Cantos de sirena

Leo con satisfacción la noticia publicada en el Faro el pasado día 22 sobre la próxima -y segunda- rehabilitación del edificio de la sirena de Punta Almina, aunque no es óbice para que me vengan a la memoria, al mismo tiempo, la cantidad y variedad de proyectos de empleo en que nuestras administraciones han intervenido con resultado final fallido. Este no parece el caso pero me hace reflexionar sobre ello en mi paseo diario.

A mi juicio, tanto proyecto local fracasado tiene múltiples y variadas causas que están interrelacionadas entre sí la mayoría de las veces. Así nos encontramos, por ejemplo, con la falta de convicción de las personas que intervienen en la defensa de estos, al tiempo que con cierta pereza institucional para gestionar el futuro de los mismos; en otros casos es propia inoperancia administrativa, bien del Estado o de la Ciudad, manifestada a través de la incompetencia de sus gestores sean funcionarios o políticos (sobre todo de estos últimos); la falta de empatía de los políticos con las personas y los proyectos a realizar que, inevitablemente, habrá de desembocar en desinterés y distanciamiento no es menos importante; y por último la falta de conciencia del gasto, lo que supone no dolerse del esfuerzo que se hace desde el punto de vista presupuestario, sean fondos comunitarios o propios.

Por poner algunos ejemplos de proyectos de empleo -unos inacabados, otros sin continuidad y algunos sin darle el uso comprometido- recordaré algunos conocidos que fueron noticia en su día en los medios de comunicación y que contaron con toda la publicidad que el caso merecía por las expectativas que tenían: el cultivo de mejillones (se estresaron los bivalvos y no crecían); la cría de doradas (se escaparon de las piscinas); el arreglo de dos castillos neomedievales (no se pusieron en valor y solo sirvieron para fumaderos de kifi en su entorno); la recuperación del fuerte Príncipe Alfonso (imposible tarea aunque la intención fuera su entrega al barrio para oficios tradicionales); la recuperación de paños de murallas reales (al final patrimonio nacional puesto al servicio de los hosteleros); de jardinería para personas con discapacidad (alguien debió pensar que era más rentable comprar bulbos a espuertas que contratar el servicio); de recuperación del patrimonio artístico en iglesias y mezquitas, del archivo militar y del civil (muy interesantes y necesarios pero la falta de visión de nuestros políticos impidió su mantenimiento, desarrollo y continuidad futuras… la cultura no es asunto mayor en Ceuta, parece) y un largo etcétera. Si me pongo a pensar, seguro que llego a varias decenas de proyectos entre los que se encuentran los que en nada quedaron, los que de poco sirvieron y los que fue desechada su continuidad sencillamente por pereza institucional, porque dinero hubo, seguro.

Cualquiera de los programas de empleo es un proyecto bien dotado de fondos para la formación y recuperación del bien público definido, con alumnos suficientes como para tener una población trabajadora preparada y con cierta perspectiva de futuro; eso sí, siempre y cuando las administraciones y las empresas sean capaces de cumplir en su momento los compromisos previos de licitar obras y servicios de esas áreas de ocupación. En esto nuestra Procesa tendría mucho que haber realizado, empresa municipal que pasará a la historia con más pena que gloria ¡Otra empresa municipal con mala suerte! ¿Habrá alguna que nos salga rentable?

La rehabilitación que ahora se propone para el edificio de la sirena espero que no sea otro canto de ninfas, como lo fue el de la primera rehabilitación que se presentó entonces con gran interés del Delegado del Gobierno de entonces porque fuera Forja XXI quien lo llevara a término. Aquel proyecto costó más de 300.000 Euros y el destino de uso era el mismo que ahora se propone como algo novedoso. Al final fueron incapaces de ponerlo en valor y fue ruinoso para el edificio, sus instalaciones y la confianza que deben inspirar las instituciones sobre los proyectos que promueven.

Con todos mis respetos para el proyectista -y lo digo sin ánimo polémica- justificar en la memoria del proyecto el diseño interior como un intento de “recrear esa sensación de confusión con el juego de luces y sombras” y que “la línea de actuación del proyecto se basa en sugerir, esas nieblas o confusión generadas por las condiciones climáticas, en el interior del edificio”, me suenan a cantos de sirena, nunca mejor traído. En fin, 215.000 Euros del ala que nos va a costar, lo que hace que el edificio vaya ya por más de 500.000 Euros… y sin electricidad en el lugar, porque allí de eso no hay. Así que vayan sumando.

No sé por lo tanto si taparme los oídos como le aconsejaba Circe a Ulises y ponerme a creer en la divina providencia, o asumir que puede ser otro de tantos proyectos con mala fortuna sobre un bien muy interesante para Ceuta. En cualquier caso, suerte le deseo a la Ciudad en la obra y su destino, con la esperanza de ver allí algo que merezca la pena y nos haga sentir por fin orgullo de ese enclave y su entorno, aunque hayan hecho falta dos proyectos y trece años para hacerlo realidad.

¡Ni veces que en mis paseos he llamado al 112 para denunciar el saqueo del edificio!