Opinión

Ceuta, la ciudad ideal (II)

El Gobierno de la ciudad decidió en su momento que Ceuta se convirtiera también en un ejemplo de organización, destacando todo lo positivo que hay en ella. Con este objetivo, la Policía Local fue encargada de labores que solo tenían que ver con sus objetivos ciudadanos, debiendo ocuparse en primer lugar del cumplimiento estricto de las Ordenanzas Municipales. Para ello se les dotó de medios de todo tipo e instrucciones para no solo denunciar las irregularidades, sino reponer al momento las situaciones a la legalidad, paralizando en su caso los incumplimientos.

Con una normativa que fue revisada, desde el ornato público a las obras en las calles y desde la invasión de la vía pública por las terrazas hasta la circulación o los excesos de ruidos, todo fue reorganizado. Así, dejaron de verse ropas tendidas en las fachadas, edificios pintados en colores inapropiados, contratistas incluso públicos que tomaban la vía pública como propia y cortaban los pasos de peatones a su antojo, sillas y mesas ocupando zonas esenciales y con mobiliario inadecuado, dueños de perros y gatos sin controlar a sus mascotas, empresas eléctricas o de telefonía que llenaban las fachadas de cables que afeaban el paisaje. Incluso, los andamios estaban recubiertos de paredes de madera hasta el primer piso de los edificios con pinturas o publicidad para no romper el paisaje con tubos de hierro. El ciudadano volvió a ser el dueño de las aceras y los vehículos de las calzadas.

Las terrazas de bares y restaurantes, por ejemplo, están acotados según sistema y planos que figuran en los establecimientos. En ningún caso una terraza impide el paso de peatones por la acera y, con objeto de dar facilidades, a veces se permite instalar tarimas en la calzada, con objeto de respetar aceras y zonas de paso Puede decirse que las terrazas adornan las calles.Incluso los contenedores de residuos están soterrados, de forma que solo aparecen a la vista pequeños accesos a la basura con distinción de contenidos. Y es preciso hacer notar que la citada destrucción de residuos sólidos ha tenido una solución imaginativa, por cuando se construyó con financiación de la Unión Europea, una planta en la misma frontera que los recibe y los trata debidamente, con acceso también desde Marruecos, de forma que el norte del vecino país ha resuelto este problema sin coste y Ceuta también, aunque asume los gastos de mantenimiento a cambio de la electricidad que produce la planta.

El ruido, los humos y los olores son otra preocupación de los gobernantes. El ruido porque evitándolo se consigue el confort de los ciudadanos y los humos y olores porque denotan incumplimiento de las normas, a veces con salidas a la vía pública que no respetaban las mínimas normas da salubridad. Por otra parte, aseos públicos con pago reducido están a disposición de turistas y ciudadanos propios, sufragando sus gastos los ingresos también por publicidad.

Lo cierto es que el orden impera en las calles, no solo a las céntricas sino a las barriadas.

El Príncipe Alfonso, por ejemplo, se ha convertido en una zona turística donde las casas recuerda al Albaizín granadino y donde han proliferado los cafetines y restaurantes que presumen de comida andalusí, con el apoyo por cierto de la Junta de Andalucía. Un cuartel de la Guardia Civil y un puesto de la Policía Local han logrado en poco tiempo poner orden en la barriada, contando además con la colaboración de los notables y ancianos residentes que comprendieron la necesidad de dar un medio de vida a los habitantes.

No solo se legalizaron o derribaron las obras irregulares según su importancia, sino que se aprobaron ayudas a particulares para que el conjunto arquitectónico fuera acorde con el carácter del lugar. Las zonas centrales de la ciudad debieron sacrificarse porque durante unos años los presupuestos de obras fueron hacia el Príncipe y otras barriadas cercanas.

