En mayo de 2019 ocurrió una de las peores tragedias de la inmigración en Ceuta. Sus protagonistas fueron un grupo de subsaharianos que confió sus vidas en la conductora de un coche patera. El final de esta historia es de sobra conocido: la causante del siniestro se fugó a Marruecos y todavía no ha pagado por su acción criminal. Los inmigrantes sufrieron varios traumatismos pero la lesión más grave fue para la única mujer de esta travesía que perdió una de sus piernas. Hoy, año y medio después, los seis varones que ocupaban ese vehículo que terminó estrellándose contra una vivienda de Arcos Quebrados han podido marchar a la Península. Son los protagonistas más especiales de la salida de este viernes formada por una veintena de residentes del CETI, todos subsaharianos a excepción de un marroquí. Hoy por fin, después de meses de lucha, de acudir al juzgado para ver qué pasaba con su situación, han podido cumplir con su sueño.
Y es que para estos seis amigos, para estas seis víctimas de la inmigración, Ceuta se había convertido en una ciudad de bloqueo. No se les dejaba salir por el mero hecho de ser víctimas y testigos de un caso paralizado judicialmente, ya que al no estar localizada ni detenida la autora del pase no se puede juzgar. Sin tener culpa, se les impedía la marcha a la Península. Así fue hasta que la semana pasada fueron citados de nuevo en el Palacio de Justicia para ratificarse en sus testimonios pudiendo agilizar los trámites para cruzar al otro lado del Estrecho. Esta vez en un barco, seguros, no introducidos en los dobles fondos de aquel vehículo que las mafias convirtieron en una auténtica maquinaria preparada exclusivamente para comerciar con personas.
Por aquel delito solo pagó una menor, hija de la conductora fugada, que cumplió internamiento en el centro de Punta Blanca tras ser condenada por el Juzgado de Menores. La principal artífice de lo que pudo ser una auténtica tragedia se escapó. Que estos jóvenes sigan con vida fue gracias a la rápida actuación de la Policía y, sobre todo, de los Bomberos que los pudieron sacar de los amasijos de hierro en que quedó convertido aquel turismo.
Del Tarajal al puerto, de los dobles fondos a ocupar un asiento en el buque de Balearia, del miedo a la esperanza... Esa es la lectura de la estampa de este viernes, de la estampa de un nuevo traslado de inmigrantes que en esta ocasión ha llevado una carga importante de justicia, porque es lo que faltaba en la vida de quienes han pagado las consecuencias de la fuga de una delincuente.
Anda que si yo fuera policía o Guardia Civil, me la iba a jugar en ninguna frontera para que nadie saltara, justicia dice...te juegas el tipo para hacer cumplir la ley, para que luego vayan a la peninsula premiados y le llamen los medios de comunicación justicia
¿Justicia?¿ mande? ¿Diga?¿ eeeeiiiiinnnn?
Encima se les premia: entrada ilegal en un país, daños contra bienes públicos o privados, riesgo para vida de personas. A cambio de esto, se legaliza su entrada sin documentación, alojamiento y comida gratis, atención sanitaria, salario de subsistencia y en un futuro, reagrupamiento familiar .esto no es un país, es un burdel.