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Club de Lectura

Según algunos entendidos, leer es posiblemente la actividad humana más íntima (bueno…, aunque a mí se me ocurre alguna más…), ya que la experiencia de leer imita de un modo muy cercano el proceso de la conciencia. A mi modesto entender, eso es cierto en cuanto que esa experiencia es muy diferente a la que se puede dar en cualquier otro tipo de arte, ya que con la lectura, el artista, en este caso el escritor, tiene acceso directo a nuestro pensamiento, dejamos que entre en la esfera privada del intelecto y que permee  constantemente nuestra conciencia. De todos es sabido que un buen libro es capaz de hurgar en los rincones más recónditos de nuestra geografía interior. De igual modo, siempre he pensado que leer, a priori,  nos hace ciudadanos un poco más sabios  y, por tanto, más libres ( aunque a ese  respecto últimamente también tengo mis dudas, pues  ciertos  textos actúan en la mente justo en el sentido inverso…).
Pues, a pesar de esa intimidad y de ese auto-impuesto retiro espiritual que todo lector requiere para poder disfrutar al máximo de su “vicio” , hay personas que constantemente tratan de convencernos de que es mejor hacerlo en grupo. Esas personas tienen algo en común: pertenecen a un CLUB DE LECTURA. Las razones por los que algunos nos dejamos convencer y nos unimos al club suelen ser muy diversas. Algunos se animan a participar para que les abra las puertas a nuevas lecturas que por sí mismos no se atreverían a afrontar,  otros por el acto social en sí y otros, entre los que me incluyo, porque anhelan largas discusiones sobre poesía en tertulias de cafés con nombres evocadores y llenos de humo (aunque hoy día eso sería imposible… por lo del humo, digo). Pero lo cierto es que sea por el motivo que fuere, una vez que uno lo prueba, repite. Además, el mecanismo es fácil: se propone un libro; se acuerda el plazo de lectura y después se discute una vez reunidos. Del mismo modo, no es necesario intervenir forzosamente en los debates; no hay que comprar el libro ( ahí me ha tocado la fibra…) y no hay que pagar nada para pertenecer al club ( en los tiempos que corren eso es música para mis oídos, …).
A nadie se le escapa que un CLUB DE LECTURA es mucho más que una estrategia formal de fomento de la lectura: además de promover la socialización cara a cara (otra actividad valiosa y en peligro de extinción en tiempos de webs, blogs, Facebook y Twitter ), en el club aunamos la experiencia de leer ,al placer de compartirlo. En las charlas se enriquece la lectura y se abre  paso a una nueva dimensión que nos ofrece la Literatura: el debate. Y con ese debate que se establece, se nos descubre uno de los elementos mágicos de la obra literaria, que no es otra  que su transformación en múltiples historias, tantas como lectores tenga, ya que cada libro al pasar por la experiencia e imaginación de un lector se convierte en una historia distinta y única. Esas opiniones del grupo es lo que enriquece nuestra propia impresión inicial sobre el libro en cuestión, y con frecuencia salimos de la reunión con una visión infinitamente más amplia y valiosa, por lo que también el club constituye en sí mismo una fuente de conocimiento.
Alguien me dijo una vez que un club de lectura es un grupo de personas que se reúnen para comentar una obra …y terminan hablando de la vida. Eso mismo ocurre en el Club de Lectura de la Biblioteca Pública de Ceuta, que tutela José Antonio y  que coordina Rosa con infinita paciencia y empeño. Allí uno llega a una sala llena de personas que te conocen, un lugar en el que no tienes que impostar nada, ni ocultar carencias y en el que es bastante frecuente que el debate sobre un libro te lleve a otro libro, a una película, a una experiencia personal o a una confidencia. Allí confluimos maestros, jubilados, médicos, amas de casa, funcionarios… y precisamente lo diferentes que somos es lo que nos enriquece.
Ya el colmo de nuestro deleite como lectores, se produce cuando acude a presentar y hablar sobre su libro el propio autor,  como ha ocurrido ya en numerosas ocasiones con Juan José Millás, Luis Landero, Eduardo Jordá, Ezequiel Teodoro, Maria Jesus Fuentes…, por citar solo algunos y  sin olvidar el ya mítico encuentro con Maria Dueñas con la que tuvimos el lujo de compartir una jornada de visita a Tetuán para hablar de su “Tiempo entre costuras”.
Parte importante de ese enriquecimiento al que antes me refería  y que aporta el Club, son también las actividades que se programan en colaboración con otros centros , como ocurrió no hace mucho con el Instituto Cervantes de Tetuán.
El próximo día 20 a las 18:00 horas en la Biblioteca Pública, compartiremos opiniones sobre el libro “Indignación” de  Philip Roth (Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2012), que a bien seguro  nos deja con hambre de leer más obras suyas, puesto que no hay que olvidar que el buen lector no busca en la lectura solamente una diversión, sino su alimento.

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