El comandante general de Ceuta, Javier Sancho Sifre, se despide de su mando en plaza a finales de este mes. Finaliza los cuatro años al frente de la Comgeceu, completando una etapa en nuestra ciudad que será despedida con todos los honores. En esta entrevista con El Faro, de estricto corte personal, Sancho Sifre alude a algunos de los episodios vividos en nuestra ciudad.
–Termina su periodo de mandato como comandante general en Ceuta, años que ha pasado en esta ciudad y que a buen seguro le habrán reportado buenos momentos pero otros, quizá, no tanto. ¿Cuáles han sido los momentos que recuerda con mayor alegría, los que podría calificar de más positivos?
–Haber estado al mando de la Comandancia de la Comandancia General de Ceuta estos cuatro años ya es por sí mismo un enorme privilegio que reporta momentos muy gratificantes. Me voy con grandes satisfacciones y momentos muy entrañables. Podría enumerar muchos, pero por no extenderme me voy a permitir destacar tres de ellos.
–Cuéntenos cuáles son...
–El acto militar que realizamos en el patio de armas de las Murallas Reales en honor a la Virgen de África con motivo de la celebración del sexto centenario de la llegada de la imagen de la Virgen a nuestra ciudad fue especialmente gratificante. No sólo por la oportunidad que supuso dirigirme a los ceutíes para hablar de la devoción de Ceuta a su amantísima Patrona, sino porque también, su vinculación con la Comandancia General de Ceuta, hunde sus raíces en los primeros momentos de la llegada de esa imagen.
Presidir aquel acto, pasando revista con el Aleo a la unidad que se encontraba en formación, como una ocasión única y absolutamente excepcional desde que el Aleo fuese depositado para su custodia en manos de la Virgen, fue emocionante. Y quiero resaltar que fue emocionante porque hay que tener en cuenta que ese Aleo es el mismo bastón de mando que utilizó el primer Gobernador de la Ciudad, don Pedro de Meneses, hace ya 600 años y el mismo bastón de mando con el que, al poco tiempo de mi llegada, juré defender la Plaza de Ceuta, manteniéndola fiel a España y a su majestad el Rey, a la vez que lo depositaba en manos de nuestra Virgen de África pidiendo su protección. Le puedo asegurar que estos momentos son emociones difícilmente superables.
Otro momento que me gustaría destacar ha sido la reciente concesión de la Medalla de la Ciudad a nuestro Regimiento de Ingenieros, así como la inauguración de un monumento en honor a los ingenieros militares. Un reconocimiento al trabajo de esta unidad a lo largo de la historia en Ceuta, que desde luego supone un enorme aliciente para nuestros militares en su trabajo diario para el cumplimiento de nuestras misiones. Quiero aprovechar para agradecer dese aquí la generosidad de los ceutíes por este doble reconocimiento a nuestros ingenieros.
También fue muy gratificante recibir múltiples felicitaciones por el extraordinario trabajo de los militares de nuestra Comandancia General en la operación llevada a cabo en la República de Mali. Allí estuvieron proporcionando asesoramiento y adiestramiento a sus Fuerzas Armadas, contribuyendo a restaurar su capacidad militar para, en definitiva, ayudarles a que recuperen la integridad de su propio país. Una misión que llevaron a cabo como sólo nuestros militares saben hacer, es decir, capaces al mismo tiempo de combatir como los mejores, en las situaciones más exigentes, pero también, a la vez capaces de llevar el espíritu solidario del pueblo español.
El triste fallecimiento del capitán Barreda fue el momento más doloroso en Ceuta”
–¿Cuáles han quedado marcados como los peores, quizá por su complicación, por lo que hayan podido tener de dramáticos…?
–Estar al frente de esta Comandancia General, efectivamente tiene grandes satisfacciones, pero también, como bien dice, momentos complicados y muy difíciles. Si hay algo que diferencia a los militares del resto de la sociedad es nuestra permanente disponibilidad y muy especialmente el compromiso que adquirimos besando nuestra Bandera para defender España dando la vida en el empeño si fuera preciso. Un simple gesto, pero que para nosotros tiene un enorme significado a lo largo de toda nuestra vida militar. Un beso con el que aceptamos actuar hasta donde el deber lo demande.
Por otra parte, hacer de nuestras unidades un instrumento eficaz para la misión de defender a España, requiere un elevado nivel de adiestramiento, lo que hace necesario llevar a cabo múltiples actividades de preparación para alcanzarlo. Irremisiblemente, el desarrollo de todas estas actividades de preparación, nunca está exento de riesgo.
