La investigación judicial seguida por la muerte de dos vecinos de Ceuta que fueron arrollados por una patrullera de la Policía de Gibraltar registró este martes su segunda sesión, en donde se concluyó que esa colisión ocurrió en aguas españolas pero fue “un accidente”. Las familias, a través de su Defensa, mantienen que son muertes que jamás deberían haberse producido.
Los oficiales del buque policial ‘Sir John Chapple’ habían apagado las ayudas a la navegación que habrían trazado su rumbo y ubicación, cuando se apresuraron a interceptar la embarcación que ocupaban los ceutíes, cerca del puerto de La Atunara en La Línea. Tal y como informa el medio de comunicación Gibraltar Chronicle, Richard Meikle, un consultor marino e investigador experimentado de accidentes en el mar, constató que no había evidencia que sugiriera que la colisión fue intencional. Dijo al tribunal que “...la intercepción, persecución y colisión se llevaron a cabo al menos 1,5 millas náuticas más allá de las aguas territoriales de Gibraltar británico, en aguas españolas”.
No queda claro por qué la patrullera estaba en esa zona, cuando había superado los límites de sus aguas, sobre todo cuando hay órdenes de no patrullar fuera de las aguas territoriales salvo en operaciones de salvamento al haber vidas en peligro. Se dio un dato como que de 57 persecuciones en meses anteriores, solo dos se desviaron de las aguas británicas. No había nada que justificara por tanto esa intrusión.
Las lesiones sufridas por los dos ceutíes fueron gravísimas, fallecieron y sus familias piden justicia. Esa muerte se produjo por el impacto de la embarcación que ocupaban con la patrullera de Gibraltar.
Tal y como explica el rotativo Gibraltar Chronicle, a Meikle se le encomendó la reconstrucción de lo que pudo suceder en aquel choque, para lo que llevó a cabo varias pruebas, usando datos de la navegación de la semirrígida, imágenes de las cámaras de control... Esa noche había visibilidad clara y las condiciones climáticas era buenas. La tripulación del ‘Sir John Chapple’ atendió una llamada de la Guardia Civil sobre la presencia de un buque que se consideraba sospechoso.
Hay declaraciones opuestas en torno a lo que pasó en una persecución en la que el barco de la Policía tenía sus luces parpadeando y un oficial hacía uso de una linterna particular para alumbrar a la otra embarcación, que carecía de luces de navegación.
En esa persecución, siempre según lo que se manifestó ayer, hubo maniobras peligrosas, colisionando la patrullera con la embarcación de los ceutíes, a la que golpeó por detrás por el lado de babor y pasando sobre este para terminar en el mar por el lado de estribor.
Tras ese golpe la Policía remolcó la lancha y la llevó a puerto gibraltareño. Según el declarante, el procedimiento correcto habría sido el de hacer una llamada de emergencia y alertar a todas las embarcaciones cercanas.
De la sesión de ayer se concluyó que no había evidencias de que existiera una intención de chocar, y que esa colisión fue un accidente, pero se puso en riesgo a las dos tripulaciones, tanto la policial como la de los ceutíes.
Meikle también fue interrogado sobre la banda de metal dentada fijada a la proa del ‘Sir John Chapple’, algo que se usa normalmente en áreas como Canadá y el noroeste de Estados Unidos para evitar que los troncos pasen por debajo de la embarcación. Esa particular ‘sierra’ ha sido muy criticada.
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