Cuando se instalaron no preguntaron a nadie sobre dónde podían asentarse con sus hijos, pero tampoco molestaron. Es la pareja de cigüeñas
de Sidi Embarek, la única que está asentada en Ceuta de forma permanente y que ha escogido el minarete de la mezquita como el mejor lugar para montar su nido. Estas curiosas inquilinas son un ejemplo de buena convivencia
entre humanos y aves. Solo necesitan un poco de altura y tranquilidad para vivir. Pese a que son las únicas cigüeñas que se han asentado de manera definitiva en la ciudad autónoma, no es extraño encontrar otros nidos cerca de Ceuta. José Navarrete, experto ornitólogo y socio de la Sociedad Española de Ornitología en Ceuta, explica que esta especie es migratoria pero en algunas zonas es sedentaria “como por ejemplo aquí en el norte de África y en el sur de la Península Ibérica, en el Campo de Gibraltar, donde hay numerosos nidos”. La elección del minarete de la mezquita Sidi Embarek no es una coincidencia. Este tipo de edificaciones humanas tienen todos los requisitos para que una pareja de cigüeñas pueda desarrollar su vida y la de sus hijos con total normalidad. “Concretamente aquí cerca, en Castillejos, hay cientos de nidos que se ponen en techos de edificios, en mezquitas, en una torreta de tendido eléctrico…”, explica, agregando que la pareja ceutí “eligió esta mezquita en el año 2007”. Fue la primera vez que una pareja, al menos que sepamos, ha criado aquí”. “Lo mismo que ha elegido este sitio podría haber escogido otro esta u otra pareja. Es raro en la Península ver un pueblo o un campanario sin su nido de cigüeñas porque es un ave que está ligada al hombre y a entornos urbanos desde siempre”, detalla Navarrete. Que sean las únicas cigüeñas ‘caballas’ no significa que sean las primeras. El experto explica que hubo otra pareja en la década de los 90 que intentó asentarse en las torretas de iluminación del estadio Alfonso Murube. “Pero o no pusieron mucho empeño o los cuervos ayudaron poco, porque las cigüeñas traían los palitos para el nido y los cuervos se lo llevaron para los suyos”, recuerda.
Desarrollo y supervivencia
La pareja de cigüeñas cría polluelos cada cierto tiempo. Mientras que los ‘padres’ son sedentarios ya asentados en este punto de la ciudad autónoma, los ‘hijos’ acabarán migrando con el tiempo. A partir de los dos meses ya pueden volar y es a partir del tercer mes cuando se independizan y abandonan el hogar. Es entonces cuando realizan una ‘dispersión juvenil’ hacia la Península o hacia el norte de Marruecos y decide establecerse con sus propios medios. Con una esperanza de vida media de 30 años, se espera que las cigüeñas de Sidi Embarek puedan aguantar otros diez años más. ¿Y cómo se llevan con las pavanas? Según Navarrete, la cigüeña tiene una envergadura muy superior a la del ave icónica de Ceuta. “Es muy pequeñita a su lado, no tiene nada que hacer”. El único peligro que puede ocurrir es cuando los polluelos son muy pequeños y quedan desprotegidos por los dos adultos, algo muy poco común.
Comunidad de la mezquita
La comunidad de mezquita están más que encantados con estos inquilinos. Son una especie que no requiere prácticamente ningún cuidado y que ya forma parte del paisaje de la barriada. Abdel-Latif Limagui, secretario de la Comunidad de Sidi Embarek, opina que el minarete “se ve muy bien” con su nido y por ello “hay que cuidarlo”. Según ha observado, “ellos [las cigüeñas] llegaron en una fecha, migran de vez en cuando para Marruecos y vuelven”. Es en el país vecino donde encuentran más alimentos y un clima idóneo para su desarrollo y el de sus polluelos. En este sentido, Navarrete detalla que el único cuidado que precisan las cigüeñas es “no causarle ninguna molestia”. “Están habituadas a convivir con el hombre siempre y cuando no se les moleste, pero es una especie que siempre ha sido respetada”, comenta, alegando que el refranero español le ha dado muy buena fama a estas aves. “Antes se decía que los niños los traía la cigüeña posiblemente por su costumbre de anidar en chimeneas e iglesias”. Así, apunta que la cigüeña es un ave benefactora porque come muchos insectos y limpia el campo. Escarabajos, saltamontes, artrópodos, ranas y roedores forman parte de su dieta. “Aquí en Ceuta no se alimentan. Nosotros lo hemos visto en alguna ocasión en los embalses, pero esta pareja va a Marruecos ya que para ellos las distancias son muy cortas”. Hace un par de años se cayeron algunos palos del nido de cigüeñas, cayendo uno de los polluelos que acabó perdiendo la vida. “Por entonces, subí al minarete y vi que tenían un montón de comida”, señala Limagui, afirmando que su comunidad está “muy orgullosa” de contar con unos inquilinos como ellos.