Tenemos un nuevo programa en televisión: “ Hablando claro” . Admiro a los periodistas que arriesgan su vida, que ponen en peligro sus trabajos, que son condenados al ostracismo, que no se les contrata, que no se someten a la manipulación de sus empresas y que representan el cuarto poder del Estado con el Derecho a la Información desde la libertad. Son trabajadores y trabajadoras por la justicia, por sacar a la luz las vergüenzas de la sociedad que nos crea la ceguera que Saramago relató en su libro “ Ensayo sobre la ceguera. Ayer en el programa Hablando en plata reflexionaban sobre qué tiene que pasar para que nuestros mayores sean tratados como seres humanos en las residencias de ancianos ¿Cuándo tomaremos conciencia de que esto no puede seguir? Nuestros mayores no se merecen este trato. Podríamos decir que nadie se merece el o, mejor dicho, maltrato. La pandemia ha destapado las condiciones infrahumanas que puede recordar a cualquier campo de concentración de los que la Historia ha dado cuenta. Nada que envidiarlos: dejar morir de inanición, ahogarse en la suciedad, alimentarse con comida que ya no está en condiciones para el consumo y todos los malos tratos que han sufrido algunas personas indefensas con todo tipo de enfremedades que no tienen la capacidad para gritar auxilio ni a sus familiares. Entrar en las lavanderías, en las habitaciones, en las cocinas. Hablar con empleados que ya no trabajan en esas empresas, comprobar la indiferencia de las comunidades autónomas que descuidan las obligaciones de control e inspección. El silencio, la cárcel sin barrotes, el moridero, el circo de los horrores; esa es lo que el COVID enseñó y fue investigado por las denuncias de los familiares que no pudieron recoger ni los cadáveres de sus propios padres. Todo ello fue explicado detalladamente mientras la desesperación, las lágrimas y la indignación de los familiares corrían por las lágrimas de los afectados. Varias residencias han sido sancionadas por trato vejatorio, falsear documentos, no disponer del personal de atención y limitar los derechos de sus residentes. Decía chicote que muchos menús consistían en una sardina para cenar, medio huevo cocido y una loncha de mortadela... "Nosotros no hemos nacido con 80 años, hemos trabajado mucho y lo deberían saber porque hoy disfrutan de privilegios que nosotros generamos, no para nosotros sino para ustedes. Eso no se consigue mirando para otro lado. Es insólito que estemos aquí pidiendo vivir con dignidad. Tomás Turégano García denunció la falta de seguridad en la residencia donde convive con otras 140 personas, la mala alimentación y las “condiciones lamentables” en las que trabaja el personal que les atiende. Hizo la denuccia ante la boca abierta de los concejales de su ayuntamiento. Existe un Karma, algo que de alguna manera nos devuelve lo que damos. Lo que ofrecemos serán semillas y otras generaciones recogerán sus frutos. También nosotros seremos herederos, seremos ancianos, habitaremos en las residencias y lo que no hicimos esperara al acecho para preparar su venganza. Nos tocaba hacerlo y pensamos que todo estaba bien. ¡ Viva la prensa libre! ¡ Vivan los periodistas que nos desamordazan los ojos!