El Trampantojo

Acabo de ver una exposición extraordinaria sobre el trampantojo en el museo Thyssen, “Hiperreal. El Arte del trampantojo”, porque la realidad solo depende del punto de vista del espectador. No les puedo decir que no se la pierdan porque ya ha terminado. ”Trampa o ilusión con que se engaña a alguien a ver lo que no es”, así se define un trampantojo, de manera que son las artes plásticas donde se pueden representar con mayor facilidad lo que es un trampantojo, lo que no está exento de dificultad y de una habilidad extraordinaria. En la citada exposición se representaba incluso una puerta, que tal era su realismo que varias personas se dirigieron a intentar abrirla. Relieve donde solo hay una superficie plana y los motivos pueden ser muy variados, desde bodegones que si representan frutos, estos se salen del cuadro, cuando no figuras humanas o marcos que representan un relieve nunca visto. Hay que descubrirse ante estos artistas. He de preguntarme si el cuadro por excelencia del museo del Prado, Las Meninas, representa un trampantojo o es un estudio de profundidades, un trampantojo inverso, prometo dar la respuesta antes de enviar este artículo hablando con estudiosos en la materia. Lo que no acierto y seguramente nunca lo sabré es si el artista del trampantojo lo hace con el ánimo de engañar o por el contrario lo hace para exponer su habilidad. Tampoco sé si en otras artes existe la posibilidad de utilizar el trampantojo, además de en la pintura, por ejemplo en la música, no acierto a , por ejemplo, interpretar una tormenta y que finalmente el ruido sea debido a que el vecino ha corrido un piano. Ya iré afinando mis sentidos para lograr captarlo debidamente.

No en el resto de las artes, pero sí en la política y no sé si volitivamente o por error, el trampantojo está muy presente. El político por antonomasia es lo que podemos definir como un gran “trampantojista”, ya que mediante una trampa o ilusión engaña a alguien a ver lo que no es. El presidente del gobierno encarna en ese sentido el mayor trampantojo, es un engañador permanente, un engañador profesional. Se disfraza de persona decente, así va a todos los países vendiendo verdad, a todos los foros en los que está comprometido el Estado o el gobierno nacional y les promete el oro y el moro, él siempre cumplirá y nadie absolutamente nadie podrá tener queja de su palabra. A la vuelta, tras su exposición permanente en todas las emisoras a las que previamente ha pagado para que ensalcen su buen hacer, comunica que gracias a él la Tierra sigue girando, los días tienen 24 horas, y las noches suceden a los días y para aseverar que lo que dice es la verdad y nada más que la verdad, comunica Urbi et Orbi, que en Mayo va a hacer calor. Y efectivamente todo esto ocurre, la tierra sigue girando, los días tienen veinticuatro horas, las noches suceden a los días y en Mayo hace calor. Pero de los resultados obtenidos en sus giras en su aerodino preferido, nada de nada. Así, el precio de la luz ya hace unas cuantas lunas que vaticinó que el precio bajaría incluso esa profecía llegaría hasta nuestros amigos lusitanos, que como los de Iberia siguen esperando engañados una vez más, la reducción del precio de los combustibles fósiles, léase petróleo y derivados, el gas etc. Ni siquiera ha conseguido reducir el IVA de las compresas, ahora tan de moda por la excelente ley del aborto que va a llevar al paro a muchas mujeres que ya no podrán ir a la guerra, porque los de enfrente no van a parar por la menstruación de las enemigas, así es que una vez más, derrota asegurada. Claro eso pasa por dejar en manos de los podemitas algunas leyes para que se entretengan, porque esos no engañan a nadie, desde el inicio ya se sabe quiénes son y lo que dan de sí, así es que para ellos el trampantojo no existe. La tal Yolanda juega a ser un trampantojo, pero no da la talla, es solo cuestión de figurines de corte y confección, no da para más, pero viste mucho.

