RESUMEN DE LO PUBLICADO: Adolfo Estrada, periodista del diario El Globo viaja de Madrid a Málaga en el AVE para dirigirse posteriormente a Ceuta. Conoce en el vagón a un inglés llamado Stephen Sullivan (Steve) que también tiene el mismo destino y dice ser profesor en la Universidad Winston Churchill de la ciudad africana. Durante la conversación, Steve informa al español que el Dictador Primo de Rivera propuso en un discurso pronunciado en Cádiz, cambiar Ceuta por Gibraltar. Alfredo, sorprendido, pide más detalles a su interlocutor.
•Bueno, yo no soy un experto en la reciente historia de España- continuó el británico, haciendo un gesto de disculpa con ambas manos –Lo cierto es que Primo de Rivera dirigió un golpe militar siendo Capitán General, creo que de Cataluña y se hizo con el poder. En aquel año de 1923 estaba en todo su apogeo la guerra en el Protectorado de Marruecos y el Dictador prometió una solución rápida al conflicto.
•Eso me lo sé –dijo enseguida Alfredo intentando hacer una gracia que no captó su interlocutor –Primo de Rivera reorganizó el Ejército, llegó a un acuerdo con Francia, desembarcó con éxito en Alhucemas, consiguió derrotar a Abd el Krim y pacificar el norte de Marruecos. Esto le proporcionó una gran popularidad-concluyó-.
•Efectivamente, Adolfo –el inglés giñó un ojo como aprobando el discurso- Primo de Rivera terminó con la rebelión rifeña en 1927 y las tropas volvieron a casa victoriosas. Por eso, aprovechó ese momento en que España entera soñaba con disfrutar por fin de la paz, a fin de llevar a cabo su vieja idea de permutar Ceuta por Gibraltar.
El tren había tomado velocidad y las azafatas comenzaron a servir un desayuno, mientras que en la televisión iba pasando una película subtitulada. El cartel con letras verdes marcaba el número del vagón, la hora y las estaciones de origen y destino que eran Madrid-Algeciras. Adolfo estaba algo confuso en aquel tren que se deslizaba con rapidez hacia el sur y con un extranjero que casi le estaba dando una lección, para él desconocida, de la historia de España.
•Bueno, mi querido amigo –dijo Steve tomando confianza -no me entretendré más en los detalles de aquel Tratado entre España y Gran Bretaña, pero lo cierto es que, después de una campaña para concienciar a gibraltareños y ceutíes, se cambió la Roca por la ciudad africana con un período transitorio de tres años.
•¿Pero cómo se aceptó en España –Adolfo hablaba ahora casi indignado- que un Dictador cambiara territorios sin consultar a nadie?
•Eso no es completamente cierto –contestó enseguida Steve- los ceutíes pudieron elegir entre quedarse o irse y la mayoría siguió en la ciudad. Por otro lado, los gibraltareños recibieron compensaciones, seguridades y alguna amenaza, por lo que se trasladaron en masa a Ceuta. Alfonso XIII de España sancionó el acuerdo al igual que la monarquía británica y el Sultán no se opuso al cambio de soberanía sobre un territorio que, en realidad, no pertenecía de hecho a Marruecos. Solo Portugal se opuso tímidamente por razones históricas, pero la protesta no pasó de una nota por conducto diplomático.
•¿Y desde cuando es Ceuta territorio británico? –preguntó Adolfo tomando incluso nota del dato.
•Desde el 1 de agosto de 1930, una vez que pasó el período de adaptación de personas e instituciones –sentenció Steve, dando el asunto por zanjado con un gesto de sus manos.
•Quiere ello decir que desde esa fecha, Gran Bretaña tomó formalmente posesión del territorio ceutí y España unificó la Nación, al incorporar el único trozo de tierra que permanecía en manos extranjeras –Adolfo pensó que se había puesto quizás demasiado patriótico al pronunciar estas palabras.
•Mira, Adolfo, después de consumarse el trato, todo el mundo parecía estar de acuerdo –añadió Steve –Los españoles de Ceuta seguían en su tierra y conservaban la nacionalidad, adquiriendo además un status especial dentro de la Conmenwealth; los musulmanes de Ceuta, que eran pocos, recibieron bien el cambio de unos europeos por otros; los que llamáis llanitos o gibraltareños pasaban a un territorio mayor, con las mismas prerrogativas y sabiendo que, si no aceptaban, podían acabarse las ventajas de que disfrutaba la Roca. Por otra parte, España completaba la Nación y Gran Bretaña cerraba un contencioso de incierto final. Solo un pequeño número de fundamentalistas ceutíes, portugueses y gibraltareños, continuaron protestando en público y en privado o eligieron continuar en su antiguo territorio.
•¿Y el tema del idioma como se solucionó. Preguntó Adolfo intrigado.
•Bueno, lo cierto es que en Ceuta se siguió hablando español y poco a poco fue incorporando el inglés a los anteriores ceutíes. En realidad había habitantes de procedencia española y otros que llegaron desde Gibraltar, pero estos también hablaban español en su mayoría, por lo que el idioma no fue nunca un problema. Por eso se conservaron los topónimos españoles y ello simplificó mucho el cambio. Ahora prácticamente todos los habitantes de Ceuta hablamos español, inglés y muchos, el dialecto que usan los musulmanes de la zona llamado daríya.
Adolfo estaba confuso, pero satisfecho y contrariado a la vez. Cierto que su compañero de viaje le estaba facilitando datos importantes sobre Ceuta que podían ser ampliados incluso después de llegar a esta ciudad, pero también era evidente que estaba trabajando desde muy temprano, cuando lo que le apetecía realmente era dormir. Observó que su pequeña grabadora había consumido parte de la memoria. Eso quería decir que llevaba mucho tiempo conversando de Ceuta sin parar.
•Sigue, Steve –le dijo el periodista a su interlocutor animándolo a que continuara con el relato. ¿Y cómo os va una vez que han transcurrido más de 70 años?
•La vida en Ceuta es muy agradable. –contestó el inglés - Aparte de que la economía es floreciente, no existen distancias por lo que resulta absurdo usar el coche, nos conocemos todos, recibimos un trato magnífico de la metrópoli y siempre tenemos las playas de Marruecos para pasar las vacaciones o los fines de semana. Ahora, si quieres, pregúntame las dudas y te aclaro todo lo que pueda-. El inglés se retrepó en el asiento y cruzó los brazos como esperando las preguntas del periodista.
Adolfo seguía sorprendido y algo en su fuero interno le decía que las piezas no encajaban. El subconsciente parecía recordarle que no viajaba a Algeciras, sino a Málaga, que a la estación algecireña no llegaba el AVE, porque se comprobó, que Ceuta era una ciudad española y que resultaba muy extraño que una universidad llevara el nombre del expremier británico Churchill….Sin embargo, mirando a su alrededor y tocando a Steve para asegurarse que existía realmente, observó el destino a Algeciras en el cartel del vagón que daba, además, temperatura junto a la velocidad y todo coincidía. En vista de ello, se sacudió la cabeza para despejar sus pensamientos, decidiendo que era imprescindible aprovechar la ocasión. Sacó de su cartera un bloc con los picos doblados de tanto usarlo y comenzó a leer las notas que había preparado para investigar cuando llegara a su destino.
•¿De qué vive Ceuta? –comenzó preguntando como si quisiera empezar por el final.
Continuará el próximo domingo