El ambiente festivo o de desamparo que se vivía en las sedes de algunos partidos políticos de la ciudad concentraba su punto intermedio en Ciudadanos. Desde que comenzó el recuento de los votos a las 20.00 horas los candidatos al Congreso y Senado se reunían en un ambiente íntimo, sin grandes festines. Ni amigos, ni familia, tan solo los compañeros de la formación. Tranquilidad, relajación y poca conversación. Smartphones en mano y constantes actualizaciones a los resultados marcaron el transcurso de la jornada en la sede del partido naranja, donde el asombro por los resultados en Ceuta, a medida que avanzaba el escrutinio, se convertía en el tema de conversación. Sorpresa, asombro y miedo, como más tarde remarcaba, ya con el 70% de los votos escrutados, la candidata al Congreso Tamara Guerrero. “Los resultados dan vértigo”, adelantaba. “No he hablado en ningún momento de la campaña de otros partidos, pero llegados a este punto no puedo omitir los resultados de Vox ni del PSOE. En Ceuta estábamos acostumbrados a que siempre viniese marcando fuerte el Partido Popular y, personalmente, estoy sorprendida”. La candidata al congreso mostraba sentirse complacida por el notable incremento de la participación, “pero al igual que estos resultados para nosotros los interpreto de forma positiva, también tienen otra cara, y dan miedo porque esto es el futuro y hay que estar muy atento para ver cómo se suceden los acontecimientos”.
Tamara Guerrero: "Los resultados dan miedo porque es el futuro y hay que ver cómo se suceden los acontecimientos”
No eran vencedores. Lo sabían. Estaban mentalizados y, precisamente por ello, el espíritu derrotista no tuvo cabida en Ciudadanos. Se seguía de la misma forma el recuento local que el nacional, donde el destacado repunte del partido de Albert Rivera a medida que sumaba más escaños era celebrado con “mucha alegría”. Ciudadanos crece en Ceuta con cerca de 600 votos más (con el 90% escrutado), lo que se traduce en un 12% de votos para el Congreso frente al 11% que obtuvieron en las de junio de 2016. Sin embargo la fuerte entrada de Vox en la primera división de la política les hace descender de la tercera a la cuarta fuerza política. Un hecho, este último, que prefirieron omitir porque, para Guerrero, la sensación general era de “satisfacción”. Habían crecido, había conseguido llegar a más votantes y, por lo tanto, se habían superado, “lo que quiere decir que la sensación que nos vibraba de estar haciendo un buen trabajo ahora se traduce en resultados”. El incremento de la participación, en opinión de Guerrero, ha sido consecuencia de “la desavenencia de estos tiempos de crispación y de desengaño que han llevado al populismo de Vox a arrasar con los votos de descontento”.