El triste fallecimiento del capitán de Caballería Sergio Barreda en acto de servicio, durante el desarrollo de una de estas actividades de preparación, fue la desgraciada materialización del riesgo que todos aceptamos voluntaria y serenamente como parte inherente de nuestro oficio de soldados, de acuerdo con el compromiso contraído con ese beso a la bandera a que me refería anteriormente. Sin duda fue el momento más triste y doloroso de cuantos he vivido en Ceuta.
Le puedo garantizar que su recuerdo permanece vivo en nuestra memoria y muy especialmente en la de la que fue su querida Unidad, el Regimiento de Caballería Montesa.
–¿Qué ha significado para usted mandar en una plaza como la de Ceuta? En una ciudad en la que la relación Ejército-ciudadanía es además tan estrecha…
–Pues ha supuesto un enorme orgullo, una gran satisfacción y una experiencia única, porque esa estrecha relación Ejército-ciudadanía en Ceuta a la que se refiere es algo que se siente y percibe a diario. Seguramente me habrán escuchado en muchas ocasiones decir que para nosotros, para cualquier soldado, no hay mayor aliciente que sentir el respaldo de la sociedad a la que se sirve y esto es algo que en Ceuta se percibe permanentemente, tanto de las instituciones como de los ciudadanos. Sin duda una seña de identidad de la ciudad. Esta es la mejor recompensa que nos alienta a trabajar día a día para estar permanentemente en condiciones de cumplir cualquier misión que se nos ordene.
Tenemos un buen nivel de adiestramiento y le aseguro que no es tarea fácil en esta época de restricciones”
–Además esa vinculación se ha hecho incluso más palpable en la organización de eventos deportivos como la ‘Cuna de la Legión’ y el ‘Desafío de los 300’ que han sido todo un éxito, ¿orgulloso de actos así?, ¿confiado en que sean incluso más en años venideros?
–Muy orgulloso. Como bien conocen, por parte de la Comandancia General se venían organizando dos pruebas deportivas, como eran la carrera de Benzú a cargo del Grupo de Regulares y la vuelta al Hacho que organizaba el Tercio Duque de Alba.
Cuando asumí el Mando de la Comandancia General, le propuse al presidente de la Ciudad transformar ambas pruebas para darles un carácter más abierto, de forma que se fomentara mayor participación a nivel local y también nacional. De este modo, estas pruebas deportivas podrían servir también de verdadero escaparate para la ciudad de Ceuta. La propuesta requería financiación de la Ciudad, mientras que la organización se llevaría a cabo por parte de la Comandancia General.
Estas nuevas pruebas deportivas de carácter cívico-militar, las ya conocidas carreras Cuna de la Legión organizada por nuestro Tercio Duque de Alba y el Desafío de los Trescientos por el Grupo de Regulares, que se realizan con el apoyo y en estrecha colaboración con la Consejería de Juventud y Deporte de la Ciudad y el Instituto Ceutí de Deportes, me atrevo a afirmar que han sido gran éxito, estando ya plenamente consolidadas. Sobre todo, tal como se pretendía han ayudado en gran medida a colocar a Ceuta entre las ciudades más buscadas en el ámbito deportivo y a potenciar el turismo de nuestra ciudad. Para mi es una satisfacción haber podido contribuir con esta finalidad.
No me cabe duda que en años venideros surgirán nuevas oportunidades. La colaboración en el ámbito deportivo entre la Comandancia General y la ciudad, tiene un potencial enorme y estoy seguro que una vez se ponga en marcha la futura pista de atletismo de uso dual cívico-militar, la colaboración en este ámbito podrá ser incluso mayor.
–Al hilo de la anterior pregunta, por sus anteriores destinos, ¿ha mandado en otra ciudad en la que exista esa relación tan fuerte, tan asentada?
–Desde luego que no. En ningún otro destino he experimentado una relación como esta. En mi experiencia personal, a lo largo de mi carrera, puedo garantizarle que esta relación es única y sólo he visto algo similar, en nuestra ciudad hermana de Melilla. Una ciudad en la que nunca estuve estado destinado, pero que sí que he visitado con mucha frecuencia por razones profesionales durante mi carrera.
–¿Qué valoración hace del nivel de nuestro Ejército en la ciudad, del avance en la formación y adiestramiento experimentados por las distintas unidades?
–Muy positiva, tenemos un buen nivel de adiestramiento y le aseguro que no es tarea fácil en esta época de restricciones presupuestarias. De hecho es nuestro principal cometido y mi primera preocupación. Que todas las unidades de la Comandancia General y mi propio Cuartel General cuenten con el nivel de adiestramiento que se requiere para todo aquello que se nos pueda exigir.
