Ceuta aún no conoce qué parte va a recibir de los 40 millones que el Estado dará para atender a los
Menores Extranjeros No Acompañados, después de la reunión mantenida esta semana con representantes de las distintas comunidades autónomas.
Sí que en ese encuentro la Ciudad ha dejado clara su postura, que no es otra que defender el traslado de estos menores a Marruecos, con sus familias, para lo que urge reactivar el acuerdo de 1992 firmado entre España y el vecino país y que fue de reciente aplicación con la devolución de la práctica totalidad de los 116 subsaharianos que fueron devueltos tras el salto del pasado agosto.
“Los menores deben estar en su entorno familiar, en Marruecos que es donde mejor están. Si para ello hay que crear una red de ayuda a las familias que están en especial vulnerabilidad... esto se puede hablar, porque el interés del menor está por encima de todo”, explicó al término del Consejo de Gobierno el portavoz del Ejecutivo, Jacob Hachuel.
“No es incompatible el retorno de los menores con su bienestar”, añadió, justificando así la postura del Ejecutivo local, similar a la que también mantiene el Gobierno de Melilla. “Hay unanimidad en los expertos en que en la medida de lo posible no hay que desarraigar al menor, pero hay que estudiar cuál es su entorno”, puntualizó.
En esa línea se está trabajando al igual que en la de la actualización de los protocolos existentes en cuanto a la atención a los MENA y la detección de su edad con un mayor acierto.
En la actualidad Ceuta soportar una de las mayores cifras de inmigrantes menores de edad en relación con su tasa de habitantes. La amplia mayoría está atendida en el centro de La Esperanza, pero hay un grueso poblacional que lo rechaza, residiendo en la zona portuaria con el único objetivo de intentar llegar al otro lado de manera clandestina, escondidos en alguno de los buques que enlaza la ciudad autónoma con la península. No obstante algunos de los allí residentes dicen ser menores pero luego se descubre que no son. Esto sucedía esta semana en el puerto al precipitarse un magrebí desde los techos de la estación marítima. Cuando se le practicaron las pruebas de determinación de edad, tras su paso por el Hospital para ser examinado de las lesiones sufridas, se confirmó que no era menor.