Esta noche acabará el año, cerraremos un tiempo en el que España se ha visto convulsionada políticamente, azotada socialmente y vapuleada económicamente.
Hablar de cifras es horrorizarse, pero si hay una cifra más ignominiosa que otras, es la que afirma que en España se realizaron 93.131 abortos voluntarios, hasta la 14ª semana de gestación, cuando ese minúsculo corazón lleva latiendo 10 semanas, de los cuales el 88% fueron en centros privados pagados con fondos públicos, el dinero de todos. Algo que demuestra con evidencia el gran negocio de la muerte y los lobbies que apoyan el aborto. Y todo esto en un contexto de crisis demográfica.
La despenalización del aborto, algo que apoyan el PP y todos los partidos de izquierda, solo beneficia a quienes hacen dinero con ello a costa del erario público.
Existen tres grandes argumentos morales y legales contra la despenalización: el primero es la cobardía humana, la despenalización del aborto es una incongruencia con el derecho a vivir que tiene todo ser humano por el solo hecho de existir. Es una cobardía desde la postura de un adulto terminar con la vida de un niño.
El segundo argumento es el derecho a la vida: ninguno de los tratados suscritos por nuestro país incluye el derecho al aborto voluntario, ni admite siquiera indirectamente que su práctica sea promovida o aconsejada. No existe en el mundo el derecho al aborto. Abortar no es ni podrá ser nunca un derecho, como tampoco lo es asesinar.
El tercero es la valoración peyorativa del embarazo: el embarazo no es una enfermedad que deba ser curada con el aborto y la afectación a la salud física y psíquica de la mujer después de abortar es algo contrastado por estudios científicos.
Frente a esos argumentos a favor de la muerte, existen cinco propuestas políticas a favor de la vida.
La primera es construir una educación integral: alfabetizar niñas y ampliar su formación escolar es tremendamente eficaz para protegerlas y evitar los embarazos precoces. El aumento en el nivel de educación tiene un impacto favorable en la reducción de la mortalidad materna, aumenta el estatus de la mujer, favorece su salud sexual y la protege de la violencia doméstica.
La segunda es apoyar a la mujer víctima de violación: Las mujeres violadas están en una situación especial y merecen un cuidado especial.
La tercera es la protección del embarazo y del parto seguro, que contemple controles prenatales y postnatales, la entrega gratuita de medicamentos y suplementos alimenticios.
La cuarta es el apoyo a la mujer embarazada en un contexto vulnerable, que contemple la educación formal, inserción social y laboral, monitoreo para el desarrollo del proyecto de vida personal; un servicio de cuidado del menor mientras la madre estudia o trabaja; y el asesoramiento para fortalecer el vínculo materno-filial y las redes de apoyo.
Y la quinta, mejorar el sistema de adopción: optimizar el proceso de adopción y mejorar las medidas de protección del menor, evitando así la entrega directa o la trata. Incluye crear campañas de difusión y sensibilización a favor de la adopción y un acompañamiento pre y post adoptivo para los adoptantes y la madre biológica.
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