Es evidente que para velar por la seguridad y bienestar de nuestros ciudadanos, es necesario estar bien preparado. Una preparación que se materializa a través de todas nuestras actividades diarias de instrucción y adiestramiento en el campo exterior de la ciudad, complementado con salidas periódicas a los centros de adiestramiento de la península. Le puedo asegurar que es un trabajo diario enormemente exigente.
Todo ello se complementa poniendo especial atención a la formación en valores de nuestros hombres y mujeres, puesto que la preparación táctica y técnica es esencial, pero no suficiente. El potencial empleo de la fuerza letal es una responsabilidad enorme depositada en nuestros militares, por lo que también procuramos proporcionar una formación humanística construida sobre una formación moral y sólidos valores que guíen las decisiones de nuestros mandos y tropa.
–Usted ha estado desplegado a lo largo de su carrera en diversas operaciones fuera de nuestras fronteras. Ceuta tiene la suerte y el nivel de haber tenido destacados a los miembros del Ejército en muchas misiones, ¿cómo valora ese trabajo?
–Efectivamente, en mi caso particular he tenido ocasión de participar en diferentes operaciones en Bosnia y Herzegovina, en Kosovo y en Irak. Cuando uno llega a una zona de operaciones y ve de cerca los horrores de la guerra, del hambre, de la muerte y de la destrucción, le puedo asegurar que no dejan la conciencia impasible. Por eso es normal que cuando uno toma parte en estas operaciones, se enorgullezca por haber conseguido en aquellos países haber ayudado a los más necesitados, quizá haber salvado alguna vida o simplemente haberles dado una razón más o una esperanza más para seguir viviendo. No le quepa duda que no hay mayor satisfacción personal que esa.
En el caso de las unidades de Ceuta, como antes le decía, ha sido para mí un gran orgullo haber estado al Mando de la Comandancia General mientras ha estado desplegada una de nuestras unidades en Mali. Además actualmente estamos en fase de diseño de lo que será el futuro contingente de esta Comandancia que desplegará en la operación A/I en Irak el próximo año y cuyo adiestramiento operativo dará comienzo el próximo mes de noviembre.
Mi valoración sobre la participación del Ejército en estas operaciones evidentemente no puede ser más positiva. Si las Fuerzas Armadas hoy son una institución bien valorada, es una confianza ganada con el trabajo diario y en gran medida también por el excelente papel jugado en estas misiones multinacionales fuera de nuestras fronteras.
Pero es que además hoy en día no hay otro camino. Si en otras épocas, la seguridad de un país se basaba en la defensa de sus fronteras frente a amenazas o agresiones procedentes del exterior, hace ya años que esto quedó completamente difuminado. La defensa de las fronteras en sentido clásico, no es suficiente para garantizar la seguridad de una nación y, por tanto, la seguridad también hay que buscarla lejos de nuestras fronteras, compartiendo esa responsabilidad con nuestros aliados y con las instituciones internacionales de las que España forma parte.
–¿Con qué imagen se marcha de nuestra tierra después de cuatro años en ella y habiendo participado en tantos actos como usted siempre ha estado presente?, ¿cómo se adapta una familia, la suya, a una ciudad como la nuestra con esta riqueza cultural y tan distinta a otros destinos que haya podido tener?
–Me voy con la imagen de una ciudad con un acentuado carácter castrense y muy vinculada a su Ejército. Una ciudad cuya configuración en forma de península rodeada de mar, con una estrecha faja ístmica y con el monte Hacho que domina toda su geografía, explica cómo fue posible su fortificación y defensa a través de los siglos, sobreviviendo a los duros y largos asedios a que fue sometida. Una ciudad que parece una cápsula del tiempo, porque en un territorio de dimensiones tan reducidas se puede sin embargo recorrer toda la historia de España. Una ciudad donde la guerra no estuvo ausente, y por tanto, donde se han escrito algunas de las páginas más gloriosas de nuestra historia militar.
Pero también me marcho con la imagen de una ciudad de gran belleza, con una geografía y un paisaje verdaderamente envidiable, que explica que se la conozca como la Perla del Mediterráneo. Una ciudad que cuenta con un patrimonio único. Tengo verdadera admiración por el conjunto que conforman las Murallas Reales y su foso navegable. Algo verdaderamente espectacular y motivo de orgullo para la ciudad.