En el consejo de ministros sigue habiendo hábiles, hasta hace unos años, “trampantojistas”, ahora ya no engañan a nadie. Son los casos del tal Marlasca que se puso una k en el apellido y ahí empezó su ”trampantojeo”, pero en aquella época parecía decente librando una lucha contra los asesinos de ETA, pero fue oír que podía ser ministro y a partir de ahí, lo que mande vuecencia señor Pedro. Y es que yo la erótica del poder la entiendo, la moqueta tira más que la teta, aunque pueda parecer lo contrario. A mí este Marlasca si me ha engañado, y lo peor es que lo está haciendo tan rematadamente mal que cuando salga no sé si el matrimonio se va a tener que ir a Abu Dahbi, ahora que puede quedar un lugar vacío, claro que no será tratado igual. Otra compañera de profesión, la tal Margarita, también está dentro de las que han engañado al personal, a mí, he de reconocer que esta juez no me ha engañado. Desde el principio sabía que era una pose todo lo que hacía. Su actuación por el chat privado de unos componentes ya retirados de la XIX Promoción de la Academia General del Aire solicitando a la Fiscalía de Madrid la apertura de investigaciones con el objeto de opacar el éxito producido por el envío de una carta al Rey apoyada por una gran mayoría de esa Promoción, y a la que posteriormente en actuaciones paralelas se unieron hasta cerca de mil militares retirados, hasta que finalmente la actuación margariteña fue sobreseída por la Fiscalía , ya denotaba maneras. Ahora ya nadie tiene duda de su indignidad en su actuación en el cese de la directora del CNI por haber cumplido con su deber y el elogio sin precedentes que ha hecho de su humillación ante el Maniquí para que no la cese.

Lógicamente al ser el trampantojo un arte universal en cuanto a política se refiere, y como engañan unos y otros, el relato no acaba aquí. Hay personas a las que no le van las dobleces, por ejemplo a los miembros de la banda asesina ETA, que son de profesión asesinos y aunque se visten como el resto de los mortales, ello no engañan a nadie, ni a sus padres o hermanos, asesinan y que se jodan los otros, ya vendrá el tal Pedro a sacarlos de la cárcel en el caso de que los cojan. Igual pasa con los separatistas, estos no quieren saber nada de España, solo quieren una Cataluña o un País Vasco que se independice de España, pero a fin de mes que esta España les pague el sueldo y nada de trampantojos. El arte de engañar no va con ellos. Ellos prefieren el chantaje.

En la derecha el trampantojo es del estilo dulzón, más pasivo, menos estridente que en la izquierda, pero como el veneno, igual de dañino. Han engañado Aznar y Rajoy, el primero diciendo que iba construir un sistema políticamente estable cediendo a los nacionalistas por el pacto del Majestic : educación , sanidad, justicia, puertos, empleo, etc. Aumentó desde el 15 al 33% la cesión de lo recaudado por el IRPF, del 35 % del IVA (antes exclusivo del Estado) y hasta el 40% de los Impuestos especiales, expulsó a la G. Civil de las carreteras de Cataluña , aceptó suprimir el servicio militar obligatorio y los Gobernadores civiles a petición de Pujol y en 1998 se negó a recurrir la ley de Política lingüística de Pujol que discriminaba a los castellano parlantes, y denominó en todos los lugares de España los nombres de ciudades y pueblos en la lengua secundaria, así en Madrid podemos ver en las carreteras nacionales “A Coruña” en vez de “La Coruña, puro trampantojo. Nunca los nacionalistas recibieron tanto. Todo ello con la imagen engañosa de un gran estadista. El segundo, el tal Rajoy, comprometiéndose a anular las malignas leyes promulgadas durante el gobierno de Zapatero y comprometiéndose sobre todo a tener una Justicia verdaderamente independiente, eliminando el obsceno espectáculo de tener jueces en la política que al volver a su estrado podrían juzgar a s

"El político por antonomasia es lo que podemos definir como un gran “trampantojista”, ya que mediante una trampa o ilusión engaña a alguien a ver lo que no es. El presidente del gobierno encarna en ese sentido el mayor trampantojo, es un engañador permanente, un engañador profesional"

