“Ceuta es en sí misma un enorme “laboratorio”. Así describe Fernando Trujillo, investigador docente, el potencial que tiene la ciudad para desarrollar proyectos de indagación. El centro neurálgico donde alumbrar estas nuevas ideas no es otro que el propio Campus de la UGR.
Hay una labor que se esconde entre documentos, micrófonos, microscopios y despachos en las dos facultades. Es el estudio científico, la cara menos visible a nivel público de esta institución. Este docente junto a Juan José Ramos y Beatriz Cortina son tan solo algunos de los rostros que contribuyen con nuevos conocimientos a la sociedad. Las razones por las que Trujillo considera que Ceuta es un buen terreno sobre el que asentar análisis es por las distintas circunstancias que ocurren en ella.
Es idónea “si alguien quiere investigar sobre migraciones, sobre relaciones de lenguas en contacto o sobre procesos económicos transfronterizos”. Incide en que, personalmente, se le “ocurren” pocos entornos “mejores que la ciudad para realizar esta investigación”.
No se trata de una novedad. El Campus lleva años inmerso en estos procedimientos que aportan de forma significativa al mundillo. “El profesorado hace investigación de calidad, como lo demuestran el número de publicaciones que se logran sacar adelante”, menciona. “Se ha convertido en un pequeño referente, al menos en algunos temas centrales”, añade.
Juan José posa sonriente frente a una mesa de laboratorio. Coincide con Trujillo acerca del nivel que existe en la actualidad en la UGR. “Es muy bueno. La producción científica, los datos, hablan por sí solos. Siempre estamos entre las tres o cuatro universidades españolas”, expresa. “Tenemos suerte. Hay una gran calidad de docentes”, detalla.
Beatriz también forma parte de iniciativas y valora en positivo la situación de Ceuta en este sentido. “El equipo que hay aquí tiene las mismas opciones que el que pueda estar en otro lugar. No por estar en esta ciudad tenemos una desventaja. Todo lo contrario; tenemos espacios”, especifica.
“De hecho, hay profesionales internacionales que quieren venir a analizar y llevar a cabo partes de sus indagaciones”, indica.
Estima que el contexto que rodea a la ciudad es “una atracción de potencial”.
A pesar de la evolución en positivo que ha experimentado este terreno, aún queda por hacer.
El capital es clave para hacer realidad los proyectos. Es esta la razón por la que hacen hincapié en la necesidad de apoyar económicamente a los investigadores. “Nunca es un gasto. Es una inversión porque siempre da mayores beneficios de lo que se aporta sobre la mesa”, relata Trujillo. Es también la llave que abre la puerta hacia un estudio plenamente desarrollado en Ceuta. Comentan que, en ocasiones, ante la falta de algún equipamiento, tienen que acudir a la Península. Actualmente está en marcha la dotación de maquinaria y el año pasado fueron comprados otros dispositivos para Ciencias de la Salud. “Hay investigadores que están en el ranking de los 100 más citados. La indagación que hicieron la efectuaron fuera. Se veían obligados a desplazarse de forma continua”, asevera Juan José. “Si se dota a la ciudad de lo necesario para que se desarrolle aquí, será mucho más efectivo”, manifiesta.
El profesor también cree que, en general, en España las facultades cargan con un gran peso a la hora de efectuar indagaciones. “Desde mi punto de vista, es excesiva dado que con un mismo personal tenemos que satisfacer las necesidades docentes e investigadoras”, apostilla.
El estudio científico progresa en la ciudad y es un ámbito donde las apuestas son más que seguras. La universidad es el gran bastión para hacer florecer este progreso.
El convenio de la Ciudad para impulsar la investigación en el Campus es una promesa cumplida. Hace unos años desde la plantilla se pidió firmar este acuerdo para que, los docentes dedicados al estudio, sean incluidos en las partidas económicas de la ciudad. La UGR ya recibe contribuciones del Gobierno local, pero este paso refuerza su compromiso.
“Era una reclamación de varios años”, indica Juan José. “Todas las comunidades tienen proyectos autonómicos y en Ceuta no contábamos con ello”, detalla. “Era un convenio absolutamente necesario. No hay una sola región o ciudad autónoma que no invierta en investigación. Esto era obligatorio para el desarrollo de una población como Ceuta, que quiere apostar por el conocimiento”, especifica.
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