Chandiramani identifica 6 planes sectoriales para dar “futuro sostenible” a Ceuta

“Ceuta se encuentra en una situación límite que, no obstante, entre todos y contando con el apoyo imprescindible de quien puede y debe darlo, puede convertirse en una oportunidad para, haciendo de la necesidad virtud, resolver los referidos problemas y déficits estructurales y, al mismo tiempo, sentar las bases de un nuevo modelo económico para la ciudad más sólido, estable y seguro, que no dependa de decisiones que puedan tomarse al otro lado de la frontera”. Con esas palabras marca la consejera de Economía y Hacienda del Ejecutivo local, Kissy Chandiramani, la senda por la que debe discurrir el futuro inmediato de la ciudad en el informe ‘Ceuta y Melilla o cómo convertir una grave crisis en la mejor de las oportunidades’ que este martes se presentó en el Salón de actos del Campus Universitario.

La miembro del Gobierno local participó junto al profesor de Relaciones Internacionales de la UNED , Carlos Echeverría, en la puesta de largo del Observatorio de Ceuta y Melilla creado en el seno del Instituto de Seguridad y Cultura para “dar respuesta a la necesidad urgente de responder a los desafíos cada vez más importantes” a los que ambas ciudades deben hacer frente.

Como moderador ejerció el secretario de la UNED en Ceuta y profesor tutor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, Enrique Ávila, y por parte del Instituto también tomó la palabra su director, Alfonso Mateos.

A la cita, con una aforo limitado a 40 personas por las medidas de seguridad ligada a la pandemia del coronavirus, acudieron la delegada del Gobierno, Salvadora Mateos; el vicepresidente Tercero del Ejecutivo local, Carlos Rontomé; la diputada nacional por Ceuta, Teresa López; y representantes de otras fuerzas políticas y la patronal.

El documento, de 60 páginas, expone 23 medidas “urgentes” que a juicio de Chandiramani deben ponerse en marcha tanto por parte de la Ciudad Autónoma como del Estado para responder a “la actitud de Marruecos” y al impacto social y económico que desde mediados de marzo ha tenido la COVID-19.

Si la economía de Ceuta ha pivotado en las últimas décadas “sobre el tránsito de personas, bienes y servicios entre Marruecos y España a través de la frontera del Tarajal y sobre una fuerte presencia de las Administraciones Públicas”, la doble crisis fronteriza y sanitaria “han puesto de relieve que debe cambiarse el tejido productivo y someterse urgentemente a una reconversión empresarial”.

La consejera expuso seis planes sectoriales “a medio plazo” para lograr “un desarrollo sostenible” para Ceuta a través de la reactivación del comercio, el incremento de la presencia del sector público, la mejora de la conectividad con la Península, la implantación de proyectos de base tecnológica y digital, el fomento del Turismo y el desarrollo portuario.

Dichas estrategias deben “contribuir al desarrollo endógeno” procurando que la renta que se genere aquí “se traduzca en actividad y empleo para quienes aquí residen, trabajadores y empresas”. Para conseguirlo advirtió que será necesario llevar a cabo “tres actuaciones”.

La primera, “facilitar que los empleos desempeñados por trabajadores transfronterizos sean prestados por desempleados de la ciudad”. La segunda, “articular los mecanismos para que, de acuerdo con la ley, la contratación de obras, servicios y suministros por las Administraciones sea un factor que contribuya al mantenimiento y desarrollo del tejido empresarial local”. La tercera, “combatir eficazmente la economía sumergida y el fraude en cualquiera de sus manifestaciones”.

Para reactivar el comercio se ve básico “rebajar de manera sustancial el IPSI que soporta” para que pueda ofrecer “unos precios más competitivos”, así como “abaratar las tarifas del transporte marítimo, tanto para hacer más asequible la visita a Ceuta de potenciales compradores como para facilitar el mencionado acceso de los comerciantes y empresarios a nuevos mercados y formatos”.

La Ciudad mantiene su apuesta por exigir “infraestructuras y medios personales, materiales y tecnológicos” en el Tarajal y por “eliminar o revisar en profundidad la actual excepción al Tratado de Schengen para que todos los marroquíes que pretendan acceder a Ceuta, incluidos los residentes en la provincia de Tetuán, precisen del preceptivo visado consular” con el propósito de “tener una frontera equiparable a la del resto de las exteriores de la UE”.

Partiendo de que “para que haya más España y más Europa es necesario que se mejoren los sistemas de conectividad con la Península”, la Ciudad mantiene su apuesta por “imponer una nueva obligación de servicio público consistente en el establecimiento de una tarifa máxima en una de las rotaciones que ascienda, con tasas portuarias, a 15 euros por pasajero y a 20 por vehículo y trayecto”.

La consejera defendió que “el turismo puede llegar a ser otro de los soportes sobre el que cimentar el crecimiento económico y el tejido productivo de la ciudad” gracias a su “privilegiadas características” y que “resulta imprescindible acometer inversiones estratégicas para que el Puerto pueda seguir creciendo y convertirse en un agente estratégico en el tráfico de mercancías, avituallamiento, graneles líquidos, pasajeros y transporte de vehículos”.

Echeverría puso de relieve que “Ceuta, la frontera económica más dramática del mundo, requiere de una atención especial del Estado y de la Unión Europea que evidentemente no tiene hoy” y destacó “la ubicación geográfica como frontera terrestre de España y de la UE con el mundo árabe y africano” gran desafío.

El bloqueo marroquí desploma las importaciones un 44%

La “decisión unilateral de Marruecos” de cerrar la frontera ha propiciado una reducción de las importaciones a la ciudad del 44,3% durante los tres primeros meses de este año y el mismo periodo de 2019. Según los datos expuestos por Chandiramani, al sumar a esa deriva el ‘efecto COVID’ se ven unos datos “demoledores” con un 61% de descenso respecto al mejor año y un 45,8% sobre 2019.

“La influencia de la pandemia ha supuesto un golpe adicional, pero no tan grave si se compara con el verdadero problema derivado del cierre unilateral de la frontera por Marruecos, que ha afectado a ambos lados. No en vano”, advirtió la consejera de Hacienda, “la solución a la COVID-19 va a seguir dejando incertidumbre sobre al menos un 40,5% de las importaciones si Marruecos persiste en la impermeabilidad absoluta de la frontera”. “La intención de las autoridades marroquíes de bloquear y asfixiar económicamente a Ceuta ha quedado explicitada de manera inequívoca tanto en sus pronunciamientos como en las muchas informaciones recogidas en los medios de comunicación del país vecino y desde el verano de 2019 se intensifica hasta superar el límite de lo soportable la llegada a la ciudad de inmigrantes marroquíes, adultos y menores”, recordó Chandiramani.