Hoy lunes, primer día de mercado de abastos en Ceuta después del día de descanso, los ceutíes aprovechan para llenar el carro de la compra en la pescadería, carnicería o los puestos de frutas y verduras de cara al resto de la semana.
El pescado es fundamental en nuestra dieta, por lo que saber elegir el de mejor calidad y fresco, dentro de nuestras posibilidades, es fundamental.
Álex Yáñez de la Cal, dietista-nutricionista y licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el deporte, así como máster internacional en Nutrición Clínica, quien acaba de publicar ‘Compra bien, come mejor’ (Amat Editorial), un manual en el que aporta consejos para comprar este producto, ha hablado con Europa Press.
Una de las primeras cosas en las que debemos fijarnos a la hora de ir a la pescadería y comprar este producto es en su color, de manera que los peces cartilaginosos, como la raya, tienen un color rojizo cuando están frescos, pero si están más bien de color verde azulado eso es que ya no están tan frescos.
Mientras que los peces que cuentan con un esqueleto óseo tienen una coloración que se asemeja a un brillo metálico con reflejos; en cambio, si no aparecen dichos reflejos es que el pescado ya ha ido perdiendo frescura.
Pero también destaca la importancia del olor, de manera que si huele a amoniaco debemos olvidarnos de comprarlo, porque esto es indicativo de que no estaría fresco.
El pescado debe tener la piel tersa y firme, que sea difícil de separar, sin que se rompa. Las escamas tienen que presentar un aspecto brillante y estar fuertemente unidas a la piel. Si la escama se parte muy fácil, o se sale muy fácil de la piel, esto significa que el producto no está tan fresco, y ha perdido esa capa de piel que retiene a la escama.
Otro punto a tener en cuenta es que los opérculos (las aletas de hueso duro que cubren y protegen a las branquias), así como las branquias, sean de color rojo y brillante. Si están pastosas y sin brillo desconfía, es una mala señal.
Al mismo tiempo, el abdomen del pescado no debe estar hinchado, pero tampoco hundido, ni roto, ni con manchas. Las espinas tienen que ser duras, de color blanco, y estar fuertemente adheridas a la carne.
Que los ojos no estén muy saltones o incluso hundidos, si los tiene opacos o empañados y carecen de transparencia es mejor no comprar ese pescado. Los ojos del pescado deben estar transparentes y no amarillentos porque sino no estará fresco.
En el caso del marisco, tanto las ostras como los berberechos, las almejas y los mejillones siempre han de venderse vivos y esto se sabe tras darles un pequeño golpecito. Si no se mueven, no los compres.
Sobre los crustáceos (bueyes de mar, nécoras, centollos, bogavantes, langostas o gambas, entre otros), éstos deben venderse vivos también, si no están cocidos, claro, y se deben priorizar siempre los que estén frescos ya que son los de mejor calidad, algo que puede adivinarse si se les da un golpe y mueven las antenas o sus patas.
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