“Ceuta necesita un proyecto multicultural más amplio con caras e ilusiones nuevas”

Mohamed Ali (Ceuta, 1975) no esperó a estar saliendo para ser valiente en política. Casi 20 años después de acceder por primera vez a la Asamblea, en un mes dejará todos sus cargos institucionales y orgánicos para contribuir a hacer del que salga de la refundación de Caballas a primeros de octubre un proyecto más ilusionante y con más peso político para el mejor futuro de la ciudad .

– ¿No es posible refundar el proyecto político de Caballas con usted?

– Después de las últimas elecciones, cuando sufrimos un varapalo que no puede discutir nadie, constatamos que el planteamiento original del proyecto político de Caballas no acababa de calar en la ciudadanía y que convenía, sin perder la esencia de la defensa de la multiculturalidad, la diversidad y la españolidad de Ceuta y de todos los ceutíes, que recibiera un impulso nuevo con una refundación que implica caras nuevas, otros órganos de dirección y seguramente otra estrategia política. Eso parecía que tendría que haberse hecho justo después de los comicios, pero la pandemia lo ha demorado todo. Mi ejercicio de coordinador general ha sido desde entonces provisional y transitorio. Ahora se reactiva esa idea de refundación para intentar que esa idea que creemos que es buena para Ceuta, la de un proyecto multicultural para todos y todas, pueda tener presencia e importancia en el espectro público de la ciudad.

– ¿Cuándo y cómo tendrá lugar esa refundación?

– Pensamos en principios de octubre. Depende también de las restricciones sanitarias vigentes para poder reunir a la militancia y confirmar que no me presentaré. El termómetro de las elecciones dictaminó que hemos tenido un frenazo importante y conviene una nueva dirección con otras caras y distinta estrategia. De la cita debe salir algo nuevo y diferente, más amplio, con capacidad de interpelar e ilusionar a más sectores, con las necesidades y las demandas de la gente en las prioridades de la agenda política. Sigue siendo imprescindible para el futuro de Ceuta acabar con las desigualdades sociales.

– ¿Se va del todo? ¿Seguirá en la Ejecutiva?

– Mi idea es que cuando deje la coordinación general quien me sustituya sea también la cara visible del partido ante los medios y la Asamblea. Es una decisión que corresponderá asuma la responsabilidad, pero me parece lo idóneo, dejar de ser también diputado y no continuar tampoco en la Ejecutiva. Si hablamos de refundación y de caras nuevas lo que hay que hacer es dejar que esa gente nueva participe y aporte y yo, dar un paso a un lado y ya está.

– ¿Quién le reemplazará?

– Eso lo debe o deben anunciar las personas que se postulen, no yo.

– Lleva usted casi veinte años en la Asamblea, siempre en la oposición. ¿Lo deja cansado, frustrado...?

– Un poco de todo. He conocido gente muy válida y he visto no hacer cosas por desidia o razones injustificables. Es un mal endémico de la administración. Al final son las personas, si encuentras competentes y profesionales, las cosas salen. Llegué en julio de 2003 y siempre he estado donde nos ha situado la ciudadanía con gobiernos de mayoría absoluta salvo en esta legislatura. Hemos intentado aportar lo que hemos podido y tenido vocación de apertura, acuerdos y diálogo: nada más llegar llegamos a pactos con el PDSC, con el señor Mizzian que en paz descanse; después con IU, que nos dio una dimensión nacional para llegar a otros foros; más tarde con el PSPC en Caballas, que fue un salto cualitativo…

– ¿En qué sentido?

– Ejemplarizamos claramente lo que queríamos hacer desde un principio: un proyecto político para todos con independencia de creencias, origen o cultura. En ese marco llegamos a acuerdos con Equo, Compromís, Podemos… Eso está en nuestro haber, la capacidad de llegar a acuerdos con distintas formaciones, incluso con el PP o el PSOE. También la hermandad con Coalición por Melilla, que hoy está en el gobierno de la ciudad hermana. En las cuestiones de verdad siempre hemos creído que las dos ciudades deben ir de la mano y ahí hemos contado siempre con un apoyo que agradeceré eternamente a CpM y a Mustafa Aberchan.

– ¿Qué queda del joven líder de UDCE que llegó a la Asamblea?

– Uno entra con mucha ilusión y cierta ingenuidad, no conoce las interioridades de la política, sobre todo de la administración… Llegamos con mucha fuerza para aportar cosas y yo creo que hemos incorporado la cuestión multicultural al centro del debate. Hasta UDCE eso era algo residual o exótico, pero es importante. Hemos planteado muchas cosas, pero siempre desde la minoría ante mayorías aplastantes con las que era difícil sacar cosas.

– Los riesgos para la convivencia no son nuevos. A usted le resultaba casi imposible sumar candidatos a UDCE no musulmanes...

– La lucha por quitar los clichés tradicionales y clásicos de Ceuta continúa. Eso de que si un partido es liderado por un musulmán o una musulmana es un partido automáticamente musulmán… Hay asignaturas pendientes y obstáculos por salvar, pero si hacemos un balance objetivo de nuestra actuación política verá que hemos trabajado para todos con independencia de su credo. Eso está ahí, hemos puesto el pivote del debate político en la multiculturalidad porque de ella depende el futuro estable de Ceuta.

