Comentarios de agosto

Continuamos con el calor aunque ahora más atenuado por los intensos vientos de poniente que nos han estado refrescando el ambiente.  Estamos situados muy cerca del Sahara y esto marca una diferencia importante con respecto al clima, cuando el gran desierto decide exportar calor y partículas es como estar en el ambiente de un obrador con el horno encendido.

No obstante, el Sahara no tiene en principio culpa alguna de la desnortada gestión turística que se practica en la ciudad, a pesar de que ahora hay un nuevo consejero del área que todavía no parece que haya encontrado la vía para desmarcarse de la vulgaridad burocrática y absurda política turística que marca el perpetuo alcalde-presidente. La pregunta que cabe hacerse es si podrá hacer una gestión de mayor altura o se aburrirá y marchará a sus ocupaciones empresariales, por lo menos le quedará la dignidad de haberlo intentado. No creo que este nuevo consejero sea un títere sin norte en manos del perpetuo alcalde-presidente y esperamos que haga buenos movimientos para mejorar algo la situación. Los proyectos sin coherencia terminan siendo exclusivamente mantenidos por la obcecación del poder y el dinero de nuestros bolsillos. Darle a tragar a los ceutíes la píldora del periodo portugués sin un tónico para engullirla ha sido cuanto menos inapropiado e irresponsable por la gran disidencia política en el bando musulmán. Pero abandonar el día de Ceuta a su suerte, pues ni siquiera es festivo, es un monumental fiasco. Por otra parte, esta falta de criterio y coherencia acarrean que cuando se dan las oportunidades para apuntarse algún tanto con la cultura portuguesa en relación a una parte relevante de nuestra historia se deje pasar la oportunidad sin prestarle atención. Como por ejemplo en un reciente  evento cultural que a través de un proyecto europeo ha reunido en nuestra marinera ciudad a investigadores y divulgadores del patrimonio portugués más allá de las fronteras lusitanas.
Además del calor y del éxito del actual consejero de turismo en su gestión otro tema que nos preocupa es el deterioro en el contacto con la naturaleza que están sufriendo nuestros mayores en la nueva residencia geriátrica. Las razones del traslado no las conocemos pero nos llama la atención que un lugar con las características de Nazaret se haya abandonado y cambiado por una nueva residencia que gestiona una empresa privada. Los jardines de Nazaret con toda su tranquilidad y sus hermosas vistas es un lugar muy agradable, todo ello enmarcado dentro de un proyecto loable liderado por filántropos ceutíes. Nos preguntamos si las deficiencias lógicas debido al paso del tiempo y al desarrollo tecnológico no podían haber sido sufragadas con menor coste que la realización de una nueva residencia. No conocemos las razones de porqué la ciudad no invirtió en la remodelación de Nazaret, un proyecto consolidado y altruista que tanto beneficio ha desarrollado en torno a los que ya tienen una edad en la que no pueden valerse por sí mismos. Suponemos que habrá unas razones de mucho peso para no haberlo hecho e intentaremos informarnos para poder tener una opinión argumentada. No obstante, otros asuntos son mucho más opinables en relación a la nueva residencia y a ello deseamos dedicar parte de este artículo de agosto. La residencia es moderna y seguro que cuenta con mejores medios que los que tenía la antigua residencia pero creo que el concepto ha cambiado notoriamente, mientras Nazaret era y todavía es un lugar de encuentro esta residencia es un monolito, posiblemente pleno de tecnología sanitaria. En este sentido nos parece un paso atrás, se ha retrocedido en la visibilidad de nuestros mayores, en las interacciones y sobre todo en el desarrollo de actividades al aire libre.
Es un trato algo maquinal hacia cuerpos listos para el desguace en vez de seres humanos plenos de experiencias vividas que nos enriquecen con los relatos de sus vivencias y su sabia compañía. Algunos son como grandes libros de experiencias vitales y si otros por sus circunstancias vitales están muy disminuidos físicamente no por ello quiere decir que hayan perdido sus sentidos y su alma para apreciar las cosas bellas de este mundo de todos. Seguro que los ideólogos de este proyecto buscaban bienestar para estas personas que están en la etapa final de sus vidas pero está claro que han olvidado una parte esencial dando la espalda al mundo natural que nos rodea siendo una fuente inagotable y necesaria de salud. El trato actual puede ser altamente tecnológico pero también muy grosero en relación a otros elementos indispensables, no para el sostenimiento de la vida sino para que vivirla merezca la pena. Y en este sentido no parece desconcertante que se edifique una moderna residencia para atender la vejez y no se tenga la previsión de construir una salida al exterior hacia el cercano parque de San Amaro. Los mayores nos necesitan, tanto como nosotros a ellos con sus experiencias vitales y su presencia serena y tranquilizadora. El contacto de la naturaleza es esencial para la salud de las personas y cualquier ejercicio que se haga en contacto con el medio natural vale el doble. Las razones son tanto mentales como puramente físicas y quedan bien expuestas en un interesante ensayo sobre el valor de la naturaleza como fuente de salud, vitalidad y bienestar que firman Eva Selhub y Alan Logan ambos reputados profesionales de la salud.
Como bien indican estos investigadores que recopilan una gran cantidad de información médica relevante, la naturaleza estimula nuestros sentidos a través de unas variables determinadas entre las que se encuentran las sustancias aromáticas derivadas de las plantas, los animales, la luz y los colores naturales, varios sonidos y las moléculas de carga negativa o iones negativos. Ciertamente podemos recrear situaciones sucedáneas de ciertos factores naturales, como por ejemplo vaporizar esencias de árboles que trasmiten los denominados “fitóncidas” que reducen el estrés y generan una mayor producción de proteínas anticancerígenas en sangre. Los médicos japoneses han llevado una extensa investigación en este campo del conocimiento y recomiendan los paseos por bosques para mejorar significativamente la salud. Otros estudios demuestran la importancia de contar con buenos paisajes o incluso con un tipo de luz y por supuesto con animales de compañía. San Amaro dista mucho de ser un bosque puro dónde practicar el shinrin-yoku (una terapia japonesa que consiste en hacer una pequeña excursión a diario por un bosque y mejor si es de cedro) y nuestros mayores tampoco están impregnados del rigorismo japonés ni de su estilo de vida frugal. Sin embargo, se trata de seguir los consejos más rutinarios de la “Vis medicatrix naturae” y no alejar a nuestros mayores de una de las mayores fuentes de satisfacción y salud. Porqué privarlos del vuelo de las aves, el viento en los árboles, el colorido y perfume de las flores y la mirada de los animales. Por supuesto, gozar de la compañía de otros seres humanos queridos y de otros con los que entablar nuevas y esporádicas relaciones amistosas que reconforten mutuamente. Desde nuestro de vista es mucho más importante ayudar a morir con dignidad y refinamiento que extender las funciones vitales más allá de una existencia con apariencia humana pero sin su esencia.