Del cinema al aire libre vengo, madre, de mirar una mar mentida y cierta…”, que cantaba Alberti. Del cinema al aire libre vengo también yo en este tórrido agosto, de disfrutar bajo el techo de las estrellas y la balsámica caricia de la brisa marinera una vivencia que creía extraviada para siempre en el baúl de mis más tiernos recuerdos. Cine de verano, sí. El que como tantas otras cosas perdimos en Ceuta.
Y no me refiero al de aquellas acogedoras terrazas estivales de suelo terrizo y sillas de tijera, referencia nocturna por excelencia de tiempos tan distintos y tan distantes. Ni muchísimo menos. Hablo del mismo cine, pero adaptado a la realidad de los nuevos tiempos en los que plazas de toros, parques, auditorios, espacios monumentales o las mismas playas se convierten en improvisadas salas al aire libre para los amantes del séptimo arte. Ni que decir tiene que mi reencuentro con ese cine de verano ha sido en la otra orilla, donde determinados ayuntamientos y hasta algunos particulares lo vienen haciendo posible al socaire del frescor de la noche. Admirable en ese sentido Málaga, donde bajo el programa ‘Cine Abierto 2016’ se han ofrecido 121 proyecciones gratuitas en once distritos de la capital dentro de un proyecto de difusión del cine en playas y en 21 espacios abiertos. Sevilla, del mismo modo, ofrece en su incomparable parque de María Luisa sesiones igualmente gratis. Como lo son también en playas de Algeciras, Fuengirola o Torremolinos. En otras localidades también próximas se ha recurrido a otro tipo de ubicaciones, caso de Estepona, en el ruedo de su plaza de toros, o en Benalmádena en su auditorio al aire libre. Por escenarios idóneos no habría de quedar en nuestra ciudad si la política de la consejería de turno decidiera acordarse de este tipo de actividad recreativo – cultural con la que mejorar la pobre oferta del verano ceutí. El Parque Marítimo, donde por cierto ya hubo una interesante experiencia al respecto, las propias Murallas Reales, el mismo auditorio de la Marina o, incluso, en la playa, como sucede en esas localidades costeras, aunque uno se quedaría con los otros escenarios anteriores. Hablar de cine de verano en Ceuta es retrotraernos a aquellas ‘terrazas’ que tan vivas tenemos en la memoria quienes las conocimos. Recuérdese la del Cervantes, cerrando la calle Álvarez, decorada al más puro sabor andaluz. Aunque con ese peculiar estilo la primacía se la llevaba ‘El Cortijo’, en la calle Echegaray, la de la imagen, con su profusa vegetación floreada, su pozo, sus rejas, sus macetas y hasta con un escenario que acogía concursos de cante. La inauguración del cine ‘África’, trajo consigo también la creación de sus terrazas de verano. Además de la anterior, la primera se instaló en la calle Camoens, justo en el solar que hoy ocupa el Hotel Ulises. Desalojada la misma, la empresa de Contreras abrió la de la calle General Aranda, la ‘A’, la más confortable por sus asientos y acústica y por ser la única que tenía el suelo en desnivel para facilitar la perfecta visibilidad de la pantalla. Más modesta que las anteriores fue la Terraza Apolo, en la calle Consuelo, la paralela a Beatriz de Silva, aunque siempre a rebosar en las dos sesiones que ofrecían estos cinematógrafos estivales. Del mismo modo no podemos olvidar tampoco, en Hadú, la Terraza Astoria, anexa al cine del mismo nombre, donde hoy se alza el mercado de la barriada, y la del ‘Terramar’, al lado del gran cine de aquel singular empresario del sector que fue Antonio Delgado. Sin televisión, Facebook, Twitter, consolas, ordenadores, videos, tabletas, móviles y tantos aparatos al uso con los que disponer, a golpe de click, de cualquier película cómodamente sentados en el sofá, el cine de verano fue el fascinante y gran recurso para jóvenes y mayores de varias generaciones. Resulta muy significativo que pese a todos esos adelantos el público guste y demande de nuevo aquel cine al aire libre sin renunciar, faltaría menos, a las maravillas que la técnica ha puesto a nuestro alcance. Al igual que la televisión no pudo acabar con la radio, ninguna tecnología de la imagen será capaz de hacer desaparecer el arte de los hermanos Lumière en su estado puro, el CINE con mayúsculas, el de la pantalla grande, el de toda la vida. ¿Recuperaremos en Ceuta también el cine de verano? Quede ahí la pregunta para los responsables de turno. Merecería la pena.
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