“Toda la población de Ceuta respiró en 2022 un aire perjudicial para la salud según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los nuevos límites legales propuestos por la Comisión Europea”. Esa es la contundente conclusión que alcanza Ecologistas en Acción sobre la situación en la ciudad autónoma en su informe 'La calidad del aire en el Estado español durante 2022'.
Tras finalizar las restricciones de la movilidad y la actividad económica derivadas de la lucha contra la pandemia de la enfermedad del coronavirus, el ozono troposférico, las partículas PM10 (polvo, cenizas, hollín, partículas metálicas, cemento o polen) y PM2,5 (procedentes sobre todo de fuentes de carácter antropogénico como las emisiones de los vehículos diesel) y el dióxido de nitrógeno (NO2) volvieron a afectar durante el ejercicio pasado “superando los valores recomendados”.
“El cuadro general que presenta es el de un enclave con problemas de contaminación del aire causados por las emisiones procedentes de su central termoeléctrica y su puerto marítimo, junto al continuo trasiego de vehículos a través de la frontera y el tráfico motorizado que circula por la ciudad”, diagnostica el estudio, que también destaca que “la totalidad” de la ciudad estuvo el año pasado “expuesta a niveles de contaminación por ozono que dañan la vegetación”.
Ecologistas en Acción ha analizado los datos de la única estación de control de la contaminación atmosférica perteneciente al Gobierno de Ceuta, que lleva cuatro años funcionando cerca del puerto y, por lo tanto, “muy influenciada por el transporte marítimo”, algo que hace que “los niveles de partículas PM10 y PM2,5, dióxido de nitrógeno (NO2) y ozono no resultan representativos para la ciudad al no haberse situado en los lugares donde en las campañas puntuales realizadas en 2016 por cuenta del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), entre abril y julio, se observaron las concentraciones más altas de estos contaminantes”.
La estación de Ceuta registró unos niveles “bajos” de partículas PM10, sin rebasar los tres días de superación del valor medio diario recomendado por la OMS y en el borde del valor anual, muy por debajo de los límites establecidos por la normativa.
En cambio, las más pequeñas “sí rebasaron las nuevas guías diaria y anual de la OMS”, siendo el descenso de ambos contaminantes respectivamente del 11% y el 20% respecto a 2019, en un año en que no se excedieron los nuevos umbrales de alerta establecidos en enero de 2023 por el Gobierno español para las partículas PM10 y PM2,5.
El año pasado disminuyó “significativamente” la concentración media anual de dióxido de nitrógeno (NO2), un 30% respecto a la de 2019, con un ligero repunte respecto a los años 2020 y 2021. No se produjo ninguna superación del valor límite horario legal, sobre las 18 permitidas, y con una media de 21 μg/m3 se mantuvo muy lejos del valor límite anual de 40 μg/m3 establecido en la normativa, aunque duplicó la guía anual de la OMS, superando la nueva guía diaria durante 136 días, así como el nuevo límite anual propuesto por la Comisión Europea.
El ozono troposférico, que empeora las enfermedades pulmonares, como el asma, el enfisema y la bronquitis crónica, “continuó afectando” a Ceuta. La estación local registró 96 días de superación del valor octohorario recomendado por la OMS, por encima de los 81 días con mala calidad del aire de 2019 y de los 65 días de 2020, aunque por debajo de los 112 días de 2021. Se excedió además “muy holgadamente” la nueva guía estival establecida por la OMS (60 μg/m3), mostrando “persistencia” de esta contaminación entre abril y septiembre.
Además, el año pasado “se detectó una superación puntual de la concentración media diaria de dióxido de azufre [que se origina sobre todo durante la combustión de carburantes fósiles] recomendada por la OMS, bajo la influencia de las emisiones del área portuaria”.
La ciudad no aporta información sobre los niveles de hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) y metales pesados (arsénico, cadmio, níquel y plomo), cuya evaluación es obligada, estando la concentración del cancerígeno benceno “muy lejos de los estándares legal y de la OMS”.
Ecologistas en Acción considera que “resulta elemental que el Gobierno de Ceuta se esfuerce por mejorar la medición y la información de la calidad del aire, revisando la ubicación de su única estación medidora, emplazada en las instalaciones portuarias y no en la zona urbana donde se alcanzan los niveles de contaminación más elevados a los que se pueda ver expuesta la población”.
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