Envío esta colaboración desde Ronda, donde me encuentro hace ya dos semanas, durante las cuales he faltado a mi cita dominical con “El Faro”, y no por desgana o vagancia, sino porque mi ordenador portátil es una fuente tan inagotable como exasperante de problemas, a los que hay que añadir la circunstancia de que el paraje en el que me encuentro no es nada propicio para las conexiones con la red informática.
Aquí se vive bien, pero echo de menos Ceuta. No puedo evitarlo, así que lo primero que hago por la mañana es conectar con los medios digitales de mi tierra para estar al día, lo que -dados los inconvenientes antes expuestos- me suele costar Dios y ayuda, pero al final, con paciencia, lo logro.
Como todo español bien nacido (pues, por desgracia, los hay de la otra clase, aunque se haya demostrado que son muchísimos menos) he visto por la tele los partidos del Mundial, sufriendo y, a la postre, disfrutando con los triunfos de la Selección nacional, culminados con el título, bien merecido, de Campeona del Mundo.
Al contemplar el multitudinario y patriótico recibimiento con el que los madrileños acogieron a los componentes del equipo de España, y al ver como entre aquel mar de banderas rojigualdas algunos de los jugadores exhibían también las de sus respectivas autonomías (Pujol y Xavi la de Cataluña, Silva la de Canarias, Villa la de Asturias), no pude menos que recordar la relevante aportación que a lo largo de su historia ha dado Ceuta a la Selección española de fútbol, una aportación que excede con mucho al peso demográfico de nuestra ciudad.
Y así, recordé al primer internacional ceutí, aquel pequeño de tamaño, pero grande como extremo,Pepe Bravo, conocido en esta tierra, desde sus inicios como futbolista, como “El Zocato”, quien, siendo jugador del Barcelona, debutó en la Selección en 1942.
O a los hermanos Lesmes, el I defensa en el Valladolid, que también fue internacional en 1954, y el II, también central en el Real Madrid, que participó en partidos de la Selección en 1955 y 1958.
¿Y qué decir de Miguel Bernardo Bianquetti, “Migueli”, ceutí de pura cepa, aunque nos saliese un poquito descastado, central del Barcelona, que allí se ganó con justicia el sobrenombre de “Tarzán Migueli”, quien participó en treinta y dos encuentros internacionales durante los años 1974 a 1980?
Aún queda el mejor, José Martínez, “Pirri”, caballa a carta cabal, medio del Madrid, que vistió cuarenta y una veces la camiseta de la Selección nacional, desde 1966 hasta 1978, logrando quince goles y llegando a ser, según creo recordar, su Capitán. En varios de esos encuentros (los disputados en el periodo de 1974 a 1978, fueron dos -Pirri y Migueli- los ceutíes titulares del equipo de España, casi el 20% de la Selección.
El triunfo máximo ha llegado cuando no hay ningún jugador ceutí en el combinado español, pero estoy seguro de que si lo hubiese habido, fuese alguno de aquellos, fuese otro cualquiera, habríamos visto ondear, con tanto orgullo como la bandera nacional, la blanquinegra de nuestra Ciudad.