Cien años de la Pollinica procesionan tras una amarga Semana Santa

La hermandad de la Pollinica ha dado un paso al frente hacia las calles de Ceuta en su salida extraordinaria en conmemoración de su centenario. Un evento esperado que ha quitado el amargo sabor de la Semana Santa, pasada por agua en sus primeros días. La lluvia hizo estragos y, la ilusión, fue vertida en lágrimas.

El propio Eusebio Belmonte, fiscal de la cofradía y miembro de la Junta de Gobierno, anunció la peor de las noticias en la casa de hermandad de Manzanera aquel día. Conmocionado, recordó que la Pollinica va más allá de la procesión y que, en este caso, eran prioridad las personas del cortejo y el patrimonio artístico que llevan los costaleros año tras año.

A pesar de un viento y un cielo amenazante, este sábado la meteorología, de la que tanto dependen los recorridos de las cofradías, ha dado tregua para que sus hermanos festejen los cien años de vida de la hermandad.

Las nubes han hecho hueco al sol y, tras una breve pieza, los aplausos han recibido al cortejo, del que forman parte siete hermandades de la ciudad.

Belmonte ha destacado la "gran ilusión" con la que viven este aniversario que, al fin y al cabo, "es un cumpleaños" que solo se celebra una vez. Este itinerario, de algún modo, "resarce" aquella sensación "agridulce" que dejó la suspensión del trayecto en esta Semana Santa.

Una fecha señalada para la que se han preparado con una carga importante de novedades. La más notable es el estreno de su propia marcha, Triunfante, compuesta por Alejandro Blanco, profesor y músico sevillano. Una túnica donada y diseñada por Jesús González Rubio y un obsequio de la Flagelación han adornado al paso que, con pie firme y seguro, ha procesionado por Ceuta.

A las melodías de la agrupación musical de la Amargura, que lleva unos quince años de Domingo de Ramos, se han unido las de los Muchachos de la Consolación, de Utrera.

Olor a incienso y un "vamos pa' arriba valiente" han iniciado este recorrido. Congregados en las inmediaciones de la capilla, engalanada con carteles para la ocasión, ha dibujado sus andares, de un lado a otro, el Dulce Nombre de Jesús.

El silencio solo lo han interrumpido el silencio del llamador y el murmullo al dejar atrás la capilla. "Carlos, hijo, a disfrutar", ha comentado una mujer, que, rápida se ha acercado a los respiraderos del paso de la imagen titular.

La emoción ha sido contenida. El equipo de capataces, los ojos de los costaleros, ha tenido la mirada llorosa. El paso, ágilmente, se ha adaptado a los cambios de ritmo del sonido de la agrupación musical.

Un joven ha acariciado el paso. Otro, un niño, con un costal, ha querido dar aliento a los compañeros y, en una esquina del paso, los ha acompañado como uno más. Ha sido testigo de cómo la cuadrilla ha mecido al titular de la cofradía con cariño y devoción. Voces en el interior se han removido para reunir todas sus fuerzas y llevar al Señor.

Todos los hermanos han preparado hasta el mínimo detalle para la salida extraordinaria del Dulce nombre. Una madre, cerca de su hija vestida de monaguillo, también ha ataviado a su muñeco, su juguete, con el mismo atuendo.

Los ceutíes esperaban este final de junio, coronado por la imagen titular de la Pollinica entre palmas.

"Vámonos corazón". Ha vociferado, uno de los capataces. Una crónica relevante para la historia de la hermandad y para muchos fieles que aguardaban este momento.

Ya arropado en las calles quedan a la espera de recibir, con alegría, a la virgen de la Palma el próximo mes de septiembre.