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La Asociación de Vecinos del Centro llevó hasta el Revellín uno de los clásicos del folclore español: ‘La Verbena de la Paloma’. Una función que consiguió atraer a un grueso de aficionados y apasionados a este género que tanto escasea en cartel
El ambiente del Madrid del siglo XIX invadió anoche el Teatro del Revellín con un público apasionado a las obras más clásicas y castizas de nuestro folclore y que tan en falta se echa en la programación cultural, y así lo demostró el gran índice de asistencia que rozó el lleno del teatro. La Asociación de Vecinos del Centro satisfizo el deseo de este conglomerado de ciudadanos que tanto tiempo habían esperado para disfrutar de este género. Y a pesar de que el estilo profesional no es lo que caracteriza a esta asociación, la pasión e ilusión dejaron huella en esa función de chulapas, boticarios y mantones de manila.
‘La Verbena de la Paloma’ que representaron estos vecinos del centro, supo acariciar y concentrar la verdadera esencia de esta obra maestra del folclore español. Amores, trifulcas, galanteos y fiestas populares. Es decir, el pretexto más viejo del mundo para ensamblar una comedia, que Blanca Vallejo, directora de la obra, supo ver bien y llevar a escena.
A pesar de tratarse de un grupo de aficionados, la producción que se vivió anoche estuvo dotada de una calidad envidiable. Las canciones y actuaciones llegaron bien pulidas para dotar a la función de la categoría que ostenta. Ligeras, vigorosas y entretenidas se tiñeron de ese toque de comedia que arrastró al público hasta el final. Además, para el cuerpo de baile contaron con la colaboración de las escuelas de danza de Rosa Founaud y Allegro que se llevaron los aplausos de todos los asistentes. Las bailarinas supieron captar toda la esencia del libreto para trasladarlo a las coreografías.
Esta verbena creó una noche castiza y entretenida que dejó a los aficionados con ganas de más.