El campamento infantil que la Casa de la
Juventud de Ceuta está desarrollando en el Complejo Rural
Miguel de Luque va sobre ruedas. Son ya cuatro días en los que 50 niños están disfrutando de una experiencia repleta de actividades y momentos de ocio, y sobre todo, de convivencia, creando una piña entre todos ellos. Los participantes tienen unos horarios establecidos cada día, como la hora de levantarse, en torno a las nueve de la mañana. Seguidamente tienen tiempo para desayunar, lavarse los dientes y recoger los cuartos antes de comenzar el día, programado con actividades diversas y también momentos de tiempo libre hasta caer rendidos.
Y es que, tal y como ha contado el coordinador del campamento, Diego Fernández, “los chicos están disfrutando y todo está yendo muy bien”. Hasta el momento, “hemos hecho una parte cultural, como una visita al Templo Hindú, las
Murallas Reales y todos los edificios y monumentos desde la
Plaza de África a ese templo”. Asimismo, también están llevando a cabo “actividades deportivas y acuáticas, además de la piscina, juegos de mesa, talleres y dinámicas nocturnas y de relajación. Una gran variedad”, ha detallado Fernández. El sábado será el día de la despedida, pero hasta entonces, aún tienen muchas sorpresas. “Nos queda lo mejor”, ha asegurado el coordinador, indicando que todavía está pendiente de celebrarse “el show del Gran Talent, la fiesta de despedida, la gynkana americana, las rutas senderistas y terminar los talleres de pulseras y piedras pintadas”.
Como ha explicado, son muchas las actividades programadas para estos días, aunque sin duda, lo que más ha triunfado entre los pequeños ha sido la piscina y las actividades acuáticas. El pequeño Ángel Blanco se lo está pasando tan bien que ha deseado que “ojalá mi madre me esté viendo. Estamos yendo al juego y jugando a echarnos agua”. Por su parte, Sofía Castro y María Ruiz, están esperando “lo de la noche de miedo”, aunque también “nos encanta la piscina”, han expresado. Además, han contado que la primera noche “nos regañaron” porque hicieron “una fiestecita”, pero desde entonces, se han portado estupendamente.
“Yo quiero seguir aquí, me da pena acabar el campamento”, han manifestado estas dos pequeñas, lo que corrobora las palabras del coordinador: “Ahora todo es jaja y cuando llegue el sábado empezarán las lagrimitas”. Lo que está claro, es que los niños están disfrutando y viviendo una experiencia que seguro, nunca olvidarán.