Como si no hubiera un mañana

Ya queda poco para que acabe el verano, al menos los meses asociados a las vacaciones, y el protagonista principal sin duda han sido las sucesivas olas de calor. En Ceuta hemos vuelto a superar el registro de temperatura más elevada.

Resulta bastante singular que en Ceuta hayamos tenido temperaturas superiores a 40ºC. Según distintos informes nacionales e internacionales la tendencia apunta a un nuevo escenario climático inquietante. Hace dos años, el Ministerio para la Transición Ecológica y el reto demográfico coordinó la redacción del informe “impactos y riesgos derivados del cambio climático en España” en el que se dibujan varias proyecciones climáticas para España con variaciones climáticas que oscilan entre los 4,2ºC y 6,4ºC, en el peor escenario; y entre los 2ºC y 3,4ºC en el mejor de los casos.

Estos cambios serían más acusados en verano, con promedios superiores a los 5ºC. Los días cálidos podrían incrementarse en un 50%. Uno de los datos más preocupante es que la duración de la ola de calor más larga tendría entre 15 a 50 días más de promedio en el periodo de referencia a nivel de la España peninsular (2081-2100).

"El esperado aumento de la temperatura y la disminución de la precipitación provocará con una elevada probabilidad una menor disponibilidad de recursos hídricos"

El cambio climático no sólo afecta a las temperaturas, también lo hace al régimen de vientos y precipitaciones. Según algunos estudios, “las velocidades medias del viento muestran una tendencia al aumento de la velocidad media del viento en verano y una disminución en otoño en gran parte de la península ibérica. Además, en verano se proyecta una disminución de la presión a nivel del mar sobre la cuenca mediterránea y el sur de Europa y un fortalecimiento de los vientos del este sobre la península ibérica, con un posible fortalecimiento del efecto de canal del Estrecho de Gibraltar”.

Esta última consecuencia del cambio climático nos afectará directamente, ya que supone el incremento del riesgo de temporales de levante en verano, algo inusual en la actualidad para esta estación del año. No obstante, todas las proyecciones indican que la velocidad media del viento descenderá durante la primavera y el otoño.

En cuanto a los fenómenos extremos, se han identificado dos patrones con una mayor incidencia de los eventos extremos asociados a vientos extremos y de alto impacto para las aseguradoras, el patrón Anticiclónico Puro y el Ciclónico Direccional del Noroeste. También se contempla la posibilidad de formación de ciclones tropicales (conocidos como “medicanes” cuando se ubican sobre el mar Mediterráneo). Los medicanes pueden ir acompañados de tormentas con vientos de entre 110 km/h y 170 km/h.

Respecto a las consecuencias previstas del cambio climático en los recursos hídricos, el esperado aumento de la temperatura y la disminución de la precipitación “provocará con una elevada probabilidad una menor disponibilidad de recursos hídricos” lo cual podría coincidir con una mayor demanda de agua para el regadío, considerada la actividad que consume más recursos hídricos en España.

En general, la disminución de los recursos hídricos irá acompañada con una mayor demanda de agua. Ríos como el Ebro es probable que vean reducido su caudal anual en más del 50%. Se prevé una “tendencia a la baja en los caudales anuales, invernales y primaverales, especialmente pronunciada en las cuencas del centro y del sur. La reducción del caudal de las corrientes de invierno y primavera se atribuye a varias causas, incluidos los cambios en el patrón de lluvias estacionales y otros factores no climáticos importantes, como la reforestación, el aumento de la demanda de agua y las estrategias actuales de gestión del agua”.

"Los efectos dañinos provocados por las inundaciones pueden verse amplificados por el aumento de las áreas urbanizadas y la eliminación del sistema natural de drenaje"

Aunque pueda resultar paradójico, la disminución de las precipitaciones vendrá acompañada de un aumento del riesgo de inundaciones debido al calentamiento global. En el mejor de los escenarios, es decir con un calentamiento por debajo del 2ºC, los impactos de las inundaciones podrían ser más del doble de los actuales, con 525.000 personas/años expuestas a inundaciones y 13.000 millones de euros de pérdidas. A largo plazo (2071-2100), el número de personas expuestas a inundaciones podría alcanzar las 700.000 y las pérdidas económicas elevarse a 17.000 millones de euros. Los efectos dañinos provocados por las inundaciones pueden verse amplificados por el aumento de las áreas urbanizadas y la eliminación del sistema natural de drenaje.

