Cuando estamos en desacuerdo y nos atrevemos a mostrarlo, nos aventuramos a camelar, rebatir, puede que a reñir e inclusive a ceder. En cualquier caso, en ese proceso siempre habrá un objetivo común donde concentrar el punto de mira. Este punto nos da la oportunidad de que nuestro discurso sea democrático y políticamente legítimo.
Esta oportunidad, significativamente, se ha aprovechado en la competitiva reivindicación de quién fabricó la enorme mesa ovalada del Kremlin, pero permanece en la severa crisis del Partido Popular, en la arquitectura de la EU, y en el conflicto del Kremlin con Ucrania.
El Kremlin no ha aclarado la procedencia de la mesa, pero el protagonismo mediático de ese mueble de reuniones de 6 metros de largo, distanciando al presidente de Rusia con el presidente de Francia o con el Canciller de Alemania, sí que ha tenido un punto de encuentro en la disputa. Al valenciano Vicente Zaragozá le ha dado “la satisfacción de haber hecho algo importante”, y para el italiano Renato Pologna, traería buena suerte si “ellos consiguen resolver la situación”.
A ambos les diferencian sus acciones: la satisfacción de haber fabricado una mesa con madera de los Alpes extraída de árboles que crecen a la sombra; la suerte de haber hecho una mesa con madera noble de haya curada. Pero sea como fuere, a ambos les acercan y unen las posiciones de sus deseos.
Sin embargo la falta de ese acercamiento y unión es la que ha ocasionado un traumatismo de huella duradera al partido de la oposición y candidato a gobernar España. Ya que ese cuadro clínico no lo conforman solo la populista victoria electoral de Ayuso en Madrid, el cuestionamiento de las estrategias de liderazgo de Casado y su equipo, y la inútil victoria electoral en Castilla y León. Sino que también lo alimentan los diputados, barones, cuadros, y votantes (según las encuestas) que se ha tirado por la borda precipitadamente. Dejando que el partido navegue a la deriva por el escrache y los ríos verbales mediáticos.
Toda esta lesión sistémica está ahí para obtener el beneficio de articular una clara identidad y una posición ideológica centrada, pero a la vez estratégicas, frente a las afinidades, a las diferencias y a las oposiciones en la gobernabilidad de España y sus autonomías.
Porque, entre otras situaciones, Vox está no solo demandando cogobernar en Castilla y León sino que también está tejiendo el sorpasso.
Pero… en Vox se ha instalado su sintonía, estrechando lazos, con los gobiernos de Hungría y Polonia.
Lo que implica que esos lazos estén pigmentados del desafío que estos dos Estados miembros plantean a la UE al no respetar del Estado de derecho (especialmente la independencia de la justicia).
Junto con la reciente decisión del Tribunal de Justicia de la UE condicionando la concesión de fondos europeos a este respeto del derecho.
Sin duda que esa decisión es crucial para la identidad y futuro de Europa.
Ya que nos hace falta cohesión y eficiencia. Sobre todo frente a la construcción de un orden mundial basado en la paz, que es la que trae el desarrollo.
Sin embargo, Rusia ha detonado su propio conflicto creado con Ucrania, con la destrucción.
Y en ese conflicto, la UE solo ha tenido una acción diplomática secundaria. Con la paradoja de que es esa identidad de Europa la que está en el centro de esta disputa: el proceso ucraniano de libremente europeizarse.
No son fáciles de leer las intenciones del Kremlin.
Pero si está claro que en ellas está la alteración del actual orden internacional.
En esa línea, el Kremlin ha estado galanteando con afinidad e influencia con países tales como Argentina, Nicaragua, Venezuela, Cuba, Brasil, a través de sus respectivos presidentes. En estos tres primeros junto con Bolivia y Paraguay, la vacuna rusa Sputnik fue la primera en llegar.
Y, muy recientemente, Rusia y China han firmado un claro y extenso documento de “amistad sin límites” y de apoyo. Aunque a pesar de esta afinidad, ambos son ideológicamente diferentes; y adversarios en occidente, Asia central y el Ártico.
Rusia es una potencia en declive y China, como gran actor económico internacional, es una potencia mundial en aumento, interesada en la estabilidad en el mundo.
De hecho China es el socio comercial más grande de Ucrania, no reconociendo nunca la anexión, por parte de Rusia, de la región ucraniana de Crimea.
Para la paz, siempre habrá salida. Una de ellas: las ideas y las fuerzas democráticas de los ciudadanos rusos.
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