A Mohamed le sorprendió una avalancha de porteadores la madrugada del jueves de regreso a Ceuta. Quedó malherido y apenas recibió ayuda
Mohamed El Morabet es de Ceuta. Lleva más de cuatro décadas viviendo en la ciudad, concretamente en la calle Real. Sus habituales viajes al país vecino en coche se convirtieron en algo inusual últimamente dado el caos que existe en la frontera del Tarajal. Por eso hace dos días decidió ir andando y regresar de la misma manera para visitar a unos familiares. En la mañana del jueves, quedaban 15 minutos para que el reloj marcara las 9:00, Mohamed de pronto se vio atrapado en el paso fronterizo del lado marroquí entre una multitud de gente que se encontraba en la zona por donde pasan los coches entre bicicletas y personas cargadas de cosas. “Había mucha gente. Muchísima y de pronto se convirtió en una avalancha que venía hacia mí y me empujaron”.
Mohamed tuvo una caída muy aparatosa. Acabó tumbado encima de un barrote que le provocó una herida que comenzó a sangrar “a chorros” y que provocó que asustado se dirigiera a los responsables del paso para pedir auxilio. No lo recibió y eso es lo que va a denunciar ante el juzgado. “No sólo los gendarmes marroquíes hicieron oídos sordos, sino que cuando llegué por fin a la parte española tampoco me dejaban pasar”, lamenta. “Yo sangraba muchísimo, era como un grifo y estaba asustado suplicando que me dejaran paso”. Por fin ni siquiera sabe cómo, consiguió llegar al otro lado. Agradece que un vecino pidió a la policía que por favor llamaran a un ambulancia “porque me estaba desangrando”. “La verdad que yo ya sentía que me iba a desmayar y al llegar a la zona de la Guardia Civil ya ese chico pidió socorro a los efectivos. Entonces uno me preguntó si era español o marroquí, dije que español y llamaron al ambulancia pero ni siquiera me dejaron una silla para sentarme a esperarla sino que me estaba cayendo y me apoyaba donde podía”. Mohamed explica que al llegar el ambulancia los responsables de la misma ya le auxiliaron y una vez en el hospital recibió cinco puntos de sutura para cerrar la herida. “Perdí mucha sangre y me asusté, pero lo peor ha sido la reacción de las fuerzas de seguridad, la falta de humanidad y lo mal que me han tratado”, lamenta. Una vez intervenido, al hospital llegaron dos agentes de la Policía Nacional para preguntarle si la herida había sido ocasionada por accidente o por una agresión. “Yo dije la verdad, que me había caído por la avalancha y que nadie quiso herirme, pero nadie se preocupó por mí y podría haber muerto en la frontera si hubiese sido más grave, la verdad”.
Quiere que no vuelva a pasar, que no traten a nadie “tan mal como hicieron conmigo porque la falta de humanidad de los que se supone deben ayudarnos a resolver problemas ha sido tremenda”.