Un ejemplo cercano de lo que no se debe hacer en prevención de inundaciones son las obras de relleno de la cabecera del arroyo de Benitez situado entre las barriadas de los Rosales y el Poblado de Regulares. Esta actuación contraviene la estrategia española de adaptación al cambio climático, la directiva europea de inundaciones y las medidas contempladas en los planes de gestión del riesgo de inundación de la demarcación hidrográfica de Ceuta. Este último contempla actuaciones para el mantenimiento y conservación de cauces, justo lo contrario de lo que está llevando a cabo la Ciudad Autónoma de Ceuta. Estaría bien saber si la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir ha aprobado esta actuación que afecta de manera directa al dominio hidrológico de Ceuta, cuya protección sigue siendo de competencia estatal. Curiosamente, esta actuación fue una propuesta del PSOE, partido que sostiene el actual gobierno central.

En otro orden de asuntos, siendo como somos una península rodeada de mar estamos muy expuestos a las consecuencias del cambio global. El aumento del nivel del mar representa, junto con los eventos extremos costeros, una de las mayores amenazas de cambio provocado por el ser humano en la naturaleza. Se estima que para finales de este siglo, el aumento del nivel del mar en España puede alcanzar una media de 43 cm, con un rango probable de 29 cm-59 cm, sin descartar que nos enfrentemos a un escenario más desfavorable con un rango probable de aumento del nivel del mar de entre 61 cm y 110 cm. Este aumento podría afectar de manera crítica a las infraestructuras ubicadas en el borde litoral, en especial a las instalaciones portuarias y a las playas ceutíes.

Según el informe sobre el que estamos basando esta colaboración, “el aumento del nivel del mar dará lugar a eventos extremos costeros más frecuentes. Las últimas estimaciones globales muestran que eventos que ocurrían una vez cada 100 años, en 2100 ocurrirán anualmente en todos los escenarios de cambio climático considerados. Cuando hablamos de eventos extremos nos referimos a temporales que provocarán inundaciones temporales, aumento de la erosión y afectación a equipamientos e infraestructuras. En el informe se concluye que el retroceso en la costa debido a la erosión podría ser de 2 m en el entorno del Estrecho de Gibraltar.

Respecto a las playas, que tanto preocupan a los políticos locales, en España se esperan retrocesos de playa importantes, sobre todo en el cantábrico, Galicia y Canarias. Algunos datos son más que preocupantes. En uno de los escenarios que se manejan, el retroceso en las playas de Cataluña sería de 41 y 153 m entre 2050 y 2100, lo que supone un riesgo importante para el turismo y los usos recreativos. Hay que tener en cuenta que las playas, además de su uso recreativo, cumplen una importante función de protección frente a eventos costeros extremos.

"Los impactos sobre los ecosistemas urbanos y costeros provocados por el cambio global son amplios y de extrema gravedad"

Tal y como hemos expuesto en este artículo, los impactos sobre los ecosistemas urbanos y costeros provocados por el cambio global (aumento de las temperaturas, elevación del nivel del mar, lluvias torrenciales, sequías, alteración y extinción de especies, aumento del riesgo de incendios forestales, etc…) son amplios y de extrema gravedad.

Ante los retos ambientales a los que nos enfrentamos podemos adoptar una actitud conformista, que conduce a la pasividad; u otra comprometida y activa que se preocupe por la salud de la tierra y por el futuro de las generaciones más jovenes y por lo que heredarán en nuestro país y nuestra ciudad.

Cabe una tercera actitud, por desgracia con apoyo político representado por la derecha española, que niega el cambio global y persigue involucionar en las tímidas medidas políticas tomadas para combatir y adaptarse al cambio global. Estos partidos se nutren de la resistencia de una parte de la sociedad a los sacrificios individuales y colectivos que conllevan la mitigación del cambio global, como un profundo cambio en la política agraria y ganadera, la reducción del uso del vehículo privado y de los viajes de bajo coste o las limitaciones en el consumo de agua y energía.

Se consiguen más votos diciéndole a la ciudadanía lo que quiere escuchar: que el cambio global es una invención de un grupo de científicos corruptos subvencionados por los estados y que no necesitamos cambiar nada, pues nada pasa y disponemos de recursos para seguir nuestro modo de vida sin preocuparnos por el futuro. Total, la vida son dos días y ya se apañaran los que vengan después. Nosotros a seguir con nuestros negocios y a vivir a todo tren como si no hubiera un mañana.