Pero por encima de todo, me llevo la imagen de una ciudad cuyo mejor activo es su gente. Su hospitalidad. Un modelo de convivencia. Aquí el sentimiento de lo español se acrecienta en mucha mayor medida que en el resto de España. Aunque todos tenemos nuestra patria chica, una de las cosas que más me han admirado en este tiempo, es comprobar la intensidad con la que los ceutíes aman a su tierra, algo verdaderamente envidiable y admirable.
Precisamente la hospitalidad a la que me refería, hizo que nuestra adaptación fuera muy rápida. Hace cuatro años que me trasladé con mi esposa, puesto que nuestros cuatro hijos, todos en la treintena, se quedaron trabajando en Madrid. Por supuesto sí que han estado acompañándonos en los períodos vacacionales donde también han disfrutado mucho de la ciudad.
Tanto mi esposa como yo mismo estamos muy agradecidos a todos los ceutíes, porque desde el primer momento la sociedad nos acogió, haciéndonos sentir como unos caballas más. Abstrayéndonos de lo militar, el haber vivido cuatro años en esta entrañable ciudad también ha sido una experiencia única, habiendo dejado tanto en mi esposa como en mí una huella imborrable. Le aseguro que nos llevamos a Ceuta en el corazón.
–Se marcha en un momento de cambios esperados en nuestra ciudad, a nivel de infraestructuras, como es la puesta en marcha de la base única. No la verá usted bajo su mandato, pero será una de las metas esperadas con cuya consecución disfrutará…
–No le quepa duda. La concentración de unidades en una base única es un proyecto largamente añorado. Un proyecto que se materializó con la urbanización y cerramiento de los terrenos existentes en la Base Teniente Ruiz y que se vio cercenado por la crisis económica en el momento que se iba a iniciar la construcción de los primeros edificios.
Se trata de un proyecto ambicioso, valorado en torno a 35 millones de euros que desde su diseño inicial ha sufrido diversas modificaciones. La intención es concentrar las unidades de la Comandancia General que se encuentran en pleno casco urbano, a una nueva Base (Teniente Ruiz), con el objeto de liberar suelo que pueda ser de utilidad para la Ciudad Autónoma.
Dicho Plan incluye una primera fase con la construcción del cuerpo de guardia y un edificio de asistencia sanitaria, así como el traslado de la IV Bandera del Tercio Duque de Alba al Acuartelamiento de García Aldave. Posteriormente se prevé el traslado de los acuartelamientos de Otero (ULOG), Fuentes Pila (RAMIX) y Fiscer (USBAD) a la Base Teniente Ruiz.
Las restricciones presupuestarias de los últimos años han hecho que los avances sean muy lentos. No obstante, en estos momentos se encuentra muy avanzada la construcción del cuerpo de guardia y del edificio de asistencia sanitaria que se prevé estén finalizados al concluir el año. Esto permitirá liberar el espacio ocupado por la Clínica Militar, pudiéndose crear, si así se considera, un complejo socio-sanitario para la ciudad en esos terrenos. También se han recibido los créditos que permitirán iniciar este año las obras de acondicionamiento del cuartel de García Aldave para, como he indicado antes, trasladar la IV Bandera del Tercio, de acuerdo con un plan plurianual que se irá completando en función de la dotación presupuestaria que se vaya recibiendo cada año.
Aunque no relacionado con la base única, pero si con infraestructuras, para mí también es una gran satisfacción haber conseguido la financiación para un centro de educación infantil para nuestros militares. Un centro que se va a ubicar en las antiguas instalaciones del club de tropa y cuya construcción va a dar comienzo en breve plazo. Una excelente ayuda para nuestros militares que supondrá una mejora notable en las medidas de conciliación y por ende de la operatividad de nuestras unidades.
Igualmente la mencionada construcción en este año de la nueva pista de atletismo con financiación de la ciudad, en terrenos militares de la nueva Base, supondrá un gran beneficio para la formación física de nuestros militares, así como de todos los ceutíes, al estar previsto un uso conjunto cívico-militar.
–¿Qué mensaje ofrece a los hombres y mujeres del Ejército con motivo de su marcha?
–Como sabe, el próximo 31 de mayo se llevará a cabo una parada militar en el acuartelamiento de García Aldave, en la que me despediré de la Bandera. En ese acto en que se encontrarán formadas todas las unidades de la Comandancia General y de la Unidad de Servicios de la Base, tendré ocasión de dirigirme a nuestros hombres y mujeres por última vez, por lo que comprenderá que quiera reservar el mensaje a nuestros militares para ese momento.
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