Durante esta semana se da el pistoletazo de salida a las comidas y cenas de empresas. Como todos los años y ya, superada la pandemia, mascarillas abajo jalaremos a dos carrillos las pitanzas que los restaurantes nos ofrecerán como ágapes al precio de un ojo de la cara y que todo el mundo aceptará de buen grado.
Es así, forma parte del curro diario, faltar es señalarse y provocar dimes y diretes entre los comensales. Hay que ir “velis nolis” (quieras o no quieras) pues las ausencias pulularán en el inconsciente colectivo de los colegas reunidos en el bacanal regado con el Dios Baco.
Allí gastaremos bromas, cantaremos villancicos. Con la botella de anís el mono oiremos los soniquetes típicos y los golpes en la mesa con puño cerrado y a un ritmo desacompasado harán las veces del poro pon pon del tambololilero de Raphael.
Seremos uno: jefes y Jefas, directivos y directivas, profesores y profesoras, inspectores e inspectoras, conserjes y conserjas, administrativos y administrativas, limpiadores y limpiadoras. Nos fundiremos en cuerpo único con trajes de tiros largos, peinados modernos y rostros acicalados con cosméticas para momentos especiales.
"Hay que ir 'velis nolis' (quieras o no quieras) pues las ausencias pulularán en el inconsciente colectivo de los colegas reunidos en el bacanal regado con el Dios Baco"
El menú será lo de menos aunque suene con la rimbombancia habitual en una carta del chef poco frecuente: huevos de tortuga al pilpil, pato a la naranja y trufado con manzana en el pico y cerezas en las entrañas, jamón Joselito haciendo la competencia al cinco jotas, ciruelas con carne de retinto rebajada con vino de Jerez, frituras de caracoles en un tartar de rosas silvestres, oca salvaje maridada con cerdo ibérico y otros platos palaciegos para paladares exquisitos.
La carne o el pescado serán los segundos; el gaznate deberá abrirse con una espuma de limón para forzar la digestión de los entrantes.
Vinos, cervezas, agua, refrescos, 0,0 para mantener la línea pues no hay que pasarse
Los postres de pitiminí daran paso a la copa de champagne con brindis por el instituto y porque nos toque la lotería del 22 de diciembre.
Baile, caraoque y a las tantas, los jartibles danzando con todo hijo de vecino.
El lunes a empezar de nuevo; algún comentario o anécdota, alguna foto robada o pactada y, sobre todo, una amnesia para tapar los atrevimientos. Hay que entrar a clase y seguir la rutina. El precio del cubierto 45 euros del ala. Para este año me he comprado 45 tápers para lo sobrante y ya tengo para todo el año.
“El vino que tiene Asunción ni es blanco ni es tinto ni tiene color".
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