"Mi idea es dejar la coordinación general y el escaño y no seguir en la Ejecutiva, dar un paso a un lado”

– Y de repente, Vox.

– Hace mucho tiempo que se debate sobre cómo enfrentarse a los discursos de odio de la extrema derecha. En Francia, en Alemania... Aquí no hemos dado con la tecla. Lo peligroso es la espiral de retroalimentación y yo soy autocrítico, he caído en la provocación del ‘tú más’ que alimenta la crispación y la confrontación, harta a la ciudadanía y no soluciona ningún problema, sino que polariza más. Creo que es importante plantarles cara y dejarlos en evidencia, sin argumentos, pero sobre todo tejer acuerdos entre el resto de formaciones. No quiero llamarlo cordón sanitario, para la gente debe ver que hay un espacio en el que todos cabemos y otra forma de hacer política.

– ¿El discurso del odio necesita presentarse como odiado?

– Es nocivo para todos, no solamente para aquel a quien señala, porque genera una reacción que, a su vez, produce unas consecuencias que acaban perjudicando a todo el mundo. Es importante una posición común de quienes entendemos que no caben en el ámbito político y público.

– ¿Vivas lo ha aprendido ya?

– Su posición ha sido complicada. No estaba acostumbrado a gobernar en minoría y eso creó cierto pánico para la gestión de la Ciudad. Su fatídico acuerdo ingenuo con Vox creyendo que no superaría ciertas líneas rojas fue un gran error. Hoy debo reconocer su vocación de llegar a acuerdos en los grandes temas: convivencia, inmigración, frontera… Ahí es importante buscar encuentros, es vital para Ceuta.

– Vivas dice que se va, Hernández no seguirá liderando el PSOE... ¿Cuando se abre la puerta de salida uno es más valiente?

– La política como cargo público tiene un carácter efímero, aunque en esencia forma parte de la vida. Nosotros pretendemos con esta refundación tras 20 años en la oposición que sobreviva la idea de un proyecto plural y diverso. La gente conoce nuestra trayectoria aunque hayamos cometido errores. Es el momento adecuado para corregirlos y para que la gente nueva haga resurgir la ilusión.– Usted se quitó complejos hace años. ¿Siendo menos multicultural hubiese sacado más votos?

– Nunca se sabe. El elemento étnico traducido en votos no es exacto y no es bueno para la ciudad. Si un proyecto se enfoca a una parte de la población nace fracasado, carece de vocación de servicio general y atenta contra la cohesión y la convivencia. Nunca ha sido nuestra intención. Aquí cabemos todos, podemos vivir en armonía con independencia de en qué se crea o el origen étnico.

– ¿Se arrepiente de no haber aceptado ninguna de las ofertas del PP o el PSOE?

– No. Pudimos entrar en el Gobierno, pero se lo planteamos a la gente sin estudiar siquiera la oferta y dijo que no. Con el PSOE hemos tenido varios ofrecimientos que pasaban por perder nuestra identidad, por disolvernos, pero siempre creímos que el elemento multicultural debe seguir presente en el debate político de Ceuta.

– Ahora Ali se va a dedicar a...

– Soy abogado desde 1999 y he tenido la profesión algo descuidada. Voy a intentar retomarla con fuerza, como militante de base y al servicio de Ceuta para lo que necesite. En el plano laboral quiero seguir siendo abogado y ampliar mi cartera de clientes lo que pueda.

– ¿Teme por el futuro de Ceuta?

– Ceuta tendrá el futuro que quieran los caballas. Tenemos potencial y capacidad, pero no podemos perder la referencia. Somos una ciudad española y europea en África vecina de Marruecos. Queremos que se nos respete, la soberanía es española es incuestionable, pero es bueno mantener relaciones en materia de inmigración, seguridad, comercio, turismo, comercial si se puede… Tenemos que hacer pedagogía con todos los ceutíes para ir de la mano y enfrentar el futuro o afrontaremos tiempos más complejos y difíciles todavía que los que vivimos ahora.

“Querría haber podido esclarecer ya que no cometí delito, que todo fue una patraña”

– Deja la política institucional con el juicio del ‘caso Emvicesa’ todavía sin fecha.

– Con el ‘caso Emvicesa’ me duele un poco no haber podido esclarecer los hechos en sede judicial aún como diputado. Mi intención original era dejar la Asamblea quedando claro que yo no cometí ningún delito, pero la Justicia tiene sus tiempos y la política también. Yo he perdido familiares directos a los que me hubiera gustado dar la alegría de ver que todo era falso, como mi padre. Me he enterado después de que lloró el día de mi detención y no podré demostrarle que todo fue una patraña. Lo afrontaremos cuando toque y cuando, espero, se declare mi inocencia, será un titular en los medios y poco más, ley de vida. Aunque consigamos la inocencia estando en política el escarnio público ha sido tremendo, no sólo esos días: vivimos meses horribles, sobre todo la familia... Pintadas en la puerta de mis padres, insultos comiendo con mis hijos o andando por el Monte Hacho… Vivimos unos meses horribles, sobre todo la familia. Cuando uno tiene hijos pequeños, imagínese. El partido aguantó el tirón, siempre creyó en mi inocencia y yo se lo agradezco.