Y no fue solo esto. Se realizaron cursos impartidos por universitarios y profesionales musulmanes de Ceuta para que los jóvenes conocieran la realidad histórica y social de España, junto a las posibilidades que se abrían a los trabajadores en toda la Unión Europea. El sistema democrático y sus posibilidades prácticas fueron puestos de manifiesto en estos cursos impartidos en español y dariya. Además, se formó en esos barrios extremos a sus residentes para poner pequeños negocios, desde cafetines a restaurantes o tiendas de proximidad y desde luego se dieron facilidades y becas para los que querían seguir sus estudios, bien en la UNED o en las facultades existentes.

Otra iniciativa que aportó bienestar a las barriadas fue la adscripción de policías locales a cada zona con responsabilidad en su funcionamiento. Así se formaron agentes que, con la colaboración de las Asociaciones de Vecinos, conocían a las familias y sus problemas, de forma que podían evitar complicaciones e incluso ayudar en casos necesarios. Y a su vez, los Concejales tenían distritos concretos a su cargo, para garantizar que todo funcionara correctamente, generando una sana competencia entre distintas áreas de la ciudad.

Llama la atención que las autoridades locales han comprendido por fin que Ceuta está situada en varias colinas y, por tanto, son muy frecuentes las cuestas que se tornan peligrosas para transitar por ellas, debido también al alto porcentaje de humedad. Por ello, los pavimentos son particularmente seguros porque antes de colocarlos se habían realizado estudios de su resultado en otras ciudades.

Los medios de comunicación están siempre alertas, pero existen un servicio telefónico y a través de redes sociales para que los ciudadanos comuniquen a la Administración fallos en el funcionamiento de los servicios con lo que un bache, un conflicto callejero o una situacón irregular es reparada inmediatamente y el ciudadano comunicante recibe puntual noticia de las medidas adoptadas.

Justo es reconocer que la ciudad es muy segura. Los comerciantes y propietarios de bares o restaurantes comunican inmediatamente a un número de teléfono o por redes sociales, la presencia de personas sospechosas e inmediatamente suelen aparecer agentes de la autoridad que realizan los controles adecuados. Y los menores marroquíes o españoles están controlados a través de sus centros de enseñanza, ya que los primeros tienen actividades durante todo el día, aunque pueden salen a la calle dos horas por la tarde, si observaban buena conducta. Los menores españoles son controlados a través de sus padres o de los centros de enseñanza, pero todo había cambiado al implantar un sistema de enseñanza adecuado a Ceuta, en el que todos los alumnos de cada clase sabían perfectamente español, a veces mediante cursos previos esenciales.

El resultado es que Ceuta es la ciudad ideal para pasear por sus calles llenas de comercios de categoría, agradables terrazas y un Parque del Mediterráneo que era conocido y admirado en el resto de España. Estas instalaciones que antes se usaban sobre todo en verano, son ahora un lugar de encuentro durante todo el año. Desde un moderno balneario con SPA de agua salada en los bajos del Casino hasta un programa llamado El Parque en Invierno o El Parque en la noche, habían rentabilizado estas instalaciones. Incluso se aprovechó un viejo Estudio que recomendaba instalar el Casino de juego del citado Parque en un hotel, por lo que culminaron las negociaciones con un céntrico establecimiento hotelero para trasladar el citado Casino a sus instalaciones, asegurándole así un éxito completo.

Y citar una encantadora zona dedicada a bares de copas y especialidades culinarias sobre todo de tapas, instalada con gran éxito en la llamada Plaza Vieja, infrautilizada antes y a semejanza de los Mercados de Madrid. Se trata de un área perfectamente restaurada y de carácter peatonal con bellas y cuidadas terrazas.

Por otra parte, la presencia policial es importante, ya que la Representación de Ceuta en Madrid consiguió que se dotara a la ciudad del mismo número proporcional de Policías Nacionales y Guardias Civiles que en el resto de España, pero sin contar los destinados en la frontera y puerto, ya que estos servicios fueron considerados extraordinarios y no debían mezclarse con las competencias puramente ciudadanas.

A falta de estudiar el turismo en un próximo informe, queda claro que la ciudad de Ceuta es un espacio de calidad donde da gusto pasear y convivir.

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