Sánchez Prados se dirigió al pueblo con estas palabras cuando la crisis laboral azotaba a Ceuta:
"Mi máxima preocupación, desde que fui elegido para ocupar el cargo que ostento, ha sido procurar el bienestar del humilde pueblo que ha depositado en mí su confianza. Desde el primer día de mi actuación como alcalde vengo dedicando todos mis esfuerzos en resolver, dentro de lo posible, la crisis del trabajo que existe.
Al mismo tiempo, he acudido a la búsqueda de remedios, y reconozco que por ahora son insuficientes los esfuerzos que estamos haciendo para resolver categóricamente la crisis del trabajo".
Eso fue otra guerra con la que nuestro pueblo tuvo que luchar... Ahora estamos inmersos en batallas que siembran de desolación la vida cotidiana de esta ciudad que nos abraza. El paro, la pandemia, un país vecino que cierra sus puertas, las contradicciones de este pueblo asumidas por los ceutíes como el pan nuestro de cada día.
Yo llevo a Ceuta en mis venas. Llegué de Elche hace 16 años y aquí he sembrado mi huerto. Me he rodeado de gente extraordinaria y he conocido historias mágicas de un pasado petrificado en los rincones y recovecos de las calles. Aquí soy feliz, me siento uno más arropado por mis alumnos, mis compañeros, mis amigos, por algunos vendedores de cupones con los que tomó café, por los placeros relatándome sus problemas, por las autoridades de la ciudad a veces tan cercanas y a veces tan lejanas.
Me he paseado en la inmensidad de estos amaneceres, he sentido la sal de la brisa, me he perdido en el Hacho, he andado los barrios de Hadú, Bezú, Alfau , Villajovita, Benítez, el Sarchal y el Príncipe.. Allí me suelen invitar a un té en un pequeño bar cercano a una plazoleta.
Ceuta es mi mundo.. Y los que aquí vivimos debemos concienciarnos que nuestra actitud implica un compromiso vital.
El compromiso de no coger el barco con engaños para ir a la Península, el compromiso de no estar empadronados si residimos en otras ciudades, el compromiso de cuidar nuestro entorno y denunciar con toda la fuerza y la rabia la dejación y el abandono de las autoridades en muchos barrios de la periferia, el compromiso de solicitar viviendas sociales cuando se necesitan y nada más cuando se necesitan, el compromiso de apoyar a los conductores de autobuses que han reducido la plantilla al 50 por ciento y llevan en horas puntas a pasajeros hacinados con la vista gorda de la Concejalía que debe controlar este desmán, el compromiso de la lucha contra la corrupción y el amiguismo, el compromiso de reivindicar no dilapidar los impuestos con inversiones dudosas ( farolas, vegetación del parque de Santa Catalina, suelos resbaladizos, monumentos megalómanos como el que se construye en la actualidad enfrente del Ayuntamiento).
Vivimos compartiendo la agonía de los vecinos, pero llenamos terrazas de bares, nos deshacemos de mascarillas y pasamos por alto las distancias de seguridad. Todo les pasará a los otros. Qué ironía tener que pedir cita para cualquier servicio de la administración, para entrar a los bancos, para tantas y tantas cosas cotidianas, y luego viajar en las navieras en las que no cabe ni un alma o hacer uso del trasporte público enlatados como sardinas.
Miles de personas han viajado estas vacaciones y miles han vuelto.. Yo pregunté en la Comisaría de Policía sobre mi situación:
Soy de Elche, hace 8 meses que no veo a mi madre, ¿ Puedo salir de la Ciudad? Usted estaría cometiendo un delito, me dijeron enseñándome normativas municipales y nacionales.
Ahora, escribiendo esta reflexión, traigo a la memoria aquellas pakabras de J.FK.. " Americanos, no penséis lo que América puede hacer por vosotros, pensar lo que vosotros podéis hacer por América" Cambiemos América por Ceuta y, al menos, por una vez en la vida, llevemos nuestra bandera con el patriotismo que nos hará grandes, libres y mejores.
* Carlos Antón Torregrosa es profesor de Filosofía del IES Luis de Camoens.