Cicatrices sin una condena

Ha pasado un año desde que fueron brutalmente agredidos en Castillejos, pero a los hermanos Youness y Rabeh no se les termina de borrar el recuerdo de aquel 23 de julio. Sobre todo a Rabeh, a quien le dejaron como recuerdo una importante lesión en una de sus manos. En breve tiene previsto marchar con su madre a un hospital de Valencia en donde quiere someterse a una operación para poder recuperar la movilidad de uno de los dos dedos que resultaron dañados en la agresión. “Con la operación me dicen que podría recuperar este dedo”, confiesa Rabeh señalando su anular. “El meñique ya no lo podré mover nunca, e intentarán quitármelo para que no me afecte al resto de la mano ya que no circula la sangre”, añade.
Rabeh se llevó la peor parte de la agresión perpetrada por cuatro individuos armados con catanas. Uno de ellos le efectuó unos cortes en la mano derecha, que le dañaron los tendones, afectando gravemente a su movilidad.
Ni las operaciones, ni los tratamientos dispensados en el Hospital Universitario han servido, por eso ahora la familia tiene puestas sus esperanzas en Valencia. Pero además de las esperanzas hace falta mucho dinero: nada menos que 20.000 euros resulta las tres operaciones que necesita Rabeh para recuperar esa movilidad. “Son dos operaciones en la mano y una en el pie, en donde también me cortaron”, añade.
Al lado de Rabeh su hermano Youness, que todavía guarda una cicatriz en el brazo causada por el corte directo de la catana. “Me hubieran dado un poco más aquí”, dice señalando la marca dejada, “y me hubieran cortado un tendón”, añade. En la cabeza, otra marca de los cortes, y en su recuerdo muchas más.
¿Y los culpables? Casi todos dando ejemplo de cómo la justicia no funciona. La Policía marroquí sólo detuvo a un hombre implicado en la agresión, que fue condenado a 7 años de cárcel y está ya cumpliendo condena en Tetuán. ¿Y el resto? Nunca fueron detenidos pero sí identificados. En aquella emboscada participaron cuatro asaltantes, que esperaron el pase de los ceutíes para atacarles. Aquel 23 de julio le tocó a los hermanos, pero hubo otros tantos atracos antes y después. Lo que más duele a las víctimas es que al otro lado de la frontera se sepa quiénes son pero no se haya actuado. Algo que se agrava con las amenazas que han sufrido por parte del entorno de los implicados que les han seguido con vehículos y amenazado.
A pesar de todo esto no hay una acción judicial y policial clara, de hecho Marruecos saldó el caso con una única detención y posterior condena, buscando así calmar los ánimos en un periodo en el que salieron a la luz varias agresiones más. Dos meses antes de Youness y Rabeh fue agredido brutalmente el vigilante de seguridad Juan José Parrado, cuando regresaba a Ceuta en su motocicleta; la misma noche de la agresión a los hermanos, lo fue un vecino del Príncipe al que también quisieron robar agrediéndole con catanas. Todos los escenarios coincidieron en el mismo entorno del Hotel Ibis.
¿Estas agresiones han pasado a la historia? Pues parece ser que no. El último fin de semana del pasado agosto un vecino de Varela fue víctima también de un intento de robo y terminó en la UCI del Hospital. En este caso regresaba a Ceuta en su moto cuando un vehículo se le cruzó en el camino, provocando su caída y graves lesiones.
No había sido un accidente sino más bien un intento de robo, ya que el cruce del vehículo se había pretendido para provocar esa caída y poder así quitarle todas sus pertenencias a la víctima. ¿Detenciones? Ninguna.