Ceuta... ¡presente!... en el Día de la españolidad

El pasado martes, día 12 de octubre del 2010, se ha celebrado de nuevo el día de la Hispanidad. Quizás el día más grande de nuestra nación, ya que representa el sentimiento de orgullo que todos los españoles sentimos por nuestra patria. ¡No se necesita causa explicativa final de todo ello! De nuevo todos aplaudíamos cuando nuestra bandera, roja y gualda - ¡Como se deben escribir las letras de España! -, descendía ondeando desde el cielo. Luego…, nuestras fuerzas armadas y de seguridad, defensores de la integridad española, desfilaron entre los cariñosos aplausos de respeto, admiración y solidaridad que el innumerable público, flaqueando la Castellana, les otorgaba. ¡Y Ceuta y Melilla, otra vez, no han faltado a este acto de españolidad!.
Y esto es necesario decirlo, ya que actualmente en casi todos los actos dirigidos a la exaltación de nuestros símbolos; aquellos, que dan identidad a nuestros sentimientos de pertenencia a la patria, algunos intentan que se queden en meras celebraciones formales, anodinas, grises…, casi...casi…, folklóricas. ¡Buscan, con ello, un decaimiento emocional y popular de los mismos!. Son numerosos los equívocos y complejos, que pretenden mostrar que todos ellos son simplemente sentimientos en desuso. Se propicia, de esta manera, absurdas y peligrosas disgregaciones y separaciones emocionales entre los españoles, de las distintas regiones, que damos identidad a una nación unida por iguales sentimientos. Pero, son estos los sentimientos que permiten que España sea en su diversidad, una unidad cultural y moral que nos pertenece a todos y a cada uno de sus nacionales. Sin duda, esta intención, está, nada más lejos de lo que los verdaderos españoles deseamos, ya que olvidan que, pese a quien pese, el sentido de Patria y España, son indisolubles en los corazones de nosotros: ¡Los españoles!.
Porque, España, no se puede desespañolizar a pesar de los interesados intentos de esos pocos. Es una exigencia de la España real, y que se posiciona totalmente alejada a la idea de la España pseudo/oficial que, formada por el gravísimo disparate de absurdas minorías políticas, se nos quiere imponer. Porque los españoles normales y corrientes, al margen de distinciones, ideologías y procedencia geográfica, salimos todos los días a las calles y somos nosotros quienes, verdaderamente, forjamos el verdadero valor de nuestro sentimiento de patria. Y el valor, es una virtud inherente a los hombres y mujeres que nos obliga siempre a hacer algo que consideramos bueno y necesario, no otra cosa, ya que como decía Sócrates: “Solo el bien y lo debido es lo que verdaderamente ata y sostiene todas las cosas”. Por ello el sentimiento de patria, considerado bueno y necesario, se mantiene intacto en todos nosotros.
“Patria”, desde un principio ha significado: “tierra de los padres” por eso cada persona somos parte del suelo que santificamos con esta idea: ¡El suelo se identifica con nuestra posteridad personal!. Consecuentemente, suelo y patria, son inseparables en nuestros corazones. Por ello, no podemos imaginar un castigo mas cruel que el de privarnos de nuestra patria. Y…, ya han pasado los tiempos en que el territorio, estando sujeto a decisiones unilaterales, no pertenecía a sus habitantes. Asi, y en este sentido, Erasmo de Rotterdam, ya denunciaba la existencia de esta arbitrariedad: “La democracia supone un contrato tácito entre el príncipe y sus súbditos, por lo que no se puede enajenar de ninguna manera la menor parte de sus estados. Que un status quo territorial, quedé definitivamente establecido, aceptado por todos, y que sea inviolable por siempre”. Posteriormente, sería la Revolución Francesa, la que implantaría la idea de soberanía, definiéndola como: “La voluntad de todos es el orden, la regla suprema y de esta regla general sigue aquí que la soberanía es indivisible, inalienable, y que reside esencialmente en todos los miembros”. De esta manera, y no de otra, se impidió el uso arbitrario de unos pocos sobre el territorio. Y esto es algo que nuestros actuales dirigentes y pensadores, deben saber, recordar y asumir plenamente: ya que nadie esta capacitado para dudar de ninguna parte del territorio nacional. Por esto: ¡De Ceuta y Melilla, no se debe hablar…NUNCA!
Y también, por eso, es bueno ver a al presidente de nuestra ciudad, D. Juan Vivas Lara, participar intensa y personalmente en dichos actos, ya que su persona representa a Ceuta y a todos los ceutíes, que a través de su presencia manifestamos la naturalidad de nuestro orgullo de ser españoles. Y no ha sido nuestro presidente, el único símbolo de nuestra españolidad en día tan señalado, porque…, además…, todos hemos podido disfrutar de ver como nuestros soldados, componentes de las compañía de regulares del 54 (acompañados de algunos regulares de Melilla en la banda de música) y de los legionarios del Tercio Duque de Alba, desfilaban en la castellana ante toda España. ¡El chapiri legionario y el rojo y azul de los regulares de Ceuta y Melilla desfilaban con orgullo ante su nación! No es de extrañar, por tanto, la enorme satisfacción que la representación ceutí y melillense, nos ha producido. Porque, de nuevo Ceuta y Melilla, en este día de la Fiesta nacional, han representado a nuestra patria ante todos los españoles. Y en este contexto de España/Patria, y sin tibiezas… ¡De Ceuta y Melilla se debe hablar… SIEMPRE!.