El Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de El Jaral cumplirá veinte años en 2020 pero el Ministerio solo conserva datos de sus ocupantes desde 2008. Durante la última década, por esas instalaciones han pasado casi 20.000 personas, el equivalente a treinta veces los indocumentados que transportan el ‘Aquarius’ y los barcos que le acompañan (629) en dirección a Valencia.
Casi a mediados de 2018, un año que en sus primeros seis meses ha registrado en Ceuta una presión migratoria muy inferior a la de ejercicios precedentes, en la ciudad autónoma han entrado desde Nochevieja 607 extranjeros irregularmente, 303 argelinos, 225 de origen subsahariano y 35 de otros países.
El colectivo más numeroso dentro de las 23 presentes de los residentes actuales en el CETI es el de los nacionales de Guinea Conakry (República de Guinea, 233) por delante de Gambia (31), Costa de Marfil (27) y Camerún (24).
El país de África occidental antiguamente conocido como Guinea Francesa se ha convertido con el paso de los años, con mucha diferencia, en el que más ciudadanos ha dejado en Ceuta. Un total de 5.325 hombres y mujeres de Guinea Conakry han pasado por el CETI durante los últimos diez años, más de mil cada ejercicio desde 2015 pese a que solo fueron 7 los que llegaron a la ciudad en 2008, de cuando datan las primeras estadísticas.
Por detrás, Argelia se sitúa con 3.451 nacionales como el segundo Estado que más ciudadanos ha traído al CETI de Ceuta. Este país magrebí es, además, el único cuyo volumen de emigrados nunca ha bajado de los tres dígitos anuales en El Jaral (desde el mínimo de 114 de 2011 hasta el máximo de 654 de 2017).
Otros dos países subsaharianos, Camerún (2.250) y Mali (1.176) completan el póker de Estados que superan el millar de ciudadanos que han estado acogidos en el CETI. Roza los mil (994) Costa de Marfl, muy por delante de Gambia (522).
A continuación aparece Siria, aunque los ciudadanos de este país asiático solo fueron multitud más que centenaria en Ceuta en 2014 (232), cayendo en los años siguientes a 40, 18 y 10, respectivamente.
De la India, por ejemplo, llegaron más emigrantes en 2008 (211) que en los nueve ejercicios siguientes, apenas un centenar en total, mientras que el número de acogidos en el CETI de Marruecos ha registrado una evolución diametralmente opuesta, de no pasar de una decena entre 2008 y 2015 a llegar a 49 el año pasado.
En esta década ha pasado por El Jaral solo un ciudadano de Mozambique, otro de Jordania y uno de Bielorusia. La nómina de nacionalidades con dos acogidos es más extensa: Zambia, Saharia, Moldavia, Jamaica, Guinea Ecuatorial y Botswana. Tampoco han llegado a la decena los yemeníes, etíopes, burundeses, tanzanos, nepalíes y nacionales de Comoras y Malawi que han estado en el CETI.
Cada vez llegan a Ceuta también menos oriundos de Uganda, Pakistán, Kenia (hasta 16 en 2009 y 2010, uno o dos desde hace más de un lustro) o Somalia (de 94 a 0) y el año pasado tampoco se recibió a ningún afgano, angoleño, vietnamita o ruandés. Los emigrados desde Eritrea, que hace diez años llegaron a ser más de cuarenta, también se han convertido en excepción y algo parecido ha sucedido con los procedentes de Sudán, de 60 a cero en una década.
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