Nuestros abuelos decían “voy a bajar a Ceuta” para referirse a que iban al centro de la ciudad. No había conciencia ciudadana de la diferencia “en seguridad y servicios” entre el centro y las barriadas, pero había una diferencia sustancial de los servicios públicos que disfrutaban. Esta diferencia ha ido creciendo hasta llegar a una situación extrema y nada gratificante. Sin duda, hay dos Ceuta y somos conscientes que los ciudadanos de ambas “Ceutas”, no disfrutamos de los mismos servicios.
A la Ceuta de las barriadas la podemos llamar “la bella desconocida” apropiándome de aquella campaña publicitaria que trataba de traer a unos turistas que nunca llegaron. Esta bella desconocida -las barriadas de Hadú, Juan Carlos I, Los Rosales y Príncipe- es desconocida hasta para los propios ceutíes, porque hay vecinos que no suben para nada. Le pregunte a una amiga que vive en el centro: ¿Cuánto tiempo hace que no vas a Hadú? Su respuesta fue ni me acuerdo. Háganse ustedes la pregunta.
Esa ha sido la transformación de la ciudad. Hemos pasado de aquel Morro y Hadú, a la que subían los ciudadanos a disfrutar de la feria del Morro, a comprar tejido a dar un paseo... a no subir para nada. Pero lo peor no es eso, lo peor es que ya no pasean ni los vecinos a determinadas horas y, por supuesto, es impensable pasear por Los Rosales, Juan Carlos I y Príncipe Alfonso. ¿Cuánto tiempo hace que no sube usted al Príncipe? La respuesta no sería ni me acuerdo, sería estás loco, que se me ha perdido allí.
Ese es el problema de la ciudad. Hemos convertido a la pequeña y marinera en mucho más pequeña, porque una gran parte de la ciudad es intransitable por los problemas de inseguridad, porque no hay nada atractivo que ver, ni que disfrutar. Unos barrios donde los padres no dejan que sus hijos jueguen en la calle y se los llevan a otra barriada o al centro.
“Lo he dicho en más de una ocasión, quitar el puesto de la Guardia Civil de Príncipe Alfonso ha sido la peor decisión en materia de seguridad ciudadana que se tomó en Ceuta. Un puesto con cientos de guardias civiles subiendo y bajando para trabajar y tramitar el día a día de nuestra profesión”
No hace tanto tiempo que muchos vecinos de Ceuta subían al zoco del Príncipe a comprar los domingos. No hace tanto. No hace tanto que se podía subir al Príncipe con seguridad. Yo mismo he ido a casa de amigos con la tranquilidad de que era un barrio más, con sus problemas, pero no un barrio intransitable. Pero el Príncipe ya no es lo que era, es verdad. ¿Y por qué no es lo que era?
Lo he dicho en más de una ocasión, quitar el puesto de la Guardia Civil de Príncipe Alfonso ha sido la peor decisión en materia de seguridad ciudadana que se tomó en Ceuta. Un puesto con cientos de guardias civiles subiendo y bajando para trabajar y tramitar el día a día de nuestra profesión. Unos guardias civiles que conocían a sus vecinos por el nombre, que sabían dónde vivían. Ese era aquel Príncipe Alfonso.
Los problemas de seguridad ciudadana que están sufriendo los vecinos de las barriadas de Hadú, Rosales, Pantera y Príncipe no es nada nuevo, porque llevamos años sufriendo esta pesadilla. Muertos, tiroteos, tiros para intimidar a los vecinos. Guerra de narcos por controlar territorios. Eso pasa cada cierto tiempo y se soluciona en unos meses, como ocurrirá ahora, como ya está ocurriendo. Sin embargo, el Príncipe y las barriadas limítrofes no es un edificio con goteras donde aparece el fontanero, repara la avería y se va. No, estas barriadas no necesitan la visita puntual del fontanero. Necesitan un mantenimiento permanente para que no comience a gotear y, de esta forma, impedir una avería mayor, porque no hablamos de tuberías, hablamos de niños, de familias que quieren que sus hijos vivan en un entorno saludable.