Creo que la estética de la arquitectura, de la jardinería y de las calles de Ceuta tienen una íntima relación con el mar: del Mediterráneo puede ser que proceda su belleza y su orden, del Atlántico su grandiosidad y sus proporciones y de ambos suponemos que provienen su color, el equilibrio estético y la serenidad.
En relación al encanto de este lugar imaginamos que se debe a sus habitantes y a las diferentes razas y credos existentes que, con una gran armonía, han convivido y continúan cohabitando para darle “cuerpo” a la ciudad.
En cuanto a su “alma” creo que la podemos encontrar en sus rincones tan íntimos, en su paisaje tan espectacular, en su misterioso color o en su clima, esa eterna primavera como juventud renovada.
...Y si nos adentramos en las profundas simas del alma de Ceuta nos revelarán todo su contenido, porque en esos fondos inmutables está el secreto de su propio ser.
Quien quiera comprobar lo dicho sólo tiene que ir a visitar esta ciudad, pero debe caminar con los ojos bien abiertos y la sensibilidad a flor de piel.
Toda ciudad debería tener ciertos niveles de altitud geográfica que sean parecidas a las del monte Hacho o a la de Yebel Musa, para poder mirar el cielo y la tierra desde sus cumbres y, para poder reflexionar, es muy importante que existan zonas marítimas, para así poder contemplar el conjunto de su belleza y apariencia profunda, diversa y fluida.
Además, esta ciudad, tiene un “no sé qué”, tal vez sea su foso navegable o su plaza de África o su calle Real.
Qué suerte tiene Ceuta porque, además, tiene unos habitantes en los que nace el foco ardiente de su pasión por su ciudad.
Siempre que voy a este lugar de ensueño doy gracias a Dios por haber creado allí tanta belleza.
Bueno, he de reconocer que cuando hablo o escribo algo sobre mi “patria chica” es posible que, en algunas ocasiones, tienda sobre la realidad un pequeño y diáfano velo de fantasía. ¿Será porque Ceuta me regaló el idealismo de una vida llena de sentimentalidad que nunca he exteriorizado por completo?
¿Es posible que ese lugar me dejara en el alma un ensueño de un cariño infinito?
No lo sé, pero ese vivir interior se potenciará cuando se vuelva a impregnar de la trascendental magia de nuestra ciudad el año próximo, cuando me reúna en Ceuta con mis queridos amigos de un grupo de “caballas” llamado “Q”; unos compañeros del Colegio de San Agustín, del INEM de Ceuta y de la Universidad de Sevilla.
Carlos Gálvez, agosto de 2024, día de Santa María de África, patrona de Ceuta, alcaldesa perpetua y gobernadora de esta ciudad desde 1418. Esa Virgen de la Piedad de gran expresionismo de dolor que dirige su mirada hacia el cuerpo inerte de su hijo que mantiene sobre las piernas.
Carlos Gálvez
Grupo Q
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