La Consejería de Medio Ambiente y Servicios Urbanos, a la que el presidente de la Ciudad de Ceuta transfirió a mediados de marzo las competencias de Sanidad Animal, prevé levantar durante los próximos días las restricciones extraordinarias implementadas en octubre con motivo de la declaración de un foco de rabia por la existencia de un caso confirmado cuyo origen nunca fue esclarecido de forma definitiva por parte de los especialistas de la administración, lo que permitirá que los propietarios de mascotas puedan volver a utilizar el parque y la playa de perros.
Además de prohibir el uso de ambos espacios, el decreto publicado en una edición extraordinaria del Boletín Oficial de la Ciudad Autónoma de Ceuta (BOCCE) estableció que todos los propietarios de animales quedaban obligados a llevarlos con correas no extensibles por la calle y a portar su documentación sanitaria, así como a evitar “interacción” con otros.
Para sacar mascotas de la ciudad autónoma ha sido preciso “probar documentalmente, mediante la correspondiente cartilla o pasaporte sanitario, que estén identificadas por microchip y correctamente vacunados”.
La actividad cinegética que supusiera la suelta o concentración de animales solamente ha podido ser realizada “si se demuestra documentalmente que tienen la suficiente titulación de anticuerpos frente a la rabia mediante documento acreditativo o pasaporte de animales de compañía”.
Por añadidura, se obligó a inmunizar a todos los perros, gatos y hurones menores de 12 meses y se ordenó que todos los animales sueltos no identificados que fuesen localizados en la vía pública se someterían a aislamiento durante seis meses.
Durante los últimos cinco meses largos transcurridos y a través del convenio firmado con el Colegio de Veterinarios se ha vacunado a 657 perros y a 1.380 gatos y se han ejecutado 854 castraciones. Además, se ha recogido a 113 canes tanto asilvestrados como con chip, en cuyo caso han sido devueltos a sus dueños.
Esto último ha sido posible gracias a un servicio que, tal y como puso de manifiesto el consejero en el debate sobre la propuesta socialista para la creación del Consejo Sectorial de Protección Animal, la Ciudad mantiene a través de su prestación directa por un lado y externalizado por otro para complementar horarios y días adjudicado a Ecoservicios.
Con todas las restricciones aplicadas se ha logrado que a partir del caso que dio origen a la declaración del último foco de rabia no se haya detectado ninguno más, por lo que las limitaciones extraordinarias impuestas podrán ser levantadas con vistas al lunes de la próxima semana, cuando se cumplirán los seis meses de vigencia de las mismas.
En cualquier caso, el Reglamento de tenencia, protección y bienestar de animales de compañía de la Ciudad, vigente desde hace siete años, establece que “la vacunación antirrábica es, en todo caso, obligatoria para todos los perros, gatos y hurones”.
La inmunización contra la rabia es obligatoria la ciudad “por la situación geográfica y al tratarse de una enfermedad de declaración obligatoria y transmisible, tanto a otros animales como a los humanos”.
Todos los perros tienen que ir sujetos por una cadena o correa y collar o arnés “que permita un control vigilancia del animal por su propietario o poseedor” y es preceptivo el uso del bozal “en los animales catalogados como potencialmente peligrosos, cuando el animal manifieste un comportamiento inseguro o agresivo, cuando haya protagonizado agresiones a personas o a otros animales o cuando las autoridades sanitarias y/o administrativas lo ordenen mediante resolución motivada”.
El territorio peninsular y las islas de España llevan libres de rabia terrestre desde el año 1978 (a excepción de casos importados desde Marruecos) desde hace casi 10 años.
La rabia es una zoonosis vírica que desencadena un proceso descrito en los mamíferos, inclusive el hombre, de carácter agudo y que afecta al sistema nervioso central, provocando la muerte si no es tratada con máxima urgencia. Entre sus hospedadores se incluyen un gran número de mamíferos. El perro es el principal implicado, aunque existen otros en función del área geográfica como el murciélago y el zorro. El hecho de que el último caso se detectase con la frontera cerrada cuando en Marruecos la enfermedad es endémica hizo creer, hipótesis nunca aclarada ni rebatida por otra oficial, que la perra infectada localizada se hubiera contagiado en la ciudad a través de algún animal salvaje como raposos o meloncillos que hubiera podido cruzar el perímetro fronterizo o salvarlo a través de las canalizaciones que para las aguas pluviales existen (con un ancho de rejas supuestamente demasiado anchas, según se ha denunciado en repetidas ocasiones). La transmisión del virus se produce, fundamentalmente, mediante la mordedura de un animal enfermo o cuando su saliva se pone en contacto íntimo con heridas frescas y abiertas. Por regla general se calcula un período de incubación de 2 a 8 semanas.
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