El nuevo PP, el de Feijoó ha comenzado con otro trampantojo, esta vez llamado “nacionalidades”. Así cuando este sujeto va a Cataluña la califica de nacionalidad ante un círculo de empresarios y todos aplauden porque esa palabra se encuentra en la Constitución aun cuando no dice en qué consiste, ni qué parte del territorio debe usarse, ni en base a qué, por lo que ladinamente, cuando se habla de “nacionalidad”, se quiere decir simple y llanamente “nación”, pero ya sabemos que Nación no hay más que una. La nacionalidad dulce, como si cualquier relación con el nacionalismo pudiera ser dulce. A continuación su segundo señala que España es un estado plurinacional. Claro eso pasa por no estudiar, porque yo, que he tenido, debido y disfrutado al leer mucho, les aseguro que en mis libros de Historia, nunca he leído que España fuera un estado plurinacional. Así es que señor Feijoo, si usted va a contar con el trampantojo de las nacionalidades, por favor, conmigo no cuente. Y todo esto pasa porque a este señor le ha ido muy bien en su región gallega. Él quiere que todas las comunidades sean como la suya o como la de Madrid, porque han sido comunidades que, por su buen quehacer han votado a su partido. Porque el que Ayuso se haya enfrentado al inútil de Sánchez ha sido una suerte para la comunidad de Madrid, pero todo ha sido así por no tener un gobierno nacional que dirija la Nación, en ese caso nos amparamos en el buen hacer de Ayuso, pero ¿qué sucedería en caso contrario si Ayuso no hubiese acertado en sus políticas? No debemos olvidar que de lo que se trata es de gobernar una nación, por entero, no partes de esa nación. Feijóo considera que deben ser las partes las que funcionen bien, cada una de distinta manera y que lo envolvente es un cascarón, el Estado, que solo debe tener competencias en la defensa de la Nación y en relaciones exteriores, poco más. De ahí que deje gobernar como quiera a Ayuso en Madrid a Bonilla en Andalucía, o a Mañueco en Castilla y León y que pacten con quien quiera, incluso permite a Bonilla que si no le agradan los resultados del próximo 19 de Junio, pueda volver a convocar elecciones. Feijóo como trampantojo de la derecha promueve un trampantojo de nación. Por eso solo le interesa la economía, nada de enfrentarse a la política cultural de la izquierda. Afirmó Feijoo que el PP “abre una nueva etapa de unidad interna, vocación de servicio, y certidumbre en el papel esencial que su partido desempeñará en el futuro inmediato de España” y “más economía y menos debates estériles y ofrecer una alternativa creíble. No debemos enredarnos en temas menores”. Menudo proyecto ilusionante señor Feijóo. Porque si no se ilusiona al ciudadano, con sus frases grises, usted estará muy contento, pero seguirá en la oposición.

Afortunadamente existen otras personas de mucha más valía en la derecha , que han visto, ellas sí, cual es el peligro al que se enfrentan. Isabel Ayuso, Cayetana Álvarez de Toledo, Macarena Olona y Santiago Abascal, no son trampantojos, todos ellos partidarios de dar la batalla ideológica en todos los frentes sabiendo quien es el enemigo y cómo enfrentarse a él para derrotarle, y una de sus armas es la política cultural que la izquierda bajo el engañoso lema de la igualdad promueve justamente la desigualdad entre hombres y mujeres. No es inocua la relación entre el poder y la cultura, de ahí la cantidad ingente de leyes perniciosas para todos. Ante el trampantojo que protagoniza Feijoo se impone el verismo que protagoniza Ayuso y Abascal, cada uno de ellos debería presentar un proyecto ilusionante y sólido para enfrentarse al indigno sanchismo y dejemos a Feijoo que siga degustando el maravilloso marisco gallego.

Consultados los expertos citados inicialmente, les indico lo que ya imaginaba: el cuadro de las Meninas no es un trampantojo, Velázquez nunca nos engañó.