La Comandancia General de Ceuta ha querido justificar su empecinamiento en celebrar, el próximo día 30 de este mes, el acto del 94 aniversario de la concesión de la Medalla Naval a la Compañía de Mar de la ULOG 23. Mientras todos los actos oficiales se suspenden y nada se celebra, la Comgeceu mantiene este acto pero indicando que será de formato reducido equiparándolo al
que se celebró el pasado domingo en García Aldave con motivo del centenario. No han tardado en llegar a este redacción denuncias de militares que se verán obligados a participar y temen por los contagios, más aún cuando se está en un momento álgido de casos.
Estos profesionales especifican que dadas las actuales circunstancias de la pandemia no ven lógico esta conmemoración y señalan que, además, acudirán mandos de otras unidades al acuartelamiento de la ULOG 23 y desplazados para estar presentes en el mencionado acto.
La Comandancia General, consultada por este periódico, señala que será una conmemoración con un formato muy reducido y con las medidas de seguridad que la situación actual “nos exige en la Comandancia General de Ceuta”. Será un acto muy reducido donde no habrá ningún personal civil ni entre los invitados ni tampoco estarán invitados los medios de comunicación.
Desde la misma Comgeceu se señala que la decisión de llevar adelante el 94 aniversario de la concesión de la medalla naval a la Compañía de Mar de la ULOG 23 es la misma que hizo que el pasado domingo se conmemorara el centenario de la Legión en el acuartelamiento de García Aldave bajo la presidencia del comandante general, Alejandro Gonzalo Escámez. Pero los casos son bien distintos, porque en uno se trataba de un centenario mientras que en el otro se cumple un año más sin ser un evento histórico como el de la Legión.
Esta celebración conmemora la fecha de entrega de una distinción al brillante comportamiento en las operaciones de desembarco en la bahía de Alhucemas, que fueron desarrolladas entre los días 6 de septiembre y 15 de octubre de 1925.
En esta operación llevada a cabo en el año 1925 por el Ejército y la Armada españolas y, en menor medida, un contingente aliado francés y tal y como había ocurrido en tantas ocasiones anteriores, los hombres de las Compañías de Mar de Ceuta y Melilla dejaron allí ejemplar constancia de su buen hacer, cubriéndose de gloria no solo desarrollando su peculiar cometido en las operaciones de desembarco sino también luchando con verdadero heroísmo.