigración masiva, que ha caído sobre nuestro país (y Europa) como una maldición. Te diré, amable lector, que asombra ya, y escandaliza, la pasividad del ciudadano español (y europeo). Es más, el sistema juega con los sentimientos de los ciudadanos europeos para, así, hacerlos sentir culpables y que se entreguen en cuerpo y alma a esta invasión tercermundista africana y asiática.
¿Cómo te lo tendré que decir, amable lector, para que te des cuenta de que una civilización, la europea, se está suicidando? África se nos está viniendo encima y, en vez de echar la vista atrás y defendernos como nuestros antepasados, el ciudadano aborregado y bovino se dedica a exigir fronteras abiertas y a acoger a esas masas infinitas que se echan al mar o saltan las vallas para buscar un lugar al sol en nuestro país (o en Europa), con razón o sin ella, o por cojones. Por lo que hemos visto en estos pasados veinte años, no vienen con afán de integrarse en el tejido social español (y europeo), no, vienen con afán de dominio y de implantar sus costumbres tercermundistas en nuestra sociedad.
¿Cómo te lo tendré que decir, amable lector, para que entiendas que el sistema está poniendo en juego su estrategia para hacernos comprender que es inhumano e inútil que nos opongamos a esta inmigración masiva, y que el propio sistema y sus secuaces (“los gatos rabiosos y sarnosos”) demonizan a quienes nos oponemos a esta invasión, y, si ello no es suficiente, nos amenazan con el 510 del Código Penal?
¿Cómo te lo tendré que decir, amable lector, para que te des cuenta de que estos invasores no solamente saltan las vallas agrediendo a las fuerzas del orden españolas, sino que cuando se aproximan a las costas españolas, y la Guardia Civil les sale al encuentro para rechazarlos, estos invasores no sólo no tienen inconvenientes en acudir al chantaje y usar como escudos humanos a sus propios menores, que viajan con ellos en la chalupa, sino que enarbolan latas de gasolina y un mechero dando a entender que si son rechazados prenderán fuego a la barca con todos los que van en ella?
¿Cómo te lo tendré que decir, amable lector, para que entiendas que en nuestro país (y en Europa) el marxismo cultural suele usar la palabra clave “racista” como arma arrojadiza porque el ciudadano aborregado y bovino se ha hecho muy sensible a ella, y ese marxismo cultural busca crear un sentimiento de culpa en ese ciudadano adocenado y cloroformizado y carente de espíritu crítico para que, así, se entregue sin rechistar a los tejemanejes del sistema?
¿Cómo te lo tendré que decir, amable lector, que el multiculturalismo es una ideología perversa que se halla más cerca “del acto de fe en que se fundan las religiones” que de la racionalidad, base de la cultura democrática? Es una ideología puesta en marcha para conseguir la integración de las masas arabo-islámicas y de la negritud, reacias por definición a la civilización y culturas occidentales. Sus apóstoles la presentan como una ideología progresista, incluso a costa de hacerle concesiones irreparables. Y, así, quienes se oponen a esa ideología perversa del multiculturalismo son tachados de racistas y antidemócratas, y con esta actitud excluyente se va marginando a quienes están en contra de que estos invasores, de manera violenta, busquen y encuentren su lugar al sol en suelo español (y europeo). ¿Cómo te lo tendré que decir, amable lector, para que veas con claridad meridiana la pasión y la fe que ponen esos apóstoles del multiculturalismo en predicar esa infame ideología en los países europeos y occidentales y, sin embargo, no tienen esa fe ciega en predicarla en los países arabo-islámicos, en los países de la negritud y/o en los países asiáticos?
¿Cómo te lo tendré que decir, amable lector, que es muy sospechoso y revelador que esos centenares de inmigrantes que se ahogaron en las inmediaciones de la isla de Lampedusa, que venían del Cuerno de África –zona que se encuentra más cerca de los países ricos del Golfo, Omán, Emiratos Árabes, Dubai, etcétera–, fueran a morir al Mediterráneo, y eligieran hacer una ruta por tierra, más larga y peligrosa, infestada de tribus filoislamistas, a través de Kenia, Sudán, Chad, Níger hasta Libia, en donde embarcaron para Lampedusa?
¿Cómo te lo tendré que decir, amable lector, que los inmigrantes ilegales son admitidos en Europa debido a las perversas leyes de acogida que nos hemos dado, que son una verdadera trampa a la hora de evitar que esos inmigrantes vean el continente europeo como El Dorado? Al fin y a la postre, amable lector, los papeles para todos, las leyes de acogida, el buenismo, la solidaridad y hermandad universal, el marxismo cultural, las buenas intenciones y el multiculturalismo criminal son los culpables de que Europa se vea impotente para rechazar a estas hordas africanas. Esa Europa desarmada, acomplejada y cobarde financia estas invasiones africanas con los impuestos que pagamos los europeos.
¿Cómo te lo tendré que decir, amable lector, para que entiendas de una vez por todas, que la infame y corrupta casta política y sindical, las ONG, la prensa prostituida y vendida al sistema, la Iglesia católica y sus obispos y los lameculos y lamebabuchas, junto con los “gatos rabiosos y sarnosos”, todos ellos ‘odiadores’ de lo europeo y de su estirpe y ‘etnomasoquistas’, son los que se dedican a sembrar el sentido de culpabilidad en los europeos para que no se opongan a que sus países sean asaltados una y otra vez, y demolidas sus culturas, por esas hordas africanas y asiáticas, y tratan de inocular “el veneno de la mala conciencia europea y occidental”?
¿Cómo te lo tendré que decir, amable lector, que en los últimos cincuenta años se ha ‘metido’ algo más de un billón de dólares americanos en África (casi 77 veces más de lo que se invirtió en reconstruir Europa, después de la Segunda Guerra Mundial, durante los cuatro años centrales que duró el Plan Marshall), y ha sido como tirar todo ese dinero a la basura? Dinero gastado por los dictadorzuelos de los países negros y árabe-islámicos.
¿Como te lo tendré que decir, amable lector, que es inadmisible, intolerable, inconcebible que un país tenga que soportar estas invasiones de masas africanas con las manos atadas por sus propias leyes? ¿Cómo te lo tendré que decir?