Dos directores, legión de guionistas y presupuesto archimillonario han hecho falta para que veamos cabalgando a estos vaqueros otra vez, con irrenunciable y premeditado aire noventero, dando la completa sensación de no haberse marchado nunca. Esto último es buena noticia para ellos y para la película. Que haya hecho falta tantísima mano de obra para firmar una secuela de brocha gorda y a ratos (sobre todo en su último tramo) soporífera, lo es bastante menos…
Con ritmo atrompiconado, impropio de lo vertiginoso que promete la aventura, estos dos policías, tipos duros, chicos malos, dueños de unos métodos poco aprobables y poco ortodoxos, vuelven a enseñar toda la química que estos dos actores comparten en bien del show. Y esto sí que sigue funcionando casi, sólo casi, como el primer día que el tándem arrasó en la taquilla de todo el Mundo.
En esta ocasión, la trama no nos sorprenderá nada, los dos compañeros vuelven (¿por última vez? No cuela demasiado el rollo crepuscular a estas alturas) a la acción para combatir un enemigo que tiene detrás tintes de venganza, tensiones amorosas no resueltas y algún que otro tema familiar de por medio. Habrán gastado mucho ingenio para esto…
El caso es que la torpea argumental se ve en parte suplida por gracietas entre Martin Lawrence y Will Smith, y por la nostalgia parcialmente saciada de los seguidores de las dos entregas anteriores, que puede que peinen las canas que supuestamente se tapa el personaje de Smith en la película. El caso es que si partimos de una base de que en la actualidad están exprimiendo sus últimas bocanadas actorales como héroes de acción Stallone o Schwarzenegger (sí, los originales, no sus hijos o sus nietos), que exploten los protagonistas de esta aventura la bromeja de “los abueletes de la vieja escuela” se antoja un tanto excesivo y demasiado autoparódico. Vale que a Lawrence la edad le haya puesto cabeza de pera limonera, y que Will Smith supere por poco la cincuentena, pero no dan ni de lejos ninguno de los dos la apariencia de estar para la jubilación, aunque sea anticipada.
Muy en contra de la citada química entre actores, los verdaderos “chicos malos” de esta propuesta de acción y entretenimiento fácil que cumple sólo a medias y siendo generosos, son los creadores y conductores de la misma. Ellos y los dobladores de las voces al castellano, que flaco favor han hecho al producto.
Yo no les daría más bola a esta propuesta que una tarde de sábado sin nada mejor que hacer y puede que así gane enteros el rato que